Por Diego Olivera Evia:
Una idea peligrosa de Sebastián Piñera: “Gane el Apruebo o
el Rechazo, Chile necesita una Constitución que nos una”
En conversación con La Tercera, el Mandatario se refiere a
los temas que han marcado a su administración durante los últimos meses. Crisis
sanitaria, la salida de Jaime Manelich, los efectos económicos, los cambios de
gabinete, los problemas al interior de Chile Vamos. También, el inminente
aniversario del estallido social y el plebiscito constitucional de octubre.
No importa el camino, dice el presidente Sebastián Piñera, sino el puerto de destino. Consciente de que en el oficialismo hay partidarios del Apruebo y el Rechazo, el Mandatario sostiene que está comprometido con la realización del plebiscito del 25 de octubre y con abrir una discusión constitucional sea cual sea su resultado. Por ahora, sus esfuerzos -señala- están enfocados en enfrentar el coronavirus y -particularmente- en los efectos económicos y sociales que ha provocado al país. “Cuando se haga el balance (de la crisis) espero que se muestre que, si bien el problema fue gigantesco, Chile lo enfrentó razonablemente bien”, remata.
La última vez que conversamos, presidente, fue el último día
del año pasado. Usted señaló, entonces, en alusión al estallido social, que “lo
peor ya había pasado”. Pero vinieron la pandemia y la crisis económica. Se
diría que han sido meses incluso más duros ¿o no?
-Sí. Nos ha tocado gobernar en tiempos muy, muy duros y
enfrentar problemas, desafíos y adversidades que nunca antes habíamos conocido.
Hablamos de que yo creía que lo peor había pasado y hasta ahora esas palabras
siguen siendo ciertas. Ha sido un gobierno que le ha tocado duro, difícil, pero
eso lejos de quebrarnos, nos da más fuerza y más compromiso para enfrentar y superar
todas esas pandemias.
-La pandemia supuso una nueva oportunidad para su gobierno,
en el entendido de que había sido fuertemente golpeado por el estallido social.
Sin embargo, ha habido críticas al manejo sanitario, y la ayuda frente a los
efectos económicos, usted mismo lo ha reconocido, fue lenta. ¿Se perdió esa
oportunidad?
En primer lugar, yo nunca lo vi como una oportunidad. Lo vi como una nueva responsabilidad. Asumimos esa responsabilidad del coronavirus preparándonos tempranamente con un plan de protección sanitario, pero también nos empezamos a preparar desde muy temprano para enfrentar las consecuencias de la recesión mundial sobre la calidad de vida de la población y preparamos un plan de protección social. Ahora, cuando hay estos grandes problemas y grandes desafíos, hay dos grupos de personas: los que critican mucho y aportan poco.
Y los que concentran todo su esfuerzo y compromiso en
enfrentar y solucionar los problemas. Yo en estos tiempos he visto los dos
grupos. Prefiero el segundo.
¿La caída del ministro de Salud Jaime Manelich no es la
mejor evidencia de que las proyecciones y el manejo sanitario fueron errados?
Manelich fue un gran ministro de Salud. Me gustaría algún
día contar la historia de cómo, en forma silenciosa, cuando nadie hablaba del
coronavirus, nuestro gobierno, liderado en esta materia por Jaime Manelich,
predicó en el desierto. En esos tiempos hablar de comprar ventiladores,
triplicar la capacidad del sistema de salud, unificar el sistema privado y
público fue una cosa que se resistió. Creo que Mañalich fue un gran ministro de
Salud y también, por cierto, lo digo, creo que Enrique Paris es un gran
ministro de Salud. Cada hombre en su tiempo y en sus circunstancias
¿Y por qué cae, entonces, Mañalich?
-Críticas al manejo sanitario las ha habido siempre y las va
a haber siempre. Algunas son razonables, otras son por ignorancia o por mala
intención. Igual como se criticó al ministro Mañalich, hay críticas al ministro
Paris. Yo pienso que cada uno hizo en su momento lo que tenía que hacer… Usted
ve que el carácter del ministro Mañalich y el carácter del ministro Paris son
muy distintos. El ministro Mañalich es un ministro más huraño, más autoritario
y, en cambio, el ministro Paris es un ministro más dialogante, más convocante.
Yo pensé que en un momento dado ese cambio era importante y necesario. Y le
quiero decir algo: el ministro Mañalich estuvo 100 por ciento de acuerdo. Él
deja el gabinete porque él y este presidente estuvimos de acuerdo que era
necesario un cambio, que era otra etapa y se requería una persona más
dialogante, más convocante, que generara menos anticuerpos y conflicto. El
ministro Mañalich hace las cosas muy bien, pero también se pelea con todo el
mundo.
¿Qué le hubiese gustado hacer distinto en este período, en
estos cinco meses de pandemia?
Sin duda que, si volviéramos atrás, algunas cosas, muchas cosas, las haríamos distinto. Hemos ido aprendiendo. Este es un virus que ha puesto en jaque al mundo entero, a los países más desarrollados del mundo. Pero, por supuesto, que le doy un solo ejemplo de cosas que pudimos haber hecho mejor y después, ojalá alguna vez me pregunten por qué cosas se hicieron bien.
Pienso que, en la primera etapa, porque establecimos
protección de frontera en enero y les decíamos a todas las personas que venían
de países de riesgo que tenían que hacer una cuarentena obligatoria y tenían
que firmar un compromiso.
Muchos de esos compromisos no se cumplieron. Si yo volviera
atrás, hubiera agarrado a todas esas a personas que venían de países de riesgo
-de Asia, Europa - y los habría mandado a hacer cuarentena a un regimiento para
asegurarnos de que, en ese minuto, que eran muy pocos los casos, la velocidad
de contagio hubiese sido menor. Pero hay otra gente que sostiene que el virus
iba a llegar a Chile sí o sí. He visto países que han seguido estrategias
totalmente distintas y contradictorias, como el caso de Noruega y Suecia.
Y uno ve los
resultados, y las velocidades pueden ser distintas, los ritmos, pero al final
los resultados terminan siendo muy parecidos. Por eso, lo que yo espero, es que
cuando se haga el balance con toda la información arriba de la mesa y con
información confiable, porque a veces comparamos las cifras de Chile, que ha
testeado más de dos millones de personas, más del 10 por ciento de la
población, con las cifras de otros países que han testeado menos del uno por
ciento de su población, cuando tengamos las cifras, yo espero que el balance
muestre que, si bien el problema fue gigantesco, Chile lo enfrentó razonablemente
bien.
La sociedad y los pueblos indígenas abusados por los
carabineros
La región sur de Chile ha registrado enfrentamientos recientes entre el pueblo mapuche y los carabineros, además de otros eventos violentos. El representante para Sudamérica de la máxima oficina de derechos humanos de la ONU expresó alarma por la discriminación y expresiones de odio contra ese pueblo originario, llamó a investigar el uso excesivo de la fuerza e instó a abordar las raíces de estas tensiones.
El representante para Sudamérica de la Oficina del Alto
Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos se refirió este
miércoles con gran preocupación a las tensiones en la región de la Araucanía,
donde se han producido enfrentamientos entre integrantes del pueblo indígena
mapuche y los carabineros, incendios de distinta índole, ocupaciones de
recintos públicos y desalojos por medio de la fuerza.
Jan Jaraba reportó también que se han observado expresiones
de odio, discriminación racial y violencia por parte de civiles contra los
indígenas mapuches.
Jarab afirmó que el único camino frente a estas tensiones continuas es un diálogo “participativo y de buena fe” que aborde las causas profundas de flagelos como “la discriminación estructural” y otros asuntos pendientes en la esfera de los derechos humanos de los pueblos indígenas.
“Una respuesta puramente centrada en la seguridad pública
alimentaría lo que ya es un proceso crónico de tensión, desconfianza y
conflictividad, no exento de violaciones a los derechos humanos”, enfatizó.
Enfoque intercultural
En este sentido, pidió a las autoridades chilenas que
realicen una investigación “pronta, independiente y exhaustiva de los hechos”,
sobre todo de las alegaciones de uso excesivo de la fuerza policial y las
expresiones de carácter discriminatorio contra el pueblo mapuche.
El representante subrayó, no obstante, que es igualmente
importante abordar la problemática “desde un enfoque multidimensional, con
énfasis en la interculturalidad”.
Asimismo, manifestó alarma por el estado de salud de varios
comuneros mapuches privados de libertad que actualmente se encuentran en huelga
de hambre, y consideró urgente superar dicha situación a través de diálogos
participativos.
Por otra parte, Jarab reconoció la aprobación reciente por
parte de la Gendarmería de Chile de disposiciones relacionadas con la
pertinencia cultural y religiosa en el ámbito penitenciario, que incluye
estándares internacionales de interculturalidad.
Destacó que ese ajuste normativo surgió del diálogo entre el
Ministerio de Justicia y Derechos Humanos y varios actores sociales e
institucionales, incluida la Oficina de Derechos Humanos de las Naciones
Unidas.
Para concluir, Jarab señaló que, pese a la situación en la región austral chilena, es posible llegar a acuerdos y cumplir con las normas internacionales, incluidas las laborales.
Periodista, Historiador y Analista Internacional
diegojolivera@gmail.com
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