Por Michael Vázquez Montes de Oca
Las Corporaciones Transnacionales son junto con la banca
internacional y los gobiernos capitalistas desarrollados los eslabones
principales que sustentan el dominio del capital internacional.
Son también un poderoso agente de globalización. Actúan con
una estrategia para obtener los máximos beneficios: compran las materias primas
donde les resulta más barato; instalan sus fábricas en los lugares más
ventajosos de todo el mundo y venden sus productos en cualquier punto de la
Tierra. Aunque operen en varios países, su sede y sus principales directivos,
así como el origen de su estrategia y la administración en general, tienen
asiento en su país de origen sin ninguna influencia de sus filiales de
ultramar.
Su comienzo es consecuencia del proceso de ampliación de los
mercados; la primera empresa que puede ser considerada antecedente de las
actuales fue la Compañía de Moscovia, empresa inglesa fundada en Londres en
1555, dedicada al comercio entre Inglaterra y Rusia; otras fueron las Compañías
de la India que surgieron en Gran Bretaña, Holanda, Suecia, España y Dinamarca
en los siglos XVI y XVII y la banca Rothschild, que se extendió
por diversos países europeos. El germen de las actuales surgió a finales del
siglo XIX, cuando algunas decidieron construir fábricas fuera de sus países de
origen, con el fin de disminuir los costos de transporte y evitar los fuertes
aranceles establecidos a la importación y ya en el año 2010 existen más de 80
mil.
Las compañías transnacionales controlan sectores
estratégicos de la economía mundial: la energía, las telecomunicaciones, las
finanzas, la salud, la agricultura, las infraestructuras, el agua, los medios
de comunicación, las industrias del armamento y de la alimentación. Hacen negocios con los recursos naturales, los
servicios públicos, la especulación inmobiliaria y con los mercados de futuros
de energía y alimentos, las patentes sobre la vida o el acaparamiento de
tierras y la crisis capitalista ha
reforzado su papel económico y capacidad
de influencia política.
En el año 2010 había 80 mil
empresas transnacionales en todo el mundo, que intervenían en más 800
mil compañías filiales, de ellas 737
controlan a las demás; monopolizan el
valor accionarial del 80% de total de las grandes compañías del mundo y
fuentes consultadas reflejan que no más
de 30 de estas transnacionales son las que controlan la economía mundial.
El Informe sobre Desarrollo Humano de 1999 del Programa de las Naciones Unidas
para el Desarrollo (PNUD) afirma que las ventas totales de estas empresas superan
el producto interno bruto (PIB) de muchos países. El monto de ventas anuales de la General Motor
es mayor que el producto interno de Tailandia y Noruega y similar a la
producción de Dinamarca; el de la Ford
Motor y la Mitsui & Co. rebasan el PIB de Arabia Saudita, el de la
Mitsubishi supera el de Polonia, el Itochu es superior al de Sudáfrica, el
de Marubeni y Royal Ducht Shell Group
es mayor que el de Grecia y Arabia Saudita
y los de Sumitomo, Exxon,Toyota Motor y Wal-Mart Stores exceden a los de Israel,
Malasia, Colombia, Venezuela y Filipinas, así como la suma del PIB de Colombia
y Ecuador.
El Instituto de Estudios Políticos de los Estados Unidos, en
un informe de fines del año 2000, señaló que, de las 100 entidades
económicamente más poderosas del planeta, 51 son corporaciones industriales o
comerciales privadas y 49 son Estados. De las 500 empresas más grandes del
mundo, 150 son europeas (Francia y Alemania con 32, Reino Unido 27, Suiza 15,
Holanda 12, Italia 9, España 8, Bélgica y Suecia 4, Irlanda y Luxemburgo 2 y
con 1 compañía Austria, Finlandia, Dinamarca, Hungría, Luxemburgo, Noruega y
Polonia), 132 de Estados Unidos, 68 de
Japón, 23 de China y Rusia con 7.
Son las más poderosas del mundo las que dictan la política
de mundial. En el Grupo de los Siete
(G-7) se aglutina el 80% de ellas y de las 100 mayores el 96 % proviene de la Triada (Unión Europea,
Estados Unidos y Japón); el 60% de los
activos se agrupa en 35 compañías que se desempeñan en 4 actividades: automotriz, electrónica y equipos
eléctricos, petróleo y telecomunicaciones y concentran el 67% de las
exportaciones; 50 de ellas se encuentran
en trece de las nuevas economías de Asia y América Latina, como China, Malasia,
Corea del Sur, México y Venezuela.
Los primeros puestos
están ocupados por las petroleras (British Petroleum, Royal Dutch Shell, Total
Fina, Exxon Mobile), las automotrices Toyota Motors, General Motors, Ford Motors, Volkswagen y
otras tales como France Telecom, Wal-Mart yVodafone.
Existen otras 10 trasnacionales gigantes y secretas, con
ingresos superiores a los 45 mil millones de dólares, que controlan materias
primas. Radicadas en Suiza y
Holanda Vitol Group (petrolera) y Gunvor (petróleo, electricidad y carbón); en Estados Unidos Cargill (agronegocios, biocombustibles,
acero y sal; severamente criticada por deforestación, contaminación y abusos
contra los derechos humanos); Koch
Industries (refinación y transporte de petróleo, petroquímicos y papel, empresa familiar de
los ultraconservadores hermanos Koch,
que financian al Tea Party); Archer Daniels Midland (maíz, trigo, cacao,
actuación escandalosa y enjuiciada por
contaminación, se ha beneficiado
de subsidios del gobierno); Bunge (soya,
azúcar, etanol y fertilizantes, multada
por emisiones contaminantes); en Suiza Glencore (metales, minerales, productos
agrícolas y de energía; fundada Marc
Rich); Trafigura (petróleo crudo, metales; depredadora
tóxica en África; proviene de la separación de empresas de Marc Rich), Mercuria Energy Group
(petróleo y gas) y Noble Group de Hong Kong (azúcar y carbón, sólidos vínculos
con HSBC y Price Waterhouse Coopers).
Disponen de un innegable poder político al existir estrechas
relaciones entre gobernantes y
empresarios que les permite ejercer una enorme influencia sobre la
sociedad; poseen un extraordinario
ascendiente en el terreno cultural (la publicidad y las técnicas de marketing
para consolidar su poder de comunicación y persuasión), en el plano jurídico (los contratos y las
inversiones de las transnacionales se protegen mediante una tupida red de
convenios, tratados y acuerdos).
Desde que estalló la crisis
financiero global, y siguiendo la máxima de “privatizar las ganancias y
socializar las pérdidas”, se están aplicando en Europa las mismas políticas que
se llevaron a cabo en los países periféricos en las décadas de los 80 y 90:
recorte de derechos laborales,
modificación del sistema de jubilaciones a favor de los planes de pensiones privados, aumento de
los impuestos indirectos; disminución de los tributos de empresas y grandes fortunas, mercantilización
de los servicios públicos no privatizados, eliminación de la inversión pública
en educación y sanidad.
La crisis es la
excusa para avanzar con más fuerza en el desmantelamiento del Estado del
Bienestar, la privatización de los bienes comunes y la apertura de puertas al
capital transnacional para que pueda controlar más y más cuestiones que tienen
que ver con los derechos fundamentales de la ciudadanía.
comexcu@gmail.com
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