viernes, 4 de diciembre de 2020

Náufragos a la buena de dios

 Por Jesús Sotillo Bolívar:

             La ultra derecha venezolana, hoy con su dirigencia en auto-exilio ha fomentado el odio y el repudio contra sus propios connacionales.

             Al actuar de esta manera contra los venezolanos el gobierno de Trinidad y Tobago ignora su propia historia.

Hemos recibido la buena noticia del rescate de 16 niños y nueve mujeres, que habían sido deportados por el gobierno insular de Trinidad y Tobago, que, sin ninguna consideración humanitaria, lanzó al mar en un bote maltrecho, esos niños y esas mujeres, que, por su condición, cuentan con protección del Derecho Internacional Humanitario y del Derecho Público Internacional.

A la buena de Dios, fueron expulsados y forzados a naufragar, hecho, que, según declaraciones del Ministro de Seguridad de Trinidad y Tobago, Stuart Young, y esto es insólito, el desconocía, pero al enterarse del hecho, no lo condenó, sino que se limitó a decir, que a los niños debería pedírseles la partida de nacimiento.

Ahora bien, surge una pregunta inmediata, como es posible que un gobierno, que forma parte de las organizaciones regionales e internacionales, que promueven la defensa de los Derechos Humanos, pueda realizar una acción tan inhumana, tan desproporcionada y no hay ninguna reacción para censurarla, iniciar investigaciones y determinar responsabilidades.

Es posible que estos niños y mujeres venezolanas, hayan salido del país, buscando quizás nuevas expectativas de vida, eso no lo podemos negar, pero eso no es causa para tamaño maltrato por parte de las autoridades de Trinidad y Tobago, porque incluso, a los prisioneros de guerra según los convenios internacionales debe garantizarles determinados derechos incluido, por supuesto, el de la vida.

Desconocían las autoridades insulares el riesgo de muerte que corrían estos niños y mujeres venezolanas, lanzadas al garete o es tanto el odio que tienen a nuestros nacionales que se obnubilan y sin vacilar los fuerzan a naufragar, a pesar de las graves consecuencias que esto podía tener en la humanidad de los deportados.

Para que solicitar la partida de nacimiento de los niños, sería que pensaban redactar por adelantado un acta de defunción colectiva y luego acusar al gobierno venezolano por el naufragio.

La conducta del gobierno insular de Trinidad y Tobago, no tiene nombre, es difícil encontrar un calificativo apropiado para endilgárselo, pero en el fondo creo que está motivado por un profundo odio, odio, que sectores de la ultra derecha venezolana han cultivado y fomentado en el exterior contra sus propios connacionales.

Debemos recordar, y está prohibido olvidar, que Julio Borges, fugado del país, por atropellar con su carro a un niño y tratar de evitar que se le aplicara la justicia, declaró desde Colombia (2017) a toda la prensa internacional que: “La emigración venezolana era una enfermedad contagiosa”.

 Es decir, utilizó a la mediática internacional para descalificar y estigmatizar a sus propios connacionales, a los cuales acuso de ser corresponsables en los países que los recibían de “Crimen organizado, militarismo, para militarismo, tráfico de drogas y terrorismo”, Pidiendo, además, a los países donde llegaban los venezolanos, que tomaran medidas al respecto, para evitar el contagio.

Igual lenguaje, y estigmatización ha sido vertida por la plaga de ultra derecha fugitiva, que desde el exterior estimula esta especie de xenofobia contra los venezolanos. Al parecer las autoridades insulares de Trinidad y Tobago, han seguido al pie de la letra las indicaciones de Julio Borges y la costra de auto-exilados. Para ellos, pedimos se aplique la normativa internacional que expresamente condena y prohíbe el fomento del odio contra cualquier grupo racial o nacional. Formalmente, Venezuela debe solicitarlo.

jesussotillo45@gmail.com

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