Por Felipe Marcano
Para nadie, en el mundo entero, es un secreto el apoyo
incondicional del gobierno estadounidense a la oposición venezolana, planes y
más planes se imponen con el desarrollo de acciones anticonstitucionales para
el derrocamiento del gobierno bolivariano. El fin último en esa dualidad
imperio oposición es la toma del poder político nacional, sometimiento a
políticas neoliberales y entrega absoluta de la soberanía, la independencia y
los recursos naturales. Con esos objetivos es imperativo el derrocamiento del
gobierno y el desmantelamiento de la institucionalidad republicana, la derogación
de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. En ese esquema no
puede ni deben existir diálogos fraternos que nos lleven a toda la nación
venezolana a un clima de paz y estabilidad política, social y economía. ¡La
guerra, destrucción y muerte es sin duda la mejor opción imperial en el
desmantelamiento del estado, de la sociedad venezolana! Eso lo sabe y lo
practica la oposición en Venezuela.
En su prédica anti bolivariana, anti republicana, anti
constitucional, apátrida, la dirigencia opositora ha convencido a buena parte
de la sociedad que el problema económico es el modelo socialista, de equidad y
justicia, el socialismo bolivariano del siglo XXI, para ellos el capitalismo
neoliberal es el único modelo posible, desde luego; a través de él se
entregaran nuestras riquezas al conglomerado industrial militar económico de
los Estados Unidos, su mentor y titiritero, máximo exponente del capitalismo
salvaje, del neoliberalismo. En su práctica no puede ni debe existir modelo
alterno alguno. El dialogo entre venezolanos conduce a la estabilidad política,
la paz social y mucho más allá, a la estabilidad económica.
La estabilidad económica, derivada de los diálogos políticos
y la paz social, representa, sin equívocos, recuperación económica de la Nación
sin intervención ni auxilios del FMI o BM ni políticas neoliberales. Esta
recuperación económica nacional al amparo y control de un gobierno socialista,
de un Estado Nación soberano e independiente significa prosperidad. Significa
una alternativa posible a la imposición del modelo neoliberal, una alterativa
peligrosa para quienes adversan al socialismo como sistema político, social y
económico.
El dilema de la dirigencia opositora está entre la paz y
prosperidad bajo la concepción social, política y económica de igualdad y
equidad derivada de diálogos y acuerdos políticos fraternos o la guerra,
imposición a sangre y fuego imperial de un modelo neoliberal del que ya,
nosotros los venezolanos, los latinoamericanos conocemos sus nefastas
consecuencias. En otras palabras; para la oposición venezolana, ¡la toma del
poder político está supeditada a gobernar sobre las ruinas de un estado
colonial anexo en lugar de un Estado Nación Soberano e Independiente bajo los
principios establecidos en la Constitución Bolivariana! Su problema existencial
es; ¿quién será el señalado por el dedo imperial para gobernar la tierra
devastada? ¡Henry, Capriles, Borges, Corina, Leo, Chuo, o Mendoza?¿Quién?
felmar138@gmail.com
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