Lic. José A. Amesty R.:
Sin duda alguna, lo que señala el Ministerio de Relaciones
Exteriores de Cuba, como una acción cínica, al declarar USA a Cuba como un
“Estado patrocinador del terrorismo”, es una verdad absoluta, más aún cuando ha
sido el imperio norteamericano, el que ha causado terror, miedo, horror,
espanto, pánico, a los ciudadanos cubanos y latinoamericanos, y también en/al
interior de su propio país.
Terrorismo es sinónimo de hambre, enfermedades, carencias, ahogo, agresiones armadas, sabotaje con bombas, atentados a dirigentes, éstas son algunas acciones de EEUU contra Cuba, América Latina y muchos otros países.
Esto se constata de la siguiente manera, no solo en el caso
cubano, endureciendo las restricciones a los viajes y a las remesas desde
Estados Unidos, e imponiendo sanciones a los envíos de petróleo venezolano a la
isla. La población cubana, ha sufrido en carne propia, al precio de 3.478
víctimas mortales y 2.099 personas con discapacidad, por lo menos, por actos
cometidos por el gobierno de los Estados Unidos o perpetrados y patrocinados
desde territorio de ese país, con la tolerancia de las autoridades oficiales.
Veamos, más terrorismo:
Terrorismo Racial Contra Hispanos:
Recordemos que en 2019 se suscitaron en EEUU varias
matanzas: Un total de 22 personas murieron, y 24 resultaron heridas, a
consecuencia de la masacre perpetrada el 3 de agosto en un supermercado en El
Paso, Texas, Estados Unidos. El presunto responsable dijo a la policía, luego
de su captura, que su objetivo era “matar tantos mexicanos como le fuera
posible”.
“Este ataque es una respuesta a la invasión hispánica de
Texas… Ellos son los instigadores no yo, simplemente estoy defendiendo mi país
del reemplazo cultural y étnico”. También hablaba de “es un plan para dividir a
Estados Unidos en territorios por razas” y “personas extranjeras estaban
tomando el lugar de la gente blanca”.
Dos hechos sangrientos más ocurren en este mismo lapso. El 28 de julio, tres personas murieron y otras 12 resultaron heridas en un tiroteo que provocó el pánico en un festival anual en el norte de California. Y el 4 de agosto un pistolero que llevaba chalecos antibalas y varios cargadores abrió fuego en una popular zona de la vida nocturna de Dayton, Ohio, matando a nueve personas e hiriendo a docenas.
A lo largo de este año 2019, se contabilizan unos 250
tiroteos en Estados Unidos que han afectado a un millar de víctimas y matado a
unas 250 personas.
Lo anterior, producto de la ideología antiinmigrante de
Trump y su gobierno imperial ya que fue una de las banderas principales para
ganar el voto conservador y sigue siendo uno de sus discursos preferidos en la
búsqueda de su reelección. Él ha fomentado pensamientos y actitudes xenofóbicas
contra los hispanos, violando dos principios éticos de la sociedad mundial: la
hospitalidad y el respeto a los derechos humanos. Ha utilizado un lenguaje
agresivo para referirse a las familias centroamericanas y mexicanas que llegan
a las ciudades fronterizas a solicitar asilo. De ellas ha dicho que “invaden” o
“infestan”. Peor todavía, ha dicho que provienen de “países de mierda”. Todo un
leguaje xenófobo, violento y hostil.
La reacción del gobierno mexicano, encabezado por Andrés
Manuel López Obrador, sobre los actos terroristas en El Paso, Texas, es algo
digno de aplaudirse, ya que no había ocurrido algo así antes bajo ningún otro
gobierno. Primero, el catalogar ese ataque como lo que es, como un acto
terrorista. Y segundo, explorar la posibilidad de extraditar al atacante para
ser juzgado en México.
El ultra conservadurismo blanco hoy se lanza más a la
ofensiva con recursos, con armas, con la libertad que tienen para hacer
propaganda y, sobre todo, con la garantía de protección, los grupos terroristas
blancos se encargarían del resto sin ningún problema ya que estos, según su
ideología, a través de métodos violentos, buscan iniciar un “levantamiento
blanco” y desatar “una guerra racial” en Estados Unidos. Y es que, de acuerdo
al modo de pensar de los ultraconservadores, la inmigración (documentada o
indocumentada), “planea” comerse a la “Norteamérica blanca”.
Este Terrorismo Racial Gringo:
Se sustenta en la falsa creencia que la identidad nacional
estadounidense debe definirse a partir de la población blanca y de lo que ésta
representa, por lo que a ella le corresponde (cual mandato divino) mantener una
presencia demográfica hegemónica y el dominio absoluto de la cultura y de la
vida pública de su país.
A este nacionalismo blanco (sentido y visto como patriotismo
por sus partidarios) se une, con poca diferencia, la acción de los supremacistas
blancos quienes, por su parte, proclaman la creencia racista de que las
personas blancas son superiores al resto de la humanidad. Entre unos y otros,
el discurso extremista del actual inquilino de la Casa Blanca ha tenido buena
receptividad, estimulándolos a actuar. De hecho, su discurso (insensato para
muchos, deliberado para otros) ha contribuido a generar temores de todo tipo y
a reforzar la matriz de opinión referente a la necesidad de muros
infranqueables que contengan el flujo de inmigrantes que osen presentarse en
las fronteras gringas, sobre todo si son gentes oriundas del Sur atraídas por
la perspectiva de vivir el “sueño americano”.
Terrorismo Económico contra Venezuela.
El periodista, escritor e investigador cubano Hedelberto
López Blanch, señala que contra Venezuela, la administración estadounidense de
Donald Trump ha desatado una alucinante guerra económica que ya alcanza la
descripción de terrorismo al tratar de doblegar por hambre, bloqueo económico y
financiero, agresiones, intentos de golpe Estado o magnicidio a un gobierno
legítimamente elegido por la mayoría de su pueblo pero que no es del agrado de
Washington.
Estados Unidos mantiene una guerra económica con visos de
terrorismo, contra la nación bolivariana, mientras su pueblo une filas para
enfrentar los embates con apoyo de naciones amigas independientes de varias
regiones del mundo.
USA, Terrorismo Comercial.
Los políticos norteamericanos son unánimes en decir que
quieren un orden internacional basado en normas comunes, obedecidas por la
comunidad Internacional. Es una repetición constante y monótona, de la clase
política de Washington. Esa idea de un concierto internacional sería útil para
supuestamente la “paz y la prosperidad mundial”.
Estos actos de terrorismo comercial de Estados Unidos, son
cometidos por funcionarios del Poder Ejecutivo y por el propio Congreso de los
Estados Unidos de América.
¿Terroristas “luchando” contra el terrorismo?
El prestigioso politólogo y sociólogo argentino, Atilio Borón, señala que USA es el mayor terrorista de la historia. Nadie jamás perpetró tantos atentados como Washington, antes y después de Hiroshima y Nagasaki. El asesinato del General Qassem Suleimani, orgullosamente reconocido como tal, por un impresentable e inimputable Donald Trump rebosante de felicidad, al comunicar su aniquilación en un tercer país, es una perla más de un largo collar de infamias que jalonan la historia de Estados Unidos desde su fundación.
¿Qué autoridad moral tiene Washington para presentarse como
un campeón de la lucha antiterrorista? Ninguna. Boron se pregunta: ¿Terroristas
“luchando” contra el terrorismo?
Recuerdos del Terrorismo Yanqui contra Cuba
El periodista y analista político cubano, Ángel Guerra
Cabrera, narra varios hechos históricos al respecto:
a) La
Seguridad del Estado de Cuba, ha documentado 581 agresiones en 41 países contra
representaciones de la isla en el exterior.
Aquí hablo de dos que me tocaron cerca afectivamente. La
bomba de alto poder estalló en la embajada de Cuba en Lisboa cerca de las 5 de
la tarde cuando estaban al entrar al lugar los pequeños hijos de los
diplomáticos cubanos que regresaban de la escuela. Como un rayo, fulminó a Adriana Corcho
Calleja y a Efrén Monteagudo Rodríguez, de 35 y 33 años, funcionarios de la
sede diplomática. El dispositivo fue dejado junto a la puerta de uno de los
departamentos que formaban parte de la representación cubana por un individuo
que entró al vetusto edificio y se retiró apresuradamente. Era el 22 de abril
de 1976, cuatro meses después de que tropas cubanas derrotaran una importante
agresión esmeradamente organizada por la CIA contra la naciente República
Popular de Angola. Estados Unidos lanzó una potente columna del ejército
racista surafricano, numerosas fuerzas del vecino Zaire y experimentados
mercenarios blancos contra el joven Estado. Al percatarse de lo que se
avecinaba el presidente angolano Agustino Neto, solicitó el apoyo de Cuba.
b) La primera
derrota militar ante Cuba en Angola (todavía faltaba otra mucho más contundente
en 1988) enfureció al gobierno del presidente Gerald Ford y en particular a la
CIA.
Justo seis meses después del crimen en Lisboa y en nuevas
circunstancias luctuosas por el sabotaje contra un avión de cubana en vuelo
donde murieron sus 73 ocupantes, Fidel expresó: “En los últimos meses el
Gobierno de Estados Unidos, resentido por la contribución de Cuba a la derrota
sufrida por los imperialistas y los racistas en África, junto a brutales
amenazas de agresión, desató una serie de actividades terroristas contra Cuba.
Esa campaña se ha venido intensificando por días y se ha dirigido,
fundamentalmente, contra nuestras sedes diplomáticas y nuestras líneas aéreas”.
c) El 11 de
septiembre de 1979, Félix García, mi amigo y diplomático de la misión de Cuba
ante la sede de la ONU en Nueva York, se dirigía a una cena en el barrio de
Queens después de haber acompañado a amigos chilenos en la recordación al
presidente Salvador Allende, asesinado exactamente seis años antes en un golpe
de Estado orquestado por la CIA, pero no pudo llegar a su destino. Al detenerse
su auto en un semáforo el terrorista Pedro Remón, entrenado en ese tipo de
acciones por la central de inteligencia gringa, le descargó desde una moto una
ráfaga de tiros que puso fin a su vida. Ya nunca más Félix iluminaría mi
oficina en la revista Bohemia con sus dicharachos criollos y simpatía
personal.
d) Félix es
el único caso de un diplomático acreditado ante la ONU que haya sido asesinado
en Nueva York. Remón reivindicó el crimen en llamadas a los medios, pero no fue
hasta avanzados los ochentas que resultó juzgado y condenado por un tribunal
estadounidense, cuando sus sangrientas acciones terroristas habían comenzado a
perjudicar intereses de Washington. Por cierto, en cuanto cumplió su condena
continuó con absoluta impunidad su actividad terrorista contra Cuba dentro y
fuera de Estados Unidos.
Los anteriores hechos, están entre los más notables
atentados contra sedes y funcionarios diplomáticos cubanos, pero también en
muchos otros ha corrido sangre, no solo cubana sino de personas de otras
nacionalidades. Aquí mismo en México el ya mencionado terrorista Pedro Remón
tomó parte en un intento de secuestro en 1976 de Daniel Ferrer Hernández,
cónsul de Cuba en Mérida, en el que resultó asesinado el técnico de pesca
cubano Artagnan Díaz Díaz. La historia del terrorismo contra Cuba y, en
particular, contra sus sedes diplomáticas, es larga.
Pero hay razones para pensar que la mafia fascista de Miami
y sus amigochos en el (des)gobierno de Trump se proponen estimular la vuelta a
esas prácticas. Estados Unidos continúa su mutismo cómplice sobre el
ametrallamiento de la embajada de Cuba en Washington. Ni una palabra sobre un
hecho tan grave parece esconder algo inconfesable. Si este atentado no es
investigado y esclarecido con apego a las leyes de Estados Unidos y a la
Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas sentará un nefasto
precedente.
La “Guerra contra el Terrorismo” de USA ha desplazado a 37
millones de personas.
El informe Costs of War de la Universidad de Brown, estima
de manera conservadora que ocho de las guerras de “contraterrorismo” más
violentas en las que ha participado el gobierno de EE. UU. Desde el 11 de
septiembre 2001, (Afganistán, Irak, Libia, Pakistán, Filipinas, Somalia, Siria
y Yemen) han producido 8 millones de refugiados y 29 millones de desplazados
internos. El total de 37 millones de desplazados, es más que los desplazados
por cualquier guerra desde al menos el comienzo del siglo XX, excepto la
Segunda Guerra Mundial.
Terrorismo Global: Israel aliado de EEUU.
Si abordamos la palabra terrorismo como debe ser, en un
sentido amplio, no limitado conceptualmente de acuerdo a los intereses de
Estados Unidos y sus aliados “democrático-libres”, está claro que terroristas
son Estados Unidos, Israel y otras naciones que durante muchos años han estado
al lado del imperio norteamericano, derramando la sangre de numerosos seres humanos,
en el marco del dominio global estadounidense.
En este contexto el terrorismo ejercido por Israel no conoce
límites, considerando, por ejemplo, lo que su ejército ha hecho contra los
palestinos, reprimiendo con brutalidad y asesinando en su mayor parte a
mujeres, niños y discapacitados, con el objetivo de arrinconar cada día más a
todo un pueblo en una porción territorial cada vez menor.
El Descaro: Terrorismo y Religión.
El 10 de julio del
año pasado 2020, durante la visita de campaña electoral de Donald Trump en
Florida, el presidente visitó la sede del Comando Sur y el templo de la Iglesia
“Apostólica y Profética” El Rey Jesús, un grupo de autodenominados apóstoles y
profetas emiten con frecuencia (reciben por ello dinero y prebendas)
pronunciamientos contra Cuba, contra Venezuela y contra todo proyecto de avance
político a nivel global.
El “apóstol” Guillermo Maldonado, hondureño de nacimiento y
fundador de la iglesia El Rey Jesús, anima a sus feligreses a apoyar a Trump
con frases como: “No pongas tu nacionalidad sobre ser cristiano. Sé maduro.
Apoya a Trump, hazlo por tu pastor”.
En esa misma visita Trump proclamó: “Algo sucederá con
Venezuela, y Estados Unidos estará muy involucrado”.
Así mismo, en relación a Cuba, nos preguntamos: ¿Acaso el
terrorismo contra Cuba, forma parte de esa violencia tolerada y hasta
bendecida?, sin duda alguna, el terrorismo contra Cuba tiene, pues, sus
patrocinadores.
El “apóstol” Frank López, cubano de procedencia, ligado a
Marco Rubio y a otras figuras de la contrarrevolución, no ha dejado de incitar
al odio, y habría que saber hasta dónde llega su responsabilidad, en el ataque
a tiros de que fue objeto la sede de la embajada de Cuba en Washington el 30 de
abril pasado.
Tras este hecho, López declaró que el atacante (Alexander
Alazo Baró) había asistido a la iglesia durante algunos meses en el año 2018.
Otras personas han definido a Alazo como un congregado. Si las autoridades
estadounidenses no han indagado sobre este vínculo, algún detalle habrá que no
quieren descubrir.
Donald Trump tiene estrecha relación con los dirigentes de
esta iglesia, quienes predican el odio y el apego al dinero. Ellos crearon
Evangélicos para Trump, una organización que ahora impulsa la reelección y es
responsable de recaudar dinero y conquistar partidarios.
En síntesis, lo anterior es una breve prueba del carácter
horrorifico de la política de EEUU hacia América Latina, no obstante, para
concluir, deseamos recalcar y enfatizar que una escalada de sabotajes a la
economía, dirigidas desde Estados Unidos, se ha producido en Cuba entre 2017 y
2020, continuada durante la pandemia de Covid-19.
El llamado Movimiento San Isidro (MSI), al que tanto espacio
han dedicado los medios canallas en las últimas semanas, no puede desligarse de
esas acciones, que, junto a otras, como la supuesta acción artística desplegada
por este grupo de cuatro personas sin prestigio alguno en la isla, forman parte
del plan de golpe blando para derrocar al gobierno cubano, como una de sus
últimas acciones terroristas.
Es reiterativa la pregunta general: ¿quién en verdad es el
verdadero terrorista?
joseamesty1@gmail.com
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