Por Sergio Ortiz:
“Perro” Verbistky estuvo en el centro de las polémicas por vacunarse en forma inapropiada. Lo han crucificado mal por eso. pero es un “Perro” bueno, aunque a veces ladre de más, soberbio, o de un mordisco equivocado.
Para empezar, hay que consignar una mala de Verbitsky y
también una buena, y ya en eso hay una diferencia a favor suyo porque muchas
personas o dirigentes incurren en graves hechos, pero no lo reconocen. Él, en
cambio, lo admitió en un escrito publicado en “El Cohete a la Luna”: “Mi
vacunación en el Ministerio de Salud fue un error grave, del que me arrepiento,
y por el que pido disculpas”. Son pocos los equivocados que hacen una
autocrítica así. Siempre digo que el verbo equivocarse es el más difícil de
conjugar, en primera persona del singular: “yo me equivoco”. En el plural es
más fácil, en primera persona o en tercera.
Él contó que había consultado con Ginés González García si debía vacunarse debido a su edad y circunstancias familiares (siete contagiados y un muerto por COVID-19) y que la respuesta fue afirmativa. Debía vacunarse en el Hospital Posadas. Luego, a último momento, de la secretaría privada del ministro le indicaron que sería inoculado en la sede del Ministerio de Salud, donde recibió la Sputnik V el jueves 19 y lo contó luego en un programa radial.
La situación sanitaria está lejos de la visión subjetiva y seudo optimista que impera en ese ministerio y la presidencia de la Nación. En ese marco, con 2.060.625 contagiados al sábado 20 de febrero, y con 52.122 muertos, con un programa de vacunación limitado y retrasado por responsabilidades compartidas por el ministerio nacional, CABA y las respectivas provincias, etc, que vacunaran al periodista en ese lugar, sonó a un privilegio.
Fue un error suyo, sobre todo por el contexto de demoras en las vacunaciones del personal de salud, maestros y otros que revistan como personal esencial, no tanto por el hecho en sí. Además, a la hora de cuestionar algo hay que ponerlo en perspectiva: se trata de un casi octogenario, al que le falta un cumpleaños para llegar a ese techo, con varios contagios en su familia y un fallecido por coronavirus. Esas son circunstancias atenuantes, para todos lo que analicen el problema sin los prejuicios que la derecha vomita sobre este personaje, la organización donde participa (el Centro de Estudios Legales y Sociales), su historia militante en Montoneros y especialmente su defensa casi en bloque de Cristina Fernández y con alguna distancia menor con Alberto Fernández.
Yo mantengo diferencias y críticas a Verbitsky en varias de esas etapas o temas, pero no me nublan la vista para poner en su lugar su error de vacunación. Veo los atenuantes, pese a no ser juez ni parte. Y repudio la virulenta campaña en su contra, esa sí grave y mortal, de Clarín y los medios concentrados, como Desinfoabe. Pusieron a HV como blanco central y dispararon contra un “Vacuna torio VIP” inexistente pues una docena de vacunas allí colocadas no convierte al ministerio en ese invento de Héctor Magnetto y sus plumas desplumadas tantas veces por el casi octogenario que cometió el horrible delito de vacunarse a los 79.
“Agente Verbitsky”
El personaje no es perfecto ni podría serlo. Nadie lo es, salvo los dioses de muy dudosa existencia. El líder chino Mao Tés tung decía que las personas debían evaluarse con el criterio del “70 y 30 por ciento”: si lo positivo era el 70, eran buenas. 100 por ciento, nadie…
Y es con esa vara que hay que tratar de medir a Verbitsky, pero también a los gobernantes, gobernados y a cada uno de nosotros. Y eso no se aplica a un solo hecho o un solo día o un solo tema, sino históricamente, lo que significa tomar una etapa más o menos prolongada, y ver los hechos en forma multilateral.
¿Este error que HV califica de grave es la síntesis de su vida? Para los monopolios y grupos concentrados, para el macrismo y Clarinete, claro que sí. Verbitsky sería una porquería, siempre lo fue y siempre lo será. En los días previos a la polémica, el ultraderechista gobernador de Jujuy y carcelero de Milagro Sala le dedicó un insulto de cumpleaños y le dijo “que lo pases bomba, porque vos de bombas sabés mucho”, en alusión a la que estalló en la Policía Federal durante la dictadura y mató a 24 efectivos.
Ese es un tema complejo, pero cuando hay terrorismo de Estado y fascismo, como en ese momento, todas las formas de lucha son válidas y eso hicieron Montoneros, PRT-ERP, Brigadas de Poder Obrero y otras organizaciones populares, más allá de sus errores y desaciertos. Como Verbitsky fue militante de Montoneros junto a Rodolfo Walsh se lo acusó, y Gerardo Morales lo reiteró, de terrorista, asesino, pone bombas, etc.
Que esas acusaciones lo hagan esa derecha cómplice de la
dictadura militar-cívica, se entiende. Menos entendible es que la formulen, en
su tiempo y en algunos casos otra vez en estos días, algunos que presumen de
“izquierda”. Algunos de ellos repiten la calumnia de que el “Perro” es
“servicio” de los servicios de informaciones, de la vieja SIDE, la CIA, el
Mossad, etc. Todo ello sin pruebas, simplemente por habladurías, como ese
reformismo gorila decía que Montoneros era una creación de los servicios, que
el PRT era funcional al imperialismo y otras calumnias surgida de la
desesperación ante el crecimiento de ese peronismo revolucionario y esa nueva
izquierda, incluida el maoísmo, en los años ‘70.
La teoría de que la guerrilla fue una invención del imperialismo ha caído en desuso, pero sigue usándose de vez en cuando. Y contra el “Perro” volvió a usarse estos días. Desgraciadamente, contra el macartismo y anticomunismo en Argentina todavía no se descubrió ninguna Sputnik ni Mao sin forma.
Lo positivo y negativo
Al error que él admitió en su nota del 21 de febrero hay que sumarle errores y hasta ciertos horrores. Algunos son de vieja data, como haber aceptado que el CELS tuviera una parte de sus ingresos provenientes de aportes de la Fundación Ford. En esos tiempos hubo en sus columnas fuertes e injustas críticas contra China socialista. Sin llegar a los extremos de Sergio Massa y Felipe Solá, Verbitsky es hipercrítico de los gobiernos bolivarianos de Venezuela. Cuba y Fidel Castro nunca fueron santos de su devoción. Y no estoy diciendo que eso se deba a los aportes de la fundación mencionada. No, son sus ideas burguesas y reformistas tras la derrota de la Generación del ‘70, cuando cambió de referente y ya no fue Walsh sino Cristina de Kirchner.
Verbitsky tuvo un punto de vista liquidador de lxs compañeros del Movimiento Todos por la Patria tras su grave error de intentar el asalto al cuartel de La Tablada, en 1989. No fue el único en hacer añicos las figuras de los allí caídos y de los sobrevivientes. Muchos otros “progres” calificaron a los del MTP como contrarrevolucionarios, agentes infiltrados, servicios, etc, calificativos que parte de esa runfla hoy le aplica a Verbitsky.
Siguiendo con esa línea, él hizo críticas muy destructivas a Quebracho; “grupo tira baldosas” lo estigmatizó, dando pasto a los jueces que abrían procesos contra sus dirigentes Fernando Esteche y Boli Lescano.
Queda claro que no soy un apologista del vacunado. Mi principal diferencia actual con él es su apoyo poco menos que incondicional al gobierno de los Fernández. Yo soy un crítico. En su última nota, por ejemplo, dice que el gobierno se ha puesto en duro con los formadores de precios, sobre todo de alimentos. Falso. Alverso Fernández busca desesperadamente un acuerdo con esos monopolios y con el FMI, y siguiendo por ese camino tan trillado el destino del país no será el de bienestar, democracia y liberación nacional y social (sí, “Perro”, esas banderas siguen bien alto, aunque vos las hayas bajado u omitido).
Al mismo tiempo quiero recalcar el costado positivo de la vida de HV, que arroja un superávit como militante político setentista y luego como periodista y escritor frente al cual hay que sacarse el sombrero. ¿Quién denunció a fondo los negociados del neoliberal Carlos Menem, para quien AF decretó tres días de duelo? Lo hizo Verbitsky con su “Robo para la corona” y “La Corte de los milagros”. ¿Quién desenmascaró diariamente a Maurizio Macri (con zeta como lo pone él) desde Página/12 y luego El Cohete a la Luna? ¿Quién se ganó el odio mortal de Magnetto por la denuncia del monopolio de las comunicaciones, su relación con la dictadura, la apropiación de Papel Prensa, los negocios con Menem, De la Rúa y Macri?
¿Quién aportó con sus cinco tomos sobre la historia de la
Iglesia? a desenmascarar el rol de la misma durante el terrorismo de Estado?
Respuesta obvia. Fue él.
Por eso no se debe ser liquidador con semejante periodista y escritor, defensor de los derechos humanos y la democracia, enemigo del neoliberalismo y las fake news.
Hay que separar la paja del trigo y no ser pajero. Volviendo a Mao, “el Perro” es 70 y 30, o si queremos castigarlo por haber ladrado mal esta vez, le bajamos la nota a un 60 y 40. Pero es un “Perro” bueno, aunque a veces en su soberbia ladre de más o a la persona equivocada e incluso levante la pata y orine en el lugar incorrecto.
ortizserg@gmail.com
Muy buen artículo
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