Por Ernesto Wong Maestre:
El conflicto político en el centro de dirección del
imperialismo mundial tiende a seguir agravándose, ahora con la disputa entre
las dos partes de la clase dominante en el poder estatal y sus poblaciones
leales, por un mayor control del Estado norteamericano que cada día se aprecia
más fallido considerando la incapacidad de sus instituciones para dar
estabilidad política a la Nación. Son varias las evidencias de la inestabilidad
en que se encuentra el sistema político-administrativo de la potencia bélica más
agresiva de la historia humana. La más reciente se está manifestando en torno a
la recién culminada votación electoral de carácter presidencial del 3 de
noviembre.
Aunque Donald Trump se proclamó tempranamente ganador en los comicios electorales y luego lo hizo Joe Biden al sobrepasar la cifra de los 270 votos electorales estipulados para ser vencedor y alcanzar 290, lo cierto es que aún el órgano correspondiente para certificar la victoria de uno de los dos candidatos no se ha pronunciado.
Tan compleja es la situación política en EEUU que las
potencias adversarias Rusia y China han decidido esperar el pronunciamiento
oficial para proceder a reconocer al ganador. México tampoco lo ha hecho porque
su presidente sabiamente mantiene la postura tradicional de la política
exterior mexicana basada en la Doctrina Estrada.
La complejidad del conflicto en EEUU tiende a aumentar con
el llamado de Trump a movilizaciones masivas callejeras de protestas por parte
de sus seguidores, sustentándose en que sus electores sobrepasan los 73
millones de votantes republicanos y que el Partido Demócrata cometió diversos
fraudes para alcanzar la meta de los 270 votos electorales.
Aun cuando no ha sido demostrado según lo estipula la ley electoral del país basada en el Derecho Probatorio, la denuncia de fraude hecha por el actual Presidente Trump, no solo paraliza la decisión oficial final sino que alienta las conductas violentas de los grupos armados legales-según su Constitución- y a su vez los comportamientos defensivos por la población armada también legal simpatizante del partido Demócrata, lo cual podría dar inicio a los prolegómenos de una guerra civil de no haber decisión oportuna del máximo órgano electoral o judicial pues Trump ya anunció que iniciaría las demandas judiciales correspondientes.
La encrucijada -de naturaleza económico política y
sociocultural- en que se encuentra el pueblo y el Estado estadounidenses es
inédita como toda realidad pero a su vez es muy peligrosa para la sociedad en
medio de la gravedad de la pandemia que dada la mala política de salud aplicada
por Trump ha provocado más de 230 mil muertes y también es altamente dañina
para las expectativas de la paz mundial en razón del significado que ya tiene
el riesgo de una guerra civil y su incierto desenlace debido a la variedad de
grupos mafiosos belicosos enquistados en las estructuras de poder
gubernamentales y en otras públicas y privadas de esa potencia mundial, los
cuales podrían aprovechar la paridad en la correlación de fuerzas entre los
contendientes y la propia insuficiencia hegemónica existente para alentar un
golpe de Estado e imponer sus intereses.
No se trata de cualquier conflicto político ni de
cualquieras bandos de poder político y militar, sino de que el maletín de mando
de las potentes armas nucleares de EEUU está en poder de un presidente
supremacista, racista, violador del derecho internacional público y enfrentado
al mundo de paz que condena sus guerras, sanciones ilegales e injerencias.
El mundo debe estar más alerta y el Consejo de Seguridad de la ONU ya debería ir tomando sus previsiones porque podría estar en peligro la paz del planeta.
wongmaestre@gmail.com
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