sábado, 16 de enero de 2021

Colombia se ha creado una nación de terrorismo y muerte

 Por Diego Olivera Evia:

La droga es parte de grupos ilegales y matan a dirigentes populares

El homicidio ha sido considerado el más grave de los crímenes violentos. Algunos estudios han sido desarrollados con el fin de explicar la relación entre las tasas de homicidio y sus causas principales.

El debate actual se centra en el análisis de la relación entre inequidad, pobreza y tasas de homicidio. Este análisis se fundamenta en conceptos sociales, sociológicos y estructurales del comportamiento homicida. Este documento sugiere que la tasa de homicidio en Colombia ha sido una de las más altas en América Latina como consecuencia del impacto del tráfico de drogas, las organizaciones criminales que delinquen en el territorio y del ciclo de violencia que ha caracterizado la historia colombiana.

Un análisis de la tendencia del homicidio durante los últimos 50 años soporta esta posición. Finalmente, permite sugerir algunos cursos de acción en materia de política pública.

Es importante señalar que el homicidio no es un único evento. Por el contrario, es un acto que toma diversas formas y depende del contexto, de la víctima, del homicida, y esto hace imposible generalizar en cuanto a su definición y, por tanto, en cuanto a su tratamiento desde una perspectiva de política pública. De igual manera, no hay una causa única y establecida que pueda explicar este comportamiento delictivo.  Estos son elementos fundamentales, pues determinan la necesidad de abordar el fenómeno en el contexto específico en el que se presenta en términos de análisis y, en segundo lugar, determina la necesidad de estructurar políticas públicas integrales que traten de controlar y prevenir el fenómeno delictivo.

Algunos estudios concluyen que comunidades que han sido víctimas de la violencia, como consecuencia de conflictos civiles, tienen más probabilidades de continuar con este ciclo. Esto se demuestra al comparar las tasas de homicidio en países antes y después de su participación en los conflictos armados, de manera independiente al resultado del mismo, es decir, a si resultaron victoriosos o no, o a si sus economías mejoraron o decayeron. De igual manera, no existe un único elemento que pueda explicar y ser el responsable de la violencia en América Latina. Por el contrario, la violencia es el resultado de factores como la edad, el sexo, el nivel socioeconómico, el uso de sustancias sicoactivas, la inequidad de ingreso39, la historia de guerras o conflictos armados, la debilidad del Estado, el impacto de los medios. 

En el caso colombiano no existe ningún consenso frente a las causas generadoras de violencia. Algunos análisis comprueban la relación entre el incremento en la tasa de homicidios como consecuencia de la erosión de las normas sociales o en casos de prolongado conflicto armado interno, como en el caso colombiano. Otros autores señalan que en Colombia no existe una relación positiva entre pobreza y crimen, o entre inequidad y delincuencia, al realizar un estudio de las zonas más violentas del país y comprobar que son precisamente las zonas más ricas del país. Acorde con lo anterior, otros autores señalan que la violencia en Colombia no puede explicarse solamente como consecuencia de la pobreza, la fragmentación social y el tráfico de drogas. También parece estar relacionada con la falta de capital social y la "incapacidad de las personas para el desarrollo de organizaciones colectivas capaces de transferir las demandas sociales al campo político".

Es importante que el país, de alguna manera, trascienda los ciclos evidentes de incrementos y descensos en la tasa de homicidios. Experiencias como el caso de Bogotá muestran la necesidad de desarrollar políticas a largo plazo y con la suficiente flexibilidad para realizar ajustes. Asimismo, el descenso del homicidio a nivel nacional como consecuencia de la aplicación de la Política de Seguridad y Defensa Democrática es ilustrativo del éxito de políticas estructuradas a largo plazo.

Finalmente, es importante subrayar la importancia de desarrollar políticas públicas integrales, para el control del crimen, que estén fundamentadas no solo en el aspecto punitivo, sino involucrando elementos preventivos y de disuasión, partiendo de la historia de cada sociedad.

La droga es parte de grupos ilegales y matan a dirigentes populares en Colombia

Gobierno de Duque (2018-2022)]

El presidente Iván Duque Márquez, aseguró en 2018 que espera en sus 4 años de gobierno reducir entre 140.000 y 150.000 las hectáreas sembradas de cultivos ilícitos que, según el gobierno de Estados Unidos, se han multiplicado en los últimos 6 años pasando de 50.000 hectáreas a 200.000 (cifras oficiales afirman que hay más de 300.000 hectáreas de cultivos ilícitos). Entre las estrategias planteadas para reducir los cultivos está la de regresar al uso del glifosato mediante aspersión, cumpliendo con los lineamientos dados por la Corte Constitucional para avalar el uso del herbicida; entre ellas, el no usarlo de manera aérea por razones de salud.99

Propone una guerra sin tregua contra los Grupos Armados Organizados (GAO), residuales o no, y contra las bandas del microtráfico en los municipios del país. En cuanto al proceso de paz con la guerrilla del ELN, manifiesta que este no debe continuar si la guerrilla sigue cometiendo actos terroristas en el transcurso de los diálogos, incluyendo el presunto tráfico de drogas en la frontera con Venezuela, país donde el Comando Central (COCE) del ELN estaría refugiado con apoyo del gobierno venezolano, según el presidente Duque 

También propone eliminar el narcotráfico y el secuestro como delitos conexos al delito político en el conflicto armado, lo que podría hacerle perder el estatus al ELN de grupo ilegal con carácter político para convertirse en un grupo delincuencial tipo GAO

El 21 de diciembre de 2018, con la muerte de alias Guacho, jefe del GAOR Frente Oliver Sinisterra, en zona rural de Tumaco (Nariño), en un operativo de la Fiscalía y la Fuerza Pública denominado Operación David, parte de la Operación Hércules contra los grupos ilegales de esta zona del país, se comprobó la presencia de carteles mexicanos en el país.  Guacho era el enlace con el Cártel de Sinaloa de México y su grupo era el brazo armado de este cartel en Colombia. Agregado a esto, los arrestos de ciudadanos mexicanos en el país confirman la sospecha de las autoridades colombianas que los dos poderosos cárteles de la droga de México (Sinaloa y Jalisco Nueva Generación) están haciendo presencia, desde 2017, en Colombia para intentar apoderarse ellos mismos del negocio ilícito del narcotráfico en toda su cadena de producción.104105

La lucha contra los Grupos Armados Organizados (GAO) y Grupos Delincuenciales Organizados (GDO) han provocado bajas, capturas y deserciones en estos grupos ilegales que dependen de actividades ilícitas como el narcotráfico, la extorsión y la minería ilegal, las cuales se han visto afectadas con el aumento del pie de fuerza en las zonas donde los GAO´s y GDO´s hacen presencia como la región del Bajo Cauca en Antioquia, donde existe desde comienzos de 2018 una guerra entre el Clan del Golfo y su grupo disidente "Los Capar rapos".

Esta situación, sumada a la presencia del ELN y disidencias de las FARC al mando de alias Cabuyo,han provocado la muerte de civiles y el desplazamiento forzado a los cascos urbanos de Caucasia y Tarazá, entre otros municipios del Bajo Cauca. Para combatir esto grupos y pacificar la región, el presidente Iván Duque autorizó constituir a finales de 2018 la Operación Aquiles, conformada por unidades especiales del Ejército que trabajan en conjunto con las Fuerzas Militares y de Policía acantonadas en el Bajo Cauca.106107 Duque también reforzó operaciones militares que, desde el gobierno anterior, combate GAO´s como la Operación Agamenón, que busca desmantelar al Clan del Golfo y capturar o dar de baja a su líder, Dairo Úsuga, alias Otoniel, escondido en el Urabá junto a su debilitado Estado Mayor; también está la Operación Esparta, que busca desmantelar al GAO "Los Pelusos", asentados en el Catatumbo y afectados por la guerra que sostienen con el ELN en la región, a quienes también está dirigido el operativo; guerra que a febrero de 2019 deja más de 100 muertos entre asesinados y desaparecidos.

El 28 de enero de 2019, fue capturado en Pueblo Bello (Cesar) Reinaldo Peñaranda, alias Pepe, uno de los dos máximos líderes del grupo criminal Los Peludos, disidencias del Ejército Popular de Liberación (EPL) en el Cesar, donde estaba planeando enviar droga a Estados Unidos y Centroamérica ya que, presuntamente, tendría nexos con carteles de Honduras y Guatemala.108. El otro máximo líder de Los Pelusos, Luis Antonio Quiceno, alias Pacora fue abatido por un francotirador del Ejército el 26 de septiembre de 2019 en zona rural de Sardinata, Norte de Santander109. El 17 de junio de 2019 fue abatido en la Sierra Nevada por unidades conjuntas del Ejército y la Policía Jesús María Aguirre, alias Chucho Mercancía, líder del GDO Clan Pachencha, organización criminal con aproximadamente 500 hombres y operaciones en Santa Marta, responsables del 80% de las actividades ilícitas en la Región Caribe colombiana.110 También el GDO La Construí en Putumayo ha sido afectado con las acciones de la Fuerza Pública al ser abatido el 3 de septiembre de 2018 en zona rural de Puerto Caicedo el máximo líder de esta organización criminal Marco Aurelio Neira, alias Gallero.111

A finales de 2019, los carteles más poderosos de México (Sinaloa y Jalisco Nueva Generación) han llevado su guerra a Colombia, según denuncias del presidente Duque, enfrentándose de manera directa e indirecta a través de los Grupos Armados Organizados, por el control de toda la cadena de producción de cocaína colombiana desde el cultivo de la hoja de coca, comprando hectáreas con sembradíos e instalando laboratorios donde procesan el alcaloide en el país andino para luego llevar a México, además de la que le compran a estos grupos ilegales que tienen sus propios laboratorios, los cuales han sido afectados y reducidos drásticamente por las capturas y/o muertes de sus líderes o cabecillas por parte de las autoridades colombianas.

También el presidente colombiano ha denunciado el uso de francotiradores por parte de los cárteles mexicanos para proteger los cultivos de coca y evitar la erradicación manual de estos cultivos ilícitos por parte del gobierno colombiano.

Periodista, Historiador y Analista Internacional

diegojolivera@gmail.com 

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