La Constitución paraguaya establece que el período
presidencial sea de cinco años sin posibilidad de reelección. Frente a este
impedimento legal, algunos sectores oficialistas y opositores impulsaron una
enmienda para permitir la reelección, algo que habilitaría las candidaturas del
actual mandatario Horacio Cartes y del expresidente Fernando Lugo. Días atrás,
en medio de un caldeado escenario interno y luego de las señales de
“preocupación” emitidas por el Vaticano y Washington, Cartes rechazó postularse
para los comicios del próximo año. Sin embargo, el reverso de la moneda es que
la enmienda sigue en pie y se espera que sea tratada por el Parlamento en los
próximos días.
Quién es el entrevistado: abogado y sociólogo, experto en relaciones
internacionales, exiliado en México como consecuencia de la dictadura
stronista, embajador en la ONU a comienzos del 2000 y canciller de Fernando
Lugo hasta el golpe parlamentario de junio del 2012, Jorge Lara Castro analiza
el convulsionado momento político que vive Paraguay en este diálogo con Nodal.
¿Qué análisis hace de la decisión del presidente Cartes de
renunciar a la reelección y cómo cree que se reconfigurará la situación
política en Paraguay?
El proyecto de reelección de Cartes buscaba legitimar el
estado de excepción en el que se encuentra el país. El Estado paraguayo es un
Estado aparente porque garantiza una estructura oligárquica en donde menos del
3 por ciento controla el 85 por ciento de la tierra. La política de Cartes
profundizó y profundiza este proceso de absoluta concentración del poder
económico y de exclusión social. Su gobierno estimuló un nivel de
transnacionalización y extranjerización de la economía, sobre todo con el
avance de la soja, que supera todo límite. Esta serie de decisiones
socio-económicas de Cartes vienen a profundizar la crisis política. Si uno hace
un balance del modelo político paraguayo, después de 27 años desde que se
inicia la transición democrática, se puede apreciar que sólo existió un
recambio político en la élite del Partido Colorado, se mantuvo el modelo de
democracia representativa-liberal pero no se modificó, e incluso se agravó, la
estructura social tan desigual que sufre el país. La cuestión de la crisis
política como consecuencia de la enmienda es un detonante de estos problemas
estructurales.
¿Qué peso tuvo la presión internacional que recibió Cartes
para dar marcha atrás con su intención?
Aparecieron dos factores internacionales que, en este caso,
confluyeron en el mismo sentido. Uno: el Vaticano. Cuando el Papa Francisco
expresa señales de preocupación por la situación política y social eso influye
para bien sin dudas. El Papa no solamente es un Papa latinoamericano y
argentino, sino que conoce mucho la realidad paraguaya y está muy identificado
con el Paraguay. Es más y esto es contra fáctico: creo que si hubiera estado el
Papa Francisco no se consumaba el golpe contra Lugo. Francisco tuvo y tiene
contacto con las raíces profundas del pueblo paraguayo y sobre todo ha
destacado el valor de las mujeres paraguayas por el rol que tuvieron en la
recuperación del país después de la Guerra de la Triple Alianza que vino a
interrumpir un proyecto de construcción soberano e independiente. Por el otro
lado, aparece la embajada norteamericana que emite un comunicado en el que pide
se respete el proceso constitucional. Eso se concreta con una llamada al
dialogo promovida por la Iglesia Católica y por eso Cartes anuncia su dimisión
en una carta al Arzobispo de Asunción. El problema es que Cartes no escucha las
señales diplomáticas hasta que, finalmente, decide bajarse y envia la carta
cuando el secretario de Estado Adjunto de Estados Unidos para Asuntos del
Hemisferio Occidental, Francisco Palmieri, se presenta en persona.
¿Por qué cree que la enmienda generó protestas y rechazos de
una parte importante de la sociedad paraguaya?
Hay una percepción de inestabilidad política en la sociedad
porque esta discusión sobre la enmienda lleva siete meses, si bien explotó en
las últimas semanas. Existe también la percepción en diversos sectores sociales
de que se está violando la Constitución. La enmienda que promueven Cartes y
Lugo, a través de sus representaciones parlamentarias, plantea la inclusión de
la reelección pero en nuestra Constitución no está contemplada esta posibilidad.
Frente a este problema jurídico-político, yo estoy en la línea de los que creen
que la enmienda por la reelección es anticonstitucional. La única vía formal
para incorporar la figura de la reelección es a través de una reforma de la
Constitución tal como lo dice el artículo 289 de nuestra Carta Magna. Por eso,
el mecanismo que promueve Cartes es inconstitucional. Aunque por razones
diferentes, Lugo y Cartes coinciden en el objetivo de volver a presentarse. En
el fondo lo que vivimos es una crisis del sistema político bipartidista. La
gente que se manifiesta, como sucedió recientemente en el incendio y los
incidentes en el Congreso, es auto convocada en su mayoría.
¿Cómo se explica que el bipartidismo esté en crisis pero
colorados y liberales sigan siendo los dos principales partidos de poder?
El Partido Colorado, con un breve paréntesis, gobierna el
país desde 1941. En el 2008 se quiebra esa larga hegemonía histórica y aparece
Fernando Lugo como un outsider, portador de una resistencia anti-dictatorial y
galvanizador de una gran esperanza de cambio social. Pero, apenas nuestro
gobierno empezó a iniciar algunas reformas, al día siguiente empezó la
conspiración contra nosotros y se nos tiraron encima. Desde el Congreso, los
dos partidos políticos nos hicieron la vida imposible hasta que nos tumbaron.
En ese momento Federico Franco (vicepresidente de Lugo –del Partido Liberal
Radical Auténtico- que asumió una vez consumada la destitución) le preparó el
terreno a Horacio Cartes que a partir de ahí concentró cada vez más el poder.
Antes de toda esta operación, Cartes nunca había sido afiliado del Partido
Colorado ni participado en ninguna elección. Se sirvió del Partido Colorado
para ser presidente. Él compró al Partido Colorado.
¿Y por qué el surgimiento de un ala disidente entre los
Colorados?
Hay una división porque Cartes empezó a gobernar con su
grupo empresarial, los mal llamados tecnócratas. Hay un poder formal que es el
Estado y hay un poder paralelo que es el de Cartes y su entorno.
¿Cómo queda posicionado Fernando Lugo en esta coyuntura?
La Constitución nuestra también prevé que cuando el jefe del
Estado pasa a ser expresidente se convierte automáticamente en senador
vitalicio como un acto honorífico. El expresidente pasa a ser entonces un
senador vitalicio, no electo. En el caso de Lugo esto no sucedió. Él se
presentó como candidato a Senador porque correctamente tuvo en cuenta que su
período presidencial fue interrumpido. En esta lógica, Lugo planteó que podría
ser candidato a presidente y no estaría limitado constitucionalmente porque lo
echaron del Ejecutivo antes de completar su mandato. Él impulsaba con criterio
ese argumento -que debe juzgar la Corte que es difícil se expida a su favor-.
Por eso, resultó un error inexplicable que Lugo acuerde con Cartes cuando sus
condiciones eran y son totalmente diferentes: Lugo puede recurrir a la Corte
Suprema de Justicia para que lo habilite como candidato a presidente a diferencia
de Cartes que constitucionalmente no puede ser reelecto. Inexplicablemente,
Lugo se sumó a este proyecto de reelección de Cartes en contra de lo que dice
la propia Constitución. Y termina pegado a Cartes, al senador Blas Llano (que
fue uno de los partícipes del golpe parlamentario contra nuestro gobierno). En
fin, con aquellos que lideraron su destitución. Antes de esta crisis política,
Fernando Lugo tenía un alto porcentaje de apoyo a su candidatura. Para una
inmensa mayoría era una persona confiable, porque la sociedad fue descubriendo
y valorando las políticas sociales que promovió nuestro gobierno. No sé qué va
a pasar ahora con su candidatura pero sí se puede percibir la bronca de varios
sectores.
¿Qué opina de la cobertura de los medios de comunicación
paraguayos en todo este tema?
Los medios de comunicación son medios concentrados también
aquí y juegan de acuerdo a sus intereses. El señor Horacio Cartes empezó a
comprar todos los medios, radios, televisión, el periódico La Nación. Esto
genera un conflicto soterrado entre el gobierno actual y los medios principales
(principalmente ABC Color y Última Hora) que se pararon muy críticamente
respecto de la enmienda. Igualmente, la bronca social es entendible porque hay
una acumulación de frustraciones frente a una democracia formal-representativa
que no da respuestas a la necesidad de las mayorías. Y esa bronca acumulada
emergió el día en el que se iba a tratar la enmienda cuando es la gente
auto-convocada, no los partidos políticos, sino la gente, espontáneamente, la
que se congrega en la plaza. Y esto termina con el incendio del Congreso que es
una expresión del rechazo a un Poder Legislativo que no representa a la
sociedad.
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