Por Rubén Alexis Hernández:
La actual pandemia por COVID-19, en cuyo origen sin duda
alguna está metida la mano del hombre (élites globales), ha generado terribles
consecuencias para la casi totalidad de la humanidad. Gracias a las medidas
draconianas cortesía de las élites y los Gobiernos, sobre todo en los ámbitos
social y económico, quebraron numerosas empresas medianas y pequeñas, fueron
muy afectados los aparatos productivos estatales y el PIB, aumentó
drásticamente el desempleo, creció la informalidad, se elevó terriblemente el
costo de la vida y con ello la pobreza y la miseria, descendieron los salarios
y se eliminaron beneficios laborales, se redujo en forma notable la inversión
social, se deterioró aún más la prestación de los servicios básicos, entre
otras consecuencias perjudiciales.
Irónicamente fueron desembolsados por los Estados abundantes fondos para rescatar a las grandes corporaciones, en vez de ayudarse al pequeño y mediano sector productivo, y al ciudadano común asalariado y desempleado, cada vez más pobre, miserable y hambriento. La lógica capitalista en plena acción.
Como se aprecia en el párrafo anterior, los Gobiernos y las
élites mundiales han aprovechado la actual crisis sanitaria para imponer de
nueva cuenta medidas neoliberales. El neoliberalismo, como bien se sabe, es un
capitalismo más agresivo y más inhumano que el liberalismo (que ya es mucho
decir), en el que el Estado interviene sólo para ayudar a garantizar el éxito
de los negocios de las grandes empresas, por medio de un amplio marco
jurídico-administrativo-político, y para generar un ambiente propicio-estable-seguro
para dichas empresas mediante la intervención preventiva o ‘ejecutoria’ de las
fuerzas armadas.
De manera que, en esta época tan difícil, en la que la solidaridad debería salir a flote más que nunca, es cuando se nota el egoísmo más brutal de parte del gran capital, cuyo objetivo no deja de ser la obtención de la mayor ganancia posible, a costa incluso del sufrimiento, la pobreza y el hambre de millones de seres humanos.
Estamos, sin duda alguna, asistiendo a la formación de un
nuevo orden mundial, en el que no sólo China y Rusia estarán a la cabeza de la
geopolítica y economía globales, sino que el neoliberalismo se intentará
consolidar y conllevar a una corrocaría totalitaria, caracterizada
principalmente por el poder casi ilimitado y supranacional del gran capital,
que buscará prevalecer perversamente sobre cualquier ámbito de las sociedades.
Si bien los Gobiernos de todo el planeta, incluso los que manejan discursos
aparentemente izquierdistas, están de rodillas ante las corporaciones transnacionales,
arrastrados por unas migajas (en comparación con las ganancias de los
capitalistas), buena parte de los pueblos en medio mundo, en gran parte nuevos
desempleados y pobres, han salido a protestar en plena pandemia, dejando claro
que no será fácil para el neoliberalismo imponerse en dicho contexto sanitario.
En este sentido no se hicieron esperar las protestas por el
confinamiento, por la semiparalización económica, por los recortes
salariales-laborales, por la reducción de la inversión social, por el aumento
del costo de la vida, por el nefasto auxilio estatal al gran sector privado y
en general por la falta de interés de los Gobiernos por el ciudadano común.
El neoliberalismo es lo peor de lo peor, y sólo deja una
negra estela de pobreza, miseria, hambre y muerte, y en consecuencia deberemos
luchar los ciudadanos de a pie del planeta entero, de diversas formas para
evitar su consolidación global y el triunfo definitivo del criminal orden
mundial en ciernes.
ruhergeohist@yahoo.com
0 comentarios:
Publicar un comentario