Por Diego Olivera Evia:
La crisis del capitalismo en la era de la Pandemia
No hace falta que les expliquemos qué es el Coronavirus ni
cómo está (nunca mejor -o peor- dicho) entre nosotros. Aunque no lo quieran,
habrán leído y escuchado abundante información sobre lo que amenaza con ser
toda una pandemia mundial, y que ya está literalmente devastando ciudades
chinas como Wuhan, el epicentro del brote, que recuerden que es una gran urbe
con el tamaño de Londres.
Y el hecho es que no sólo de salud (y de posibles muertes) va el asunto. Aparte de todos los interrogantes que flotan en el aire alrededor de la escasa e incongruente información que las autoridades chinas van publicando con cuentagotas, el tema es que este letal virus está teniendo ya a día de hoy, y más que puede tener, un alto impacto económico en esa fábrica del mundo que es China, y además amenaza seriamente con hacer lo propio a nivel mundial, de acabar propagándose por el resto del planeta
Deben saben los lectores más habituales cómo, con el rigor y
la libertad de expresión que en estas líneas nos caracteriza, desde aquí hemos
puesto en valor tanto los muchos puntos fuertes que tiene la socioeconomía
china, como también sus muy censurables prácticas (a veces incluso
totalitarias).
En un tema tan crucial para todo el mundo, y en el que las
propias autoridades chinas se ven seriamente comprometidas, era de esperar que
hiciesen acto de presencia ciertas "metodologías" tanto mediáticas
como de toda índole que, lejos de permitir afrontar el tema con toda la
artillería, de forma transparente, y haciendo que cada cual asuma sus
responsabilidades, ha hecho que por el contrario la información desde China
sobre este asunto llegue con cuentagotas, envuelta en una gran opacidad, y
además con los pocos datos que nos van aportando sin encajar para nada.
La cifra "oficial" ahora mismo de contagiados por
el Coronavirus sobrepasa ampliamente la decena de miles de personas, y los
fallecidos están en el entorno de los pocos cientos de personas.
Visto así, efectivamente no parece ninguna pandemia, y las
cifras son muy similares a las que puede producir cada año un virus tan
habitual como es la gripe común. Pero he aquí el primer punto y lo realmente
inquietante del Coronavirus. La gripe, aunque altamente mutable y por tanto
difícilmente combatible con eficacia, es sin embargo conocida ampliamente por
los patólogos: se conocen sus métodos de propagación, sus sucesivas secuencias
genéticas, etc.
La crisis del capitalismo en la era de la Pandemia
De la gripe común, a pesar de que también puede llegar a ser mortal, ya se sabe mucho, e incluso hay una vacuna anual contra ella (aunque su efectividad sea limitada por la extrema mutabilidad del virus).
Sin embargo, del Coronavirus no sabemos tan apenas nada,
pero nada de nada mucho más allá de que se contagia por vías aéreas y con una
tasa de contagio inusitadamente alta. Y las cifras que se publican no
concuerdan por ningún lado.
Lo primero que no concuerda son los órdenes de magnitud. Con
poco más de una decena de miles de contagiados como cifra "oficial",
y unos pocos centenares de muertos, no se entiende que el gobierno chino haya
decretado paralizar la vida social y económica de toda una región como la de
Wuhan, sólo cuya capital tiene 11 millones de habitantes y el tamaño de
Londres.
Además, ese cierre "patronal" forzoso se ha
extendido en las últimas horas a otras ciudades, fábricas, y centros
comerciales de otras regiones del país. La gente está encerrada en sus casas en
aislamiento sin apenas salir ni consumir, las fábricas están cerradas y sin
producir con el riesgo de extenderse definitiva y masivamente a todo el
territorio nacional, y pudiendo provocar graves disrupciones en el suministro
del comercio mundial.
De hecho, hay expertos en economía china que ya auguran que
el impacto económico de este brote sobre la economía del país puede ascender a
penalizar en torno al 1% el crecimiento del PIB de China: lo que le faltaba a
la economía del gigante rojo.
Buena muestra de esos datos que no encajan es igualmente el
gran dinamismo y extrema urgencia con la que el gobierno chino se ha lanzado
desesperadamente a construir de la nada macro-hospitales enteros con miles de
camas, temáticos para tratar esta enfermedad en exclusiva, con el altísimo
coste que no sólo tiene el construirlos, sino el hacerlo "a marchas
forzadas".
Pues vaya, que, si de verdad fuese comparable a la gripe
común, no tendrían que tener para ella ya hospitales temáticos así en cada
pueblo y ciudad. ¿De verdad alguien puede creerse que una enfermedad
equiparable en cifras a la gripe común justifica que las autoridades asuman
como necesario este altísimo impacto económico forzando al cierre general, y
además construyendo hospitales como si no hubiese un mañana? Igual es que
efectivamente si no lo hacen así no haya mas ese mañana.
Muy probablemente, las autoridades chinas deben de estar realmente desbordadas, y han tomado estas decisiones in extremis a sabiendas de que lo que tienen encima es ya toda una catástrofe sanitaria.
Periodista, Historiador y Analista Internacional
diegojolivera@gmail.com
a) {Sin embargo, del Coronavirus no sabemos tan apenas nada, pero nada de nada mucho más allá de que se contagia por vías aéreas y con una tasa de contagio inusitadamente alta. Y las cifras que se publican no concuerdan por ningún lado.}
ResponderEliminarEs la aplicación del narcisista paranoico transexual ecuménico perverso patriarcado en el poder mundial.
Estamos sometidos absolutamente y debemos asumirlo o seremos sancionados severamente de no cubrirnos el rostro.
Ya hemos perdido totalmente la categoría de humanos.
Proclamar resistencia es una estupida argumentación, pues jamás debimos permitir este sometimiento.
Hemos seguido el juego de repugnantes criminales profesionales de la corporación médica, que mediáticamente aterrorizan con el falso discurso del elemento denominado coronavirus y sus consecuencias psicopatologicas desquiciadas destructivas autoritarias irreversibles sobre nosotros.
Esta "exitosa" metodología, prosigue con el "juego" de las nuevas olas, rebrotes, vacunación, etc.
La población es esencialmente infradotada y jamás debió permitir ni someterse a esta genocida situación, pero el mero repaso de la historia nos indica y explica que la masa humana es idiota.
Estamos agonizando en éste programa de eliminación, independientemente de las variadas estupidas "ilusiones y esperanzas" que se puedan concebir. Mientras tanto sigamos con el barbijo, respetando la distancia social, en reuniones acotadas, pedir permiso para circular, someternos a los hisopados, cumplir con el juego de la vacunación masiva mundial para la continuidad experimental de los discípulos mengelistas.
En fin evolucionemos en nuestra estupidez.
Osvaldo Buscaya
Psicoanalítico (Freud)