Por Néstor García Iturbe
Es casi seguro que ustedes recordarán el “Proyecto
Manhattan”, llevado a cabo por el gobierno de Estados Unidos dentro del mayor secreto, pues involucraba la
fabricación de armas atómicas que se utilizarían contra Japón.
Para trabajar en el “Proyecto Manhattan” se seleccionaron un
grupo de científicos cuyos conocimientos
debían asegurar la fabricación de las armas atómicas y además con un grado de
confiabilidad que asegurara no fuera conocimiento del enemigo lo que se estaba
haciendo ni los procedimientos e ingredientes para lograrlo.
El “Proyecto Manhattan “culminó con éxito, las bombas
cayeron sobre Hiroshima y Nagasaki, pero no se logró el grado de discreción
deseado y con el tiempo se conocieron los detalles de todo lo que implicaba el
proyecto.
Ahora se ha organizado una Operación que también lleva el
nombre de Manhattan, considero que seleccionaron ese nombre porque va dirigida
contra alguien que ha vivido en ese barrio de la ciudad de Nueva York y además
ejecutan la operación personas que trabajan en el mencionado barrio.
Los ejecutores de la “Operación Manhattan” aspiran a que la
misma tenga repercusión en todos los estados de la nación y especialmente en
Washington, D.C. objetivo contra el cual están tirando las bombas que
diariamente fabrican.
Al igual que sucedió con el “Proyecto Manhattan” uno de los
participantes en la mencionada Operación traslado a este órgano de prensa
detalles de la misma. Esa persona pidió no ser identificada, pues se encuentra
dentro del personal que ejecuta la Operación y está segura que de conocerse su
identidad se llevarán a cabo represalias contra la misma.
La sede principal de la “Operación Manhattan” se encuentra
en el periódico New York Times. Esta es una operación que desarrolla la dirección
de dicho periódico con el propósito de dañar la imagen pública del presidente
Donald Trump y el personal que trabaja en su administración. El objetivo final
que se busca es que Trump no continúe en
la Casa Blanca, de ser posible después de someterlo a un proceso de
“impeachment” fundamentado principalmente en
los rumores y noticias falsas que ha divulgado el propio New York Times.
En la conspiración, además de la Dirección del periódico, se
encuentran políticos que ocupan altos cargos en el partido Demócrata, algunos
del partido Republicano y sobre todo un grupo de millonarios que consideran la
política trazada por Trump perjudica sus intereses económicos dentro del país y
en el exterior.
Se ha seleccionado un
grupo de periodistas que son los encargados de divulgar las noticias falsas,
los rumores, envenenar las noticias ciertas y publicar “leaks” que en algunos
casos también son falsos. No se quiere dar tregua a la administración Trump y
es por eso que diariamente debe publicarse algo que perjudique la misma.
Algunos de los
periodistas seleccionados para trabajar en esta Operación son, Matthew
Rosemberg, que se encarga de noticias relacionadas con Rusia, en su equipo
también se encuentran Maggie Haberman y Matt Apuzzo.
El equipo designado para trabajar contra la política de
Trump en el Medio Oriente cuenta entre sus miembros a Peter Baker y Michael D. Sears. Eventualmente utilizan
también a Ben Hubbard y Thomas Erdbrik.
Se creó un equipo para los temas relacionados con la
política interna, en el mismo entre otros trabajan Jonathan Martin, Alissa J.
Rubin, Jeremy W. Peters y Robert Pear.
Según la fuente otros periodistas han trabajado con los
antes mencionados, pero los mismos están ajenos a la conspiración y consideran
que lo que realizan es un trabajo periodístico normal, como cualquier otro
Cuando preguntamos si esta conspiración involucraba a otros
periódicos y órganos de prensa estadounidenses, la fuente dijo no tener
seguridad de esto, pero por el enfoque de algunas noticias en otros órganos de
prensa podía pensarse que esto existe.
La fuente relato que en su caso, un artículo que escribió
sobre uno de los proyectos de Trump, donde inclusive criticaba el mismo, se
publicó con un enfoque totalmente distinto al que él le dio y lo que señalaba como
una política equivocada, se publicó como si fuera un grave error que merecía
ser sancionado por considerarse una violación de la Constitución.
sarahnes@cubarte.cult.cu
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