Por Sergio Ortiz:
Semana Politica:
Un país acostumbrado a las crisis esta vez debe lidiar con tres simultáneas: económica, sanitaria y política. Y si bien se han encontrado paliativos, hubo pifias pequeñas y enormes. Se debe buscar una solución popular.
Lo que denota que la crisis sanitaria pegó duro y sigue provocando grandes dolores.
Y no son números. Cada lector tendrá en mente un familiar o
amigo que se enfermó grave o se murió por el coronavirus. Yo pienso en Jorge
Watts, ex militante de Vanguardia Comunista (actual Partido de la Liberación),
delegado general de ATE del sector Informática, en los ‘70. Por sus militancias
sindical y política fue secuestrado en 1978 y llevado al campo de exterminio
“El Vesubio”. Allí fue brutalmente torturado por órdenes del jefe de ese antro,
el militar Gustavo Adolfo Cacivio, “El Francés”. Una veintena de compañeros fue
desaparecido y asesinado. Jorge estuvo entre los sobrevivientes y se dedicó a
buscar Juicio y Castigo, siendo querellante y testigo en los tres procesos
penales de “El Vesubio” que culminaron con perpetuas, entre ellas la de
Cacivio. Watts no tenía una militancia parcial, sino que fundó, con otros
sobrevivientes, la Asociación de Ex Detenidos-Desaparecidos y luego Memoria
Abierta, para buscar justicia por los 30.000 desaparecidos.
El 4 de diciembre pasado testimonió vía virtual en “Vesubio III”. Y hoy se bate por su vida, internado grave y entubado en la Ciudad de Buenos Aires. ¿Sobrevivirá? Si logró sobrevivir a las bestias en la máquina de picar carne humana situada en Puente 12 y Camino de Cintura, hay posibilidades que hoy viva para contarlo también: el coronavirus es muy peligroso, pero “El Francés” y los suyos eran terroristas de Estado.
Hay mucha dirigencia, de variados colores políticos, aunque
predominantemente de amarillo, que siguen subestimando al bicho. Antes lo
catalogaban de “gripezinha”, plagiando a Jair Bolsonazi. Ahora decidieron
volver a las clases presenciales en la Ciudad de Buenos Aires y el resto del
país, sin que estén vacunados todos los docentes y personal auxiliar; las
escuelas no tenido los arreglos de infraestructura para que los protocolos no
sean papel sino una guía práctica.
La peor demostración de que falta conciencia política en la crisis sanitaria lo dio la escuálida derecha-derecha del PRO-Juntos por el Cambio el sábado 27 en Plaza de Mayo. Colgó bolsas negras de plástico simulando portar cadáveres, con letreros de dirigentes de DD HH y funcionarios del gobierno.
Con ese grotesco de pésimo gusto se perdieron de ganar unos
cuantos votos, que en cambio los colectan a dos manos cuando Clarín explota en
forma artera pero menos asquerosa la historia del seudo “Vacuna torio VIP”.
Está muy bien que se critique al gobierno nacional y el de
CABA y demás provincias, cuando gente allegada a los mismos se vacunó salteando
la fila. Pero esa justa crítica no puede perder de vista lo positivo de haber
vacunado a un millón de personas y que siguen llegando partidas de vacunas de Rusia,
China y la India. Un millón de vacunas en un platillo y mil o dos mil de favor
en el otro: queda muy claro cuál pesa más.
“Es la economía, estúpido”
En esta coyuntura se puede parafrasear el lema de campaña de
Bill Clinton contra Bush padre, que no era tan imbécil como su hijo George W
pero se le parecía.
El INDEC ha confirmado que el Producto Bruto Interno cayó el
10 por ciento durante 2020, una pérdida que ubica a Argentina como el peor del
grado exceptuando a Perú, con el 11.
Una de las consecuencias económicas y sociales más
lamentables es la merma de puestos de trabajo. El año pasado se perdieron 3.2
millones de empleos y si bien en los últimos meses hubo renglones de
recuperación, queda un resto negativo de 2 millones de empleos menos.
Según el Presupuesto Nacional 2021, elaborado por Martín
Guzmán y aprobado por el Congreso, la economía aumentará 5,5 por ciento (los
estudios del preceptor mayor, el FMI, le quitan un punto). Aun creciendo 5
puntos estaríamos a mitad de camino respecto a lo destruido. En millones de
hogares faltarán cosas importantes. Se repetirá esa historia donde un
encuestador pregunta a un vecino si era vegano, al haberle contado que no comía
carne: “no, no soy vegano, soy pobre”. La carne aumentó de precio 57,7 por
ciento el año pasado, contra un 36.1 por ciento del índice general.
Economía y pocos medios oficialistas pintan un panorama de franca recuperación. En base a encuestas del INDEC, ese ministerio informó el 24 de febrero que ocho rubros venían en ascenso. Lo notable, que da poco pie al optimismo cándido, es que encabeza el lote el negocio bancario. “En diciembre crecieron de forma interanual seis de los quince sectores medidos por el organismo estadístico. Volvió a liderar el crecimiento Intermediación Financiera (11,3% interanual), seguido por Comercio (10,7% interanual) que registró el mayor crecimiento desde julio de 2015, Construcción (6,3% interanual), su primera suba desde agosto de 2018, Industria (4,5% interanual, máxima suba desde marzo de 2018)”.
El país sufre en carne propia esa intermediación financiera.
Por eso los balances de bancos en 2020, con una ganancia de 220.000 millones de
pesos, contrastan con las cuentas en la mayoría de los hogares. La plata que
falta acá es la que allá cuentan los directivos de Santander, BBVA-francés,
Macro, HSBC, etc.
La situación será más grave según cómo cierre la
renegociación de la ilegal deuda con el FMI por los 45.000 millones de dólares
desembolsados durante la pandemia neoliberal con Macri. Se dijo que en mayo
habría fumata blanca y ahora los plazos volverían a estirarse, un indicio de
que no es una negociación fácil. Con vaselina y en cuotas, dentro de un plan a
diez años, la entidad que regentea Kristalina Georgieva quiere empernar a la
Argentina, con el cuento de que el ajuste no le va a doler.
Las concesiones a esa entidad ya mostraron no servir para
nada. La última fue voltear el factor inflación de la movilidad jubilatoria.
Resultado: ante el miserable aumento que tocaba en marzo, tuvieron que disponer
el pago de dos bonos de 1.500 pesos para abril y mayo para quienes cobran la
mínima. Esta pasaba a sólo 20.571 pesos y era un fuerte pelotazo en contra para
Alberto Fernández en un año electoral.
Camino de soluciones
La crisis política se ha notado en la virulencia de la
derecha en la “Justicia”, donde afilan sentencias para mantener presos a
prisioneros políticos y donde quieren incluir en ese pabellón a Cristina y sus
hijos.
El fallo de la Cámara que condenó al empresario Lázaro Báez
a 12 años de cárcel, y a sus cuatro hijos, tuvo dos aspectos muy relacionados.
Por una parte, quieren hacer polvo a empresarios que
crecieron a la par del kirchnerismo, sin el origen monopolista de
Rocca-Techint. Lo tuvieron preso a Báez desde abril de 2016, casi cinco años, y
lo atormentaron con las detenciones de su prole, para extorsionarlo y quebrarlo
como “arrepentido” que declarara contra CFK. Esto último no lo lograron, pese a
la soberbia distancia que la ex presidenta tomó respecto al preso.
Por otro lado, el fundamento de dos de los magistrados que votaron la condena, fue dar por comprobado “el delito precedente” que aún no tiene condena en un juicio aparte de la obra pública en Santa Cruz. Para esos dos camaristas, los 60 millones de dólares que Báez había blanqueado, sacando a Suiza y trayendo de regreso, serían fruto de la “corrupción K” y sobreprecios en las licitaciones de obras públicas. Esto último no está comprobado y tal como van las cosas en ese juicio lo más probable es que no se compruebe ninguna irregularidad de esa magnitud.
La campaña desbocada buscando beber sangre de sus
adversarios, juzgados como enemigos sin derecho a clemencia, está en regla con
lo que quiere la Corte Suprema. De vez en cuando de Tribunales se va alguno,
como Claudio Bonadío, pero los reemplazos juegan de memoria como los titulares,
con honrosas excepciones. Es un dream team.
Empantanada la tímida reforma judicial del presidente, la
Anises presionó a una veintena de magistrados con trámite de jubilación para
que lo concreten o lo retiren. Otra jugada menor de un gobierno que no se
atreve, pese a que “le están cascoteando el rancho”, a hacer juicio político a
la Corte Suprema y declarar en comisión a ese poder de venda caída para ver la
billetera y filiación política del imputado.
En esta triple crisis, el gobierno intentó lavadas de cara
con jabón federal, de “unidad nacional”. Contra la pandemia, apostó a la
alianza con Rodríguez Larreta, Morales y hasta Pfizer. En lo económico hace
todas las concesiones a BlackRock y el FMI, amén de exhortar a los formadores
de precios a que los “moderen”. Le habla al corazón, pero esos grupos no lo
tienen, sólo bolsillos y cuentas offshore. Y en lo político, la cobardía es
alevosa frente al juego sucio de Clarín y el Poder Judicial.
Debería intentarse otra cosa. Frente a la pandemia, que el Estado garantice nuevos IFE y ATP. Suspender pagos de la deuda externa con BlackRock, FMI y Club de París, y auditar esa deuda. Renovar “Precios Máximos” con castigos ídem, incluyendo expropiación, a los monopolios infractores. Abrir juicio político a los cinco cortesanos, con reforma judicial y nueva ley de medios de comunicación. ¿Es difícil? Por supuesto que sí, pero la actual claudicación es crónica de una derrota anunciada.
ortizserg@gmail.com
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