Por Lic. José A. Amesty R.:
Oficialmente la desestabilización contra Cuba, por parte de
EEUU, inicia el 3 de febrero de 1962, mediante la orden ejecutiva No. 3447,
impuesta por el presidente John F. Kennedy. Pero ya desde 1959, el gobierno de
Eisenhower, ya había tomado medidas para restringir el comercio entre USA y
Cuba, afectando las finanzas de ésta última.
Ya conocemos, que este asedio se ha materializado afectando
la vida diaria de Cuba: cortes de electricidad en las principales ciudades del
país y en los horarios de mayor demanda, escasez de alimentos, afectación al
transporte público a trabajadores y sociedad en general, entre otras
calamidades, que en general, son agresiones políticas, económicas, financieras,
comerciales, tecnológicas, entre muchas otras. Un embargo total a Cuba.
Por supuesto, la injerencia ha afectado al sector de las
comunicaciones y la informática, incluidas las telecomunicaciones. Esta
política aberrante gringa constituye el principal impedimento al flujo de
información, y al más amplio acceso a Internet y a las tecnologías de la
información por parte de los cubanos, al dificultar y encarecer la conectividad
en el país, condicionar el acceso a las plataformas y tecnologías, y utilizar
el ciberespacio para subvertir el sistema político y jurídico cubano.
Los daños económicos ocasionados al sistema de las
comunicaciones, durante el período de abril de 2018 a marzo de 2019 se estiman
en más de 55 millones de dólares. La Empresa de Telecomunicaciones de Cuba S.A.
(ETECSA) continúa siendo la entidad con mayor afectación, registrando
aproximadamente el 98% del monto total de los perjuicios.
Uno de los principales brazos interventores en Cuba heroica, ha sido la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional USAID, quien con el tiempo ha cambiado su papel de “asistencia económica”, a vulgar ladrona de cientos de millones de dólares, o desviados de ruta para: preparación de agentes locales, compra de supuestos periodistas y otros profesionales, subvención de grupos mercenarios, envió de propaganda ilícita, para cambiar mentes y poder financiar a los opositores al gobierno cubano, pasando por trabajo político encubierto. Y por supuesto, seguir apoyando el bloqueo económico contra la isla heroica.
Estemos atentos al cambiante mundo de la USAID, CIA, entre
otras, que cambian cual camaleón, para enmascarar sus propósitos expresos de
USA, quien los financia y no le importa sus métodos, para hacer colapsar la
Revolución en Cuba. El enemigo no descansa, tampoco nosotros debemos descansar,
para consolidar un mundo más justo y fraterno.
No es de extrañar, el papel de estos brazos gringos en la
isla, en los últimos días, con la farsa de San Isidro.
Ya que sabemos que, el Buró del Hemisferio Occidental del
Departamento de Estado norteamericano, lanzó una convocatoria, para que las
organizaciones dedicadas al negocio de promover la subversión en Cuba,
presenten propuestas para crear una nueva generación de líderes independientes
cubanos, llamado “líderes emergentes cubanos”, que tengan la capacidad de
trabajar para transformar la sociedad cubana, desde adentro, promoviendo un
desmontaje de los principios, valores y practicas socialistas.
Este proyecto subversivo ya está en pleno desarrollo, las
organizaciones que fueron beneficiadas con el presupuesto, ya están desplegando
sus recursos para cautivar, engañar y manipular a determinados jóvenes cubanos
que, en términos prácticos, le ofrecerán ser mercenarios al servicio de una
potencia extranjera.
Fácilmente, la creación de grupos de este tipo, es factible
de controlar, ya que normalmente caen en una especie de club único, proclive a
autoproclamarse como los preferidos para tal fin, creen que son los “elegidos”
y cometen errores de autosuficiencia.
No obstante, debemos dejar claro que la Injerencia, es la
intervención en un Estado Soberano, por uno o varios Estados u organizaciones
internacionales, mediante la fuerza armada u otras medidas, y sin su
consentimiento. Algunos sinónimos son introducir, entrometerse o inmiscuirse,
violación, intervención, invasión,
derrocamiento, otros.
El sentido de esta definición, siempre tiene una carga
violenta, de destrucción, nunca de ayuda. Y esta ha sido la historia de los
Estados Unidos de Norteamérica en América Latina, el mundo y por supuesto en
Cuba.
La larga lucha que la sociedad cubana ha sufrido y
resistido, durante los últimos sesenta años de Revolución Cubana, donde se
promueve un sistema de valores como la solidaridad, la igualdad, la equidad y
el bienestar común, ha sido un largo proceso de aprendizaje, costoso y muy
traumante para el pueblo cubano.
Esta resistencia, que se ha adquirido con formación e
ideología, se ha traducido en Resiliencia, que es la “capacidad que tiene una
persona o un grupo de recuperarse frente a la adversidad para seguir
proyectando el futuro”. Así mismo, “en
ocasiones, las circunstancias difíciles o los traumas permiten desarrollar
recursos que se encontraban latentes y que el individuo desconocía hasta el
momento”.
El concepto ha evolucionado, superando la concepción
individualista, para transformarla en una actitud comunitaria, cultural, y como
la capacidad de tener éxito de modo aceptable para la sociedad, a pesar de los
graves riesgos.
Estamos hablando entonces, en estos últimos días en Cuba
solidaria, de una desestabilización multifacética del imperialismo, traducida
en entre otras armas, de una ciberguerra, concepto tan crucial que el Pentágono
le dedica un comando especializado, así como los tiene para áreas geográficas.
Y estamos hablando de una inversión multimillonaria, en la creación de
numerosos medios e influencias digitales, con sus ejércitos de bots (es un
software que sirve para comunicarse con el usuario, imitando un comportamiento
humano, aunque a veces sea el de un humano de pocas palabras), que trasmiten
contra la isla desde Estados Unidos.
En este sentido, el escritor cubano Abel Prieto, afirma que
la mayoría de los que llegaron ante el Ministerio de Cultura Cubano, desde San
Isidro, fueron impulsados a hacerlo por el ambiente creado en las redes. Este
es el espacio virtual, utilizado ahora por USA, para subvertir el orden cubano,
desestabilizando la armonía del país.
En general, y atendiendo al título de este breve artículo,
las llamadas revoluciones de color, entran dentro de las estrategias de
intervención silenciosa, que Estados Unidos, utiliza para derrocar a Gobiernos,
que no comparten la visión estadounidense sobre la organización económica,
política y militar de las naciones.
Así mismo, se denomina golpe de Estado blando, golpe suave,
golpe encubierto o golpe no tradicional, al uso de un conjunto de técnicas no
frontales y principalmente no violentas de carácter conspirativo, con el fin de
desestabilizar a un gobierno y causar su caída, sin que parezca que ha sido
consecuencia de la acción de otro poder.
La expresión ha sido atribuida al politólogo estadounidense
Gene Sharp, quien, según Thierry Meyssan
(periodista y activista político francés, autor de investigaciones sobre la
extrema derecha), “recibió el encargo de la CIA para conducir la aplicación
práctica de su investigación teórica en China”, en 1989, y trabajó para Israel para “crear programas
de entrenamiento para jóvenes activistas con el objetivo de organizar golpes”.
En algunas ocasiones, el golpe de Estado blando, se
relaciona con el llamado lawfare (guerra jurídica o guerra judicial), cuando la
desestabilización o derrocamiento del gobierno se realiza mediante mecanismos
aparentemente legales.
El autor Sharp, del ensayo titulado “De la dictadura a la
democracia”, describe 198 métodos para derrocar gobiernos mediante “golpes
suaves”, considera que la estrategia se puede ejecutar en cinco pasos:
• La
primera etapa es promover acciones no violentas para generar y promocionar un
clima de malestar en la sociedad, destacando entre ellas denuncias de
corrupción, promoción de intrigas o divulgación de falsos rumores.
• La
segunda etapa consiste en desarrollar intensas campañas en “defensa de la
libertad de prensa y de los derechos humanos”, acompañadas de acusaciones de
totalitarismo contra el gobierno en el poder.
• La
tercera etapa se centra en la lucha activa por reivindicaciones políticas y
sociales y en la manipulación del colectivo para que emprenda manifestaciones y
protestas violentas, amenazando las instituciones.
• La cuarta
etapa pasa por ejecutar operaciones de guerra psicológica y desestabilización
del gobierno, creando un clima de "ingobernabilidad".
• La quinta
y última etapa tiene por objeto, forzar la renuncia del presidente de turno,
mediante revueltas callejeras para controlar las instituciones, mientras se
mantiene la presión en la calle. Paralelamente, se prepara el terreno para una
intervención militar, mientras se desarrolla una guerra civil prolongada y se
logra el aislamiento internacional del país.
Las primeras tres etapas, se ensayaron en San Isidro, y se
han seguido experimentando posterior a la puesta en escena sanisidrina, atentos
y alertas.
En conclusión, la mejor defensa de la Revolución Cubana,
sigue siendo la ofensiva audaz, creativa, oportuna y pertinente.
joseamesty1@gmail.com
0 comentarios:
Publicar un comentario