Por Dr. Nestor García
Iturbe
No es un secreto que Barack Obama está haciendo todo lo
posible porque Hillary Clinton sea seleccionada presidente de Estados
Unidos. Esa sería la única fórmula
posible para que el ciudadano estadounidense no verifique el pésimo criterio
que tiene sobre su administración, las promesas incumplidas y el inestable
estado en que se encuentra la economía, lo cual muchos de ellos sufren,
aproximadamente 41 millones.
Las promesas de Hillary van todas encaminadas a sacar el
país del desastroso estado en que lo ha puesto Obama. Dice que disminuirá el
desempleo, que mejorará la situación económica de la población, que controlará
el arma para que no continúen los asesinatos en las calles, que buscará la
fórmula de que la policía no continúe matando negros, que tratará de resolver
el problema migratorio y otras promesas más.
¿Ella está criticando a Obama, que no ha podido resolver
esos asuntos?, o está haciendo promesas que está segura no cumplirá, pues están
en contra de los intereses de la clase dominante.
Cómo si todas esas críticas de Hillary sobre lo que Obama no
ha hecho fuera poco, ahora el Premio Nobel de la Paz enfrentan tres dolores de
cabeza que acabarán de ponerlo en evidencia ante el pueblo estadounidense.
El Senado no acaba de aprobar la ley de corto plazo que
permitirá continuar funcionando a su administración y todo el gobierno. En la
acción de no aprobar la ley se han unido
demócratas y republicanos, que han obtenido una votación de 45-55. Si el problema no se arregla, el sábado 29 de
septiembre el gobierno cierra por falta de dinero.
Esta ley, además de comprometer el funcionamiento del
gobierno, también incluye fondos para la ayuda de las víctimas de las
inundaciones en Luisiana, Maryland y West Virginia. Si el gobernó cierra, quedaran
automáticamente sin empleo cerca de 400,000 personas, precisamente un mes antes
de las elecciones, que sumados a los damnificados que no recibirán ayuda, se
convierten en una importante fuerza electoral que Hillary tendrá trabajo de
convencer para que voten por ella.
El otro dolor de cabeza también se encuentra radicado en el
Congreso y se refiere a una ley que permitiría a los ciudadanos
estadounidenses, cuyos familiares murieron debido a los sucesos de 11 de
septiembre en Nueva York, demandar a los países que contribuyeron a que se
realizaran dichas acciones, entre los cuales ahora aparece Arabia Saudita, un
viejo aliado estadounidense, cuyas reservas de dólares y propiedades en Estados
Unidos están por el orden de billones de dólares.
Se plantea existen pruebas documentales que Arabia Saudita
contribuyó financieramente con un grupo denominado Wahhabism, una rama del
Islamismo Sunita, asociada con Al Qaeda, el Estado Islámico y otros grupos
extremistas. Obama está luchando con
todas sus fuerzas para que la Ley no se apruebe. Si no se aprueba, ¿Por quién
votar a los que no podrán hacer las demandas y cobrar millones de dólares?
El tercer dolor de
cabeza está relacionado con Afganistán, donde por Obama haber enviado más
tropas que las planificadas, ahora es
necesario que pida fondos adicionarles para sufragar los gastos de las mismas.
En el mes de agosto, Obama anunció que a los 5,500 hombres
que estaban peleando en Afganistán se habían agregado otros y que la cifra
total de combatientes era ahora de 8,448, sin embargo, no realizó los trámites
correspondientes para que pudieran pagarse los gastos y salarios de las fuerzas
adicionales, lo que ahora reclama el Representante Joe Wilson de Carolina del
Sur, lo cual casi de inmediato al envío de las tropas, los republicanos en el
Congreso reclamaron se hiciera.
Se ha planteado que él no solicitar los fondos es una
actitud irresponsable relacionada con el enfrentamiento al Estado Islámico que
pone en riesgo a las familias estadounidenses.
Cómo se pone de
manifiesto, ahora Hillary tiene tres cosas más que criticarle a Obama y
prometer ella arreglará, si es que recibe el apoyo de la mayoría de los que se
presenten a votar, que históricamente es más o menos el cincuenta por ciento de
los que pudieran hacerlo.
El grupo de los que no votan, está convencido de que el
nuevo presidente, llámese como se llame, no hará nada por ellos.
sarahnes@cubarte.cult.cu
http://www.barometrointernacional.com.ve
0 comentarios:
Publicar un comentario