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miércoles, 27 de marzo de 2019

México el rescate de la identidad por la educación


Por Víctor Manuel Barceló R.:

La aprobación por unanimidad en la Cámara de Senadores, del proyecto de “Guardia Nacional” –que llevó a intensas negociaciones al interior del recinto camaral y a posiciones de la sociedad civil organizada, con críticas varias, marca un hito en los últimos años y en especial en las semanas que lleva de acción concreta el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador.

La democracia mexicana tiene momentos de quiebre importantes. Por un lado, la pérdida del poder por el partido que gobernó más de ocho décadas –con variantes positivas, intensas –ya reseñadas- que mediante crecimientos del PIB superiores al 6%, crea en buena medida al México actual y, graves, negativas, entreguistas, en las postrimerías de esa época-, que tira el crecimiento del país a menos del 2%, entregando el control de la economía a grupos antinacionales y extranjeros.



Tal privación del poder político ocurre en la elección presidencial del año 2000. El país entró en un momento de gran expectación, por el triunfo de la oposición, que pronto se diluyó ante la incapacidad del gobierno de la alternancia –de derecha cantada- para dar respuestas a los múltiples requerimientos de la sociedad, en su conjunto y de los grupos más vulnerables en lo particular.

Los avances del capital sobre los derechos de los trabajadores se fortalecen, la economía tiene crecimientos magros y la política internacional sufre reveses en la relación con varios países del Planeta, en particular con naciones latinoamericanas y caribeñas progresistas. Para muestra está documentado el sonado caso del trato abrupto al presidente de Cuba, Fidel Castro, paradigmática carencia de tacto político y cortesía debida hacia un dignatario extranjero. Para los anales de la diplomacia es un “crimen de lesa diplomacia”. Dicha actitud burda, renegaba la línea de “dignidad y decoro seguida por México en su trato hacia la Mayor de las Antillas”. Ver:http://www.escambray.cu/2017/por-meterse-con-fidel/

El fiasco popular fue mayor cuando en el proceso electoral del 2006, se juega con el voto ciudadano y se arrebata burdamente el triunfo a Andrés Manuel López Obrador. Quien toma el control de la nación –“haiga sido como ahiga sido- es un hombre gris, sin grandes vuelos, pero ansioso de pasar a la historia, aunque para ello tenga que inventar la más atroz y sanguinaria guerra contra el narcotráfico, que terminó su sexenio con más de 104,000 muertos, sumando los desaparecidos más de 14,000, de acuerdo a cifras del Sistema Nacional de Seguridad Pública. Ver:https://www.chicagotribune.com/hoy/ct-hoy-8766718-la-guerra-contra-el-narco-en-mexico-costosa-cara-y-mortal-story.html

Esta situación se repite con gran fuerza en el 2012, cuando llega al poder otro representante de la oligarquía –en esta ocasión priista, miembro del grupo Atlacomulco- que hunde al país aún más, en la más grave “guerra” inventada por su antecesor. El tema desaparece del discurso presidencial, pero los hechos marcan un rumbo: las operaciones militares se mantuvieron con la misma intensidad. En 2016, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) contabiliza 265,000 operaciones y la Marina 37,000; por su parte el gasto en seguridad llega a 248,000 millones de pesos en 2015 y 2016. La guerra contra el narco costó 1.8 billones de pesos al Estado mexicano, sin más resultados visibles que el incremento de personas desaparecidas y muertas.

Los homicidios también crecen. Llevaban casi 70,000 hasta el 2016, para un acumulado de 174,000 en la década, según el SNSP. Otros análisis llevan esta cifra a más de 200,000. (INEGI entre 2007 y 2016). Desaparecidos superan 29,000. Observadores internacionales, afirman que durante el período, fueron práctica común: ejecuciones masivas, abusos de poder, tortura (provocada por criminales, pero también por agentes del Estado), desaparición forzada, ataques a defensores de derechos humanos y asesinato de periodistas.

El gobierno federal presume la detención de 33 de los 37 capos de la droga que, en 2009, la PGR ubicó como los más buscados. Pero investigadores especializados (Eduardo Guerrero (Lantia Consultores) y Luis Astorga (UNAM)) advierten que los cárteles siguen operando y proliferando. Un elemento que muestra tal situación es el del mercado de la droga, aumentando y ensanchando el consumo doméstico en general, máxime entre los más jóvenes. Entre 2008 y 2011, se pasó de 3.9 millones a 5.7 millones de consumidores de drogas ilegales en México (según versión de la Encuesta Nacional de Adicciones) y, en 2014, 1.7 millones de jóvenes de secundaria y bachillerato, consumieron alguna droga.
 
En esos casi 30 años de acciones alocadas, los partidos políticos pierden identidad. Muchos abandonamos filas en aquellos que ahora se rigen por la búsqueda del dinero fácil, sin importarles la pérdida de confianza de sus seguidores, poniendo en la representación de muchos de ellos a personajes ligados con la brutal corrupción galopante que atosiga a la nación, incluso en contubernio con grupos delincuenciales de toda índole. Al no haber precisiones ideológicas -en casi todos los partidos- estos abandonan la sana práctica de capacitar a sus miembros y a los ciudadanos en general.

Los ciudadanos –por su lado- se organizan en grupos, intentando dar valor a su participación en la política, desde apreciaciones sociales que en muchas ocasiones pretenden rescatar tesis que los partidos abandonaron al enfrascarse en el reparto de la riqueza producida, entre ellos y sus socios –por lo general empresas transnacionales-. Un gran desafío para el país y su organización electoral es darles auténtica representación a los ciudadanos en la política nacional. Las normas que se dictan tienen un claro objetivo: evitar al máximo la participación de esas agrupaciones en procesos de elección, poniendo taxativas muy elevadas, que hacen por lo general, muy compleja y costosa económicamente la participación. El privilegio se mantiene para los partidos, en especial los que poseen nichos de poder local, estatal y federal.

Solo una agrupación social –primero-, partidaria –después- logra cruzar el umbral y brincar la vara tan alta impuesta para nuevas organizaciones políticas: el Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA). Su líder se constituye en la lucha social de larga data –por más de cuarenta años encabeza movimientos reivindicatorios por todo el territorio nacional-, organiza todo un andamiaje de voluntad y acción política, que va conformando una ideología en que los grupos sociales más vulnerables –campesinos (comuneros, ejidatarios, pequeños propietarios), obreros cuyas organizaciones requieren renovación o respeto a sus normas de acción gremial por el poder público  y empresarios de toda índole, con decisión para apuntalar una nueva nación que escape de la corrupción, la impunidad y avance a la aplicación correcta de la Ley.

Ese líder –Andrés Manuel López Obrador- es finalmente el presidente de la república mexicana, quien llega a esa posición con el porcentaje de votación más alto de todos los tiempos. La democracia participativa es su meta, llegar a la 4ª Transformación pacífica del país, su ruta, lograr la coparticipación para las decisiones fundamentales del país, de pueblos y comunidades su actuación diaria, que cubre en conferencias mañaneras dentro de Palacio Nacional y en sus recorridos por el territorio nacional, presentando programas sociales, en avance a lo que vendrá señalado en el Plan Nacional de Desarrollo. 

Su pensamiento se va dibujando en 17 libros escritos a lo largo de su vida activa en la investigación y la política. Señala en el último publicado: “En este libro reafirmo mi postura de que la corrupción es el principal problema de México…convoco a todos los mexicanos, mujeres y hombres, pobres y ricos, pobladores del campo y de la ciudad, religiosos o librepensadores, a construir un acuerdo nacional y a hacer de la honestidad una forma de vida y de gobierno…y con un recto proceder, no hará falta aumentar impuestos ni seguir incrementando la deuda pública, y…mejorarán las condiciones de vida y de trabajo”.

Se adelanta AMLO y afirma: “Si triunfamos en el 2018 y llevamos a cabo los cambios que proponemos, a finales del sexenio… (2024) …habrá un nivel de bienestar y un estado de ánimo completamente distinto al actual. Tendremos una sociedad mejor…por lo que vamos a construir entre todos y desde abajo en el plano de lo material…y haber creado una nueva corriente de pensamiento…consumado una revolución de las conciencias que ayudará a impedir, en el futuro, el predominio del dinero, del engaño y de la corrupción, y la imposición del afán de lucro sobre la dignidad, la verdad, la moral y el amor al prójimo. Ver
https://www.gandhi.com.mx/2018-la-salida-decadencia-y-renacimiento-de-mexico

Pero no todo es “miel sobre hojuelas”. La oposición actúa desde la sombra. Múltiples expresiones en las “benditas redes sociales” señalan descontento

por cualesquiera programa o expresión del presidente, utilizando fake news, cuentas falsas, robots y otros elementos, que no solo no afectan la popularidad del presidente –el llamado bono democrático- sino que lo elevan hasta cifras muy cercanas al 90 % de aceptación a sus programas. Pero también hay gente pensante que expresa dudas y preocupaciones.

Sin duda, mucho habrá de precisarse en el Plan Nacional de Desarrollo, respecto a diversos planes sectoriales, programas y estrategias que se vienen aplicando. Del presidente para abajo, en la jerarquía gubernamental hay conciencia de que las cosas van muy veloces y el afán de terminar pronto con la corrupción, puede dejar de lado algunas normas para controlar acciones y evitar caer nuevamente en lo mismo. Los equipos trabajan arduamente para vencer las inercias y definir las formas de control, modernas, ágiles, convenientes para que no retornen las lacras que empobrecieron a las mayorías a costa del enriquecimiento de unos cuantos.

Uno de los pasos más sólidos y con consenso nacional es la conformación de la Guardia Nacional, oferta de López Obrador desde la campaña, misma que se concretó hace unos días. El Secretario de Seguridad Pública -Alfonso Durazo- precisó que dicha guardia contará con 80,000 elementos a fin de año. Señalamiento fundamental que cubrirá la primera etapa de su puesta en marcha, tras una tarea camaral de cien días, en que los debates fueron notorios, presentándose y aprobándose diversas modificaciones a la propuesta original.

El artículo

Conviene recordar que la Guardia Nacional fue creada en 1846 por el general José Mariano Salas, presidente de México durante 4 meses (agosto-diciembre de 1846), pensando que era necesario defender al país de la invasión de E.U. Otro de los presidentes que ocupó la Guardia Nacional fue Benito Juárez, en 1858, para combatir a fuerzas externas y contra los conservadores en la Guerra de Reforma, cuyo resultado fue la instauración de la República. en 1853, Antonio López de Santa Anna intentó erradicar la Guardia Nacional por medio del Ministerio de la Guerra. A través de un decreto comunicó que disolvería a este grupo, inutilizándolo por dos años. El presidente Ignacio Comonfort, volvió al Reglamento de dicho grupo para contrarrestar el desorden que existía al interior del Ejército, buscando que el Ejército se depurara, pero la solución salió mal, los gobernadores aprovecharon el momento y utilizaron a la Guardia Nacional para sus propios intereses. Tras su utilización por Benito Juárez, Porfirio Díaz la elimina de facto.

la Guardia Nacional se contempla en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos de 1917; en la Ley del Servicio Militar y en la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal, pero no existe una ley orgánica que la sustente por lo que hay un vacío legal. Por otra parte, hay contradicciones entre las leyes señaladas respecto a la Guardia Nacional. En una apreciación somera podemos colegir que en el pasado la guardia nacional tuvo motivos militares para enfrentar ejércitos extranjeros y nacionales creados por los conservadores. Hoy constituirá un grupo policial que se irá alejando del Ejército y la Marina, a la velocidad que logre formar sus cuadros fundamentales para la lucha contra el crimen.

Ver:Jesús Solano García en su publicación La Guardia Nacional que se encuentra en la Biblioteca Jurídica Virtual de la UNAM.

https://www.nacion321.com/elecciones/la-guardia-nacional-que-quiere-amlo-ya-se-uso-en-el-pasado.

Las obras humanas, por más empeño que se haga en su perfección, son complejas y como tales adolecen de fallas que requieren irse ajustando en el tiempo. Legisladores del partido MORENA están conscientes de ello por lo que preparan criterios para realizar la evaluación del desempeño de quienes integrarán la Guardia Nacional, así como la regulación en el uso de armas de fuego. Pronto se sabrán las normas, que serán consensuadas con los otros agrupamientos existentes al interior del Congreso Federal.

v_barcelo@hotmail.com

sábado, 19 de enero de 2019

El color de la política


Por Carolina Vásquez Araya

La acción política no es mala per se, sino el resultado del uso o abuso de ese poder.

“La política es sucia, la política es corrupta, no hay que meterse en política…” Estos son los mensajes destinados a salvaguardar la ética y la seguridad personal a costa de abandonar los asuntos públicos en manos de otros. Mal mensaje, sobre todo para las nuevas generaciones cuyos integrantes han crecido y desarrollado en un ambiente de desconfianza y apatía generado por un ejercicio opaco, malintencionado, corrupto y exento de valores en la mayoría de países del mundo.


Sin embargo, el compromiso político se convierte en la única herramienta posible para transformar los marcos dentro de los cuales se ejerce el poder. No existe posibilidad de avanzar en la consolidación democrática de las instituciones sobre las cuales descansan la justicia y los derechos ciudadanos si la ciudadanía no participa organizadamente para garantizar su representatividad en las más altas instancias de una nación. Las estrategias mediante las cuales se ha conseguido provocar ese abandono de las obligaciones cívicas por parte de la población han sido creadas precisamente para concentrar el poder casi absoluto en manos de grupos interesados por monopolizarlo y aprovecharse de él.

Esta indiferencia política inducida por la conducta indeseable de quienes se encargan de los asuntos públicos, resulta especialmente perjudicial en la mayoría de países latinoamericanos cuyos sistemas se han decantado por el abuso de privilegios, impunidad para sus delitos, monopolización de los cuadros directivos de las organizaciones políticas y una legislación con candados diseñada para jamás perder ese monopolio. Este escenario resulta especialmente disuasivo ante una juventud privada de educación de calidad y sobre todo de la información indispensable para generar espacios de discusión, análisis y participación.

El recambio generacional es indispensable, pero también lo es la creación de cuadros políticos capaces de romper esos muros construidos por las generaciones anteriores, la mayoría de ellas condicionadas por los resabios de una Guerra Fría cuyos mensajes fueron elaborados a partir de la necesidad de Estados Unidos de dividir a los pueblos. Estas estrategias, cuyo objetivo era dominarlos con mayor eficacia apoyados por títeres represivos y cámaras legislativas acordes con sus proyectos de dominación, se fueron consolidando gracias a la infiltración de grupos religiosos, grandes monopolios y una represión sanguinaria contra todo pensamiento político opuesto.

La participación política, hoy secuestrada por grupos de poder con intereses económicos y altos niveles de corrupción, constituye un derecho ciudadano inalienable en cualquier país democrático o cuyo marco jurídico permita esa clasificación. No hacerlo es un abandono de los derechos, pero también de las responsabilidades ciudadanas, toda vez que se delega en otros –por lo general de dudosas intenciones- el futuro de las mayorías. En nuestros países se puede ver el resultado de ese abandono en los espeluznantes indicadores de desarrollo social, pero también y sobre todo en el escandaloso enriquecimiento de las castas económicas y políticas que nos gobiernan.

Es importante reconocer que la política no tiene color. El color se lo dará quien la ejerza de acuerdo con su estatura ética y sus valores. Por ello es importante rescatarla y realizar el arduo trabajo de quitarle esa pátina que hoy la cubre. Nadie tiene derecho a impedir la participación ciudadana, pero será esa ciudadanía la única y principal responsable de abrir los candados que hoy la marginan.

elquintopatio@gmail.com