Nueva etapa de conflicto surge en el Golfo Pérsico
Entre 1980 y 1988 se
desarrollo la guerra Irán-Irak, impulsada por EE.UU. Desde la fecha, este país desplego su flota naval en todos
los países del Golfo Pérsico con los
sucesos en las guerras siguientes, invasión Irak-Kuwait, Irak-EE.UU-OTAN,
Siria, entre otras, menos en Irán, esto con la finalidad de proteger las
exportaciones de petróleo, así como dar continuidad al conflicto entre los
países de esta región para tomar control y posicionamiento sobre los grandes
reservorios hidrocarburiferos, en su mayoría pertenecientes a la “Organización
de Países Exportadores de Petróleo” (O.P.E.P) donde Arabia Saudita cumplidor de
los lineamientos norteamericanos tiene la supremacía.
Cabe destacar que la
economía mundial depende en gran medida del petróleo que transita en salida por
el “Estrecho de Ormuz” salida del “Golfo Pérsico”, 17 millones de BPD, la cual
representa el 56% de la producción del cartel petrolero, así como miles de
millones de metros cúbicos de gas que surten a Europa.
El conflicto surge luego de la visita de Donald Trump a
Arabia Saudita en inicios de este mes, donde participaron representantes del
lobby petrolero, grupos de poder ligados a la industria armamentista, así como
representantes de organismos castrenses de los países de la región. Las decisiones de esta reunión no
tardaron en ejecutarse; los gobiernos de Arabia Saudita como principal agresor,
Egipto, Emiratos Árabes Unidos, libia, Yemen, Malvidias y Bahréin rompieron
relaciones diplomáticas con Qatar acusándolo de financiamiento al terrorismo
cuando el propósito de la sanción es por el acercamiento a Irán.
Hay que tomar en cuenta lo siguiente, en dicha reunión se
plantea la creación de una OTAN árabe, Estados Unidos posee la mayor base
militar de la región en Qatar, Irán
controla el “Estrecho de Ormuz” por su extensión geográfica, entrando en un nuevo ciclo de aislamiento con
esta disputa, e Israel preparado para atacar. La diplomacia debe prevalecer,
los ojos del mundo esperan que así sea, en agosto del 2008 el presidente iraní,
Mahmud Ahmadineyad advirtió de un posible ataque por parte de Estados Unidos e
Israel la cual expreso lo siguiente”…quieren
hacerlo, pero conocen nuestro poder. Saben que llevaríamos a cabo una
respuesta muy decisiva”
Este panorama apunta
a una sola vertiente; un nuevo conflicto que puede pasar de diplomático a una
confrontación bélica en la región,
pugnada por una posible invasión de Arabia Saudita sobre la capital
Doha; esto sumado a la situación de
Yemen en el “Estrecho de Bad-El-Mandeb” la salida del petróleo que
proviene de la otra costa arábiga y países
africanos, inexorable es la perturbación en el transito de petróleo y en
consecuencia un cambio drástico en la
fluctuación de los precios al alza. Se podría pensar en un barril que oscile
entre los 65 y 70 dólares para mediados del mes de octubre.
Esta realidad con relación a Venezuela, pudiera dar un
cambio a su al panorama actual; genera una obligada restructuración en la
aplicación y continuidad de la “Guerra no convencional” aplicada y dirigida por
el mismo lobby internacional y la
oposición venezolana, siendo el factor determinante el tiempo (obligados a
acelerar el plan). Con el incremento del
precio petróleo, el nuevo sistema cambiario “Dicom”, las 2.5 millones de
hectáreas en siembra, la efectividad en los “Comité Locales de Abastecimiento y
Producción” (CLAP) dan para el inicio del 4to trimestre (septiembre-octubre)
una ventana para contrarrestar los efectos de dichas intenciones. En este orden
de idea EE.UU. debe asegurar un suministro de petróleo más cercano y confiable
mientras no se cristaliza el escenario de conflicto planteado para el Medio
Oriente, la invasión a Qatar por parte de Arabia Saudita y el conflicto EE.UU.
e Israel con Irán.
Venezuela, se encuentra amenazada y es notable el cumplimientos plenos al objetivo intervención
extranjera o guerra civil por parte de la oposición, obligados siempre a asegurar la operatividad
de las refinerías así como de la “Faja
Petrolífera del Orinoco” para la cobertura de
la cuota norteamericana. Desde el
“Decreto de Obama” el proceso de aislamiento internacional económico,
político y financiero, la fractura del “Mercado Común del Sur” (MERCOSUR), la pugna de la OEA por la intervención, el tratado de cooperación OTAN-Colombia, el
actual entrenamiento militar en la triple frontera Colombia-Perú-Brasil y en le
Mar Caribe, el desarme y desmovilización de la FARC, el anuncio de la salida del territorio nacional de las norteamericanas General Motor, Firestom y
Colgate-Palmolive que tienen representantes en la escena donde se plantea y
toma deserciones en materia militar-intervencionista (el senado
norteamericano).
La constante búsqueda de la aprobación internacional
solicitando la “ayuda humanitaria” por parte de la oposición venezolana y ONG,
el envío por parte de Colombia de 800 mercenarios de guerra a Irak, estos
perciben un salario en dólares y el Gobierno iraki cancela a Colombia por esos
artículos de guerra para un tiempo establecido en el contrato, siendo
posible el mecanismo usado contra
Venezuela como se hizo en Libia por la frontera con Egipto y se realizo en
Siria con relación a la frontera turca,
entre otros.
Todos estos factores dan una aproximación a los posibles
escenarios que pudieran surgir producto de la dinámica que gira en torno al
petróleo, donde Venezuela cumple un rol
determinante en el equilibrio geopolítico y geoeconómico mundial; la
realidad es que siempre lo ha cumplido, solo que dio un
cambio desde 1999 en su rol geoestratégico fundamentado en este recurso, en
consecuencia, el conflicto transitorio
que lo embarga en la actualidad y por la cual se debe estar alerta.
carlosellis1@gmail.com
Twitter: carlosellisc
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