Por Geraldina Colotti
“No pasarán, no pasarán. No al paro, Sí a la constituyente”.
Mientras escribimos, son casi las siete de la mañana en Venezuela. En los
principales destinos de la metropolitana que llevan a los trabajadores viajeros
en la capital, mujeres y hombres se registran con el puño alzado, gritando el
slogan contra “el paro cívico de 48 horas” convocado por la Mesa de la Unidad
Democrática (MUD): un nuevo apelo a la huelga general. Rechazan la violencia de
la “Mud-Klusklan”.
Ahora habla el dirigente sindical Francisco Torrealba,
candidato a la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), que se votará el 30. Un
voto que las derechas quieren impedir a toda costa, fuertes por el apoyo de los
Estados Unidos, de los medios y de la “comunidad internacional”. Al paro de 48
horas, seguirán “72 horas de acciones a decidir”. Las mediaciones con la parte
más moderada de la oposición están todavía en curso. En el sitio donde nos
encontramos, la habitación de al lado estaba ocupada por el expresidente
Zapatero, que guía el grupo de los negociadores por cuenta de la UNASUR.
Pero, la embajada de los Estados Unidos en Caracas, ha
emitido un comunicado en el que aconseja a los ciudadanos residentes en
Venezuela de “tomar medidas preventivas apropiadas”, y de “procurarse agua y
comida necesaria para 72 horas”. Trump quiere usar el puño de hierro: con otras
sanciones y con el financiamiento a la subversión interna. Hasta qué punto
tiene el camino libre la CIA. El gobierno ha desplegado un gran plan preventivo,
el Plan Zamora, las Fuerzas
Armadas han reafirmado la legalidad a la Constitución y al
gobierno legítimo. “Aquí están los trabajadores: para decir a Freddy Guevara,
quien no ha trabajado nunca, para decir a la Mudkusklan que también este paro
será un fracaso” grita al micrófono Torrealba. Freddy Guevara es el
vicepresidente del Parlamento (de mayoría opositora), militante de Voluntad
Popular. En estos días ha declarado de “sentirse honrado” de dirigir “la
resistencia” (los grupos extremistas que dirigen la violencia desde hace tres
meses). “Estamos trabajando en todos los sectores, desde el transporte a las
fábricas de construcción -añade Torrealba- Conscientes de que la clase obrera
tiene un rol protagonista en la Revolución Bolivariana, votaremos el domingo
para construir la paz: La Constituyente sí va”.
En los centros mediáticos de los periodistas independientes
llegan las correspondencias de las otras fábricas, de los centros productivos
auto gestionados de los otros Estados de Venezuela: Anzoátegui, Portuguesa,
Guayana... Es sólo la mañana, pronto para hacer un balance, dentro de poco se
verá cuantas puertas lanfor se quedarán cerradas.
Durante la noche, en muchos ejercicios comerciales han
aparecido escritos amenazantes: “Si abres, sabemos dónde vives”. Los habitantes
de las zonas “siniestradas” por la violencia extremista deberán votar en los
otros centros más seguros. Aquellos del este (las zonas ricas de la capital,
epicentro de las protestas) acudirán sobre todo al Poliedro, un grande espacio
que hospeda eventos y espectáculos.
Tibisay Lucena, la Presidenta del Consejo Nacional Electoral
(CNE) ha dicho que “los centros cerrados son solamente 18 y que no podrán
hospedar otras consultas electorales”. Ayer han sido arrestados algunos
individuos que han asaltado los centros de voto. En las “guarimbas” del 2014,
las derechas han tratado de incendiar la casa de Lucena (que estaba enferma de
tumor pero continuaba a trabajar entre una quemao y otra) al grito de “arde,
bruja, arde”.
En uno de los slogans para la Constituyente, un creativo de
la escuela de Circo que se exhibe en los semáforos, hace un número de
equilibrismo con las antorchas y dice: “el fuego es arte, sirve para jugar,
sirve para la vida, no para asesinar. La Constituyente sí va”.
Afirma convencida la joven Marnellys: “Esta Revolución es
feminista, libertaria, comunitaria. Con la Constituyente profundizaremos estos
temas. Las derechas tienen la misma agenda del 2002, pero ahora tenemos más
conciencia. Un país no se construye secuestrando las personas, bloqueando
calles. Venceremos con la paz, reforzando la autogestión, las Misiones y las
Grandes Misiones”.
Nadie niega que los problemas existan: disfunciones,
burocratismos, peligros o experimentaciones no hechas. “Pero no podemos resolver
los problemas matándonos entre nosotros con una guerra civil, sólo porque
existe quien quiere meter mano a nuestros recursos”, dice David Paravisini,
candidato a la Constituyente por el sector de los pensionados. “Nuestras
diferencias, también antagónicas, debemos probar a discutirlas añade-. La
constituyente es un proceso amplio que pone en juego las propuestas de la
sociedad, no de los partidos: pero sin retroceso. Cuando ha llegado Chávez los
pensionados eran sólo 320.000, hoy somos 3'200.000. Si las derechas regresan,
como en Brasil, las pensiones y el trabajo serán los primeros objetivos a
golpear”.
Ayer hemos ido a la Feria del Libro, en curso en Caracas en
esta semana de eventos por los 450 años del nacimiento de la capital. Hemos
encontrado escritores, editores independientes como Amílcar Figueroa
(Trinchera) o Giulio Santosuosso (Galac), artistas como el pianista Leonel
Ruiz, que ha estado en gira en Italia con el concierto “Mere mere con Pan
Caliente”. “Esta es la creatividad de Venezuela” dice mostrando los puestos en
el Parque Carabobo. “Está el grupo de cineastas que protesta contra el hambre
vistiendo Prada, pero estamos también nosotros”, dice un joven rapero. Y está
también la cineasta Lilian Blazer, muy activa en las redes sociales “para
convencer a los amigos opositores” a votar por la Constituyente.
Traducción Gabriela Pereira
sgeral@mst.org.br
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