Por Diego Olivera Evia:
La crisis de una sociedad de inmorales contra humanidad
El repentino aumento de la demanda de productos médicos para
abordar la pandemia de COVID-19 ha llevado a una expansión en el tráfico de
productos de calidad inferior y falsificados, asegura una investigación de la
Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito. Según la agencia,
el virus ha resaltado aún más las deficiencias en los marcos regulatorios y
legales destinados a prevenir la fabricación y el tráfico de esos productos y
el crimen organizado ha explotado las incertidumbres que rodean la pandemia.
La falsificación de productos médicos conlleva riesgos
importantes para la salud pública, ya que estos pueden no tratar adecuadamente
la enfermedad y facilitar el desarrollo de resistencia a los medicamentos.
"La salud y la vida están en riesgo con los delincuentes
que explotan la crisis COVID-19 para sacar provecho de la ansiedad pública y la
mayor demanda de equipo de protección personal y medicamentos”, expresó la
directora ejecutiva de la Organización, Ghada Waly.
Para Waly, se necesita ayudar a los países a aumentar la
cooperación para cerrar brechas, desarrollar la capacidad de aplicación de la
ley y la justicia penal, y generar conciencia pública para mantener a las
personas seguras.
Estafas y fraudes por doquier
El informe de la agencia afirma que los grupos criminales
también se han adaptado rápidamente a las oportunidades derivadas de la
pandemia para explotar las vulnerabilidades y las brechas en los sistemas de
salud y justicia penal.
La evidencia muestra que eventos ilícitos, como fraude,
estafas e incautaciones, que involucran la fabricación y el tráfico de
productos médicos de calidad inferior y falsificados, han seguido la
propagación del virus.
Por ejemplo, en Alemania, las autoridades sanitarias a
contrataron a dos compañías para obtener un envío de mascarillas faciales por
valor de 15 millones de euros a través de un sitio web clonado de una empresa
aparentemente legítima en España.
En Argentina, tuvo que ser puesta bajo investigación una
compañía que estaba produciendo desinfectante y mascarillas, pero no tenía
autorización para su distribución.
En Eslovenia, el Gobierno pagó un avance de 300.000 euros
para recibir tres millones de mascarillas médicas de una compañía en Bosnia y
Herzegovina que nunca llegaron.
A lo largo de Asia, en países como India, Tailandia, Laos,
China, Singapur y Malasia además se han identificado una gran cantidad de
fraudes y hasta robos de todo tipo de materiales de protección e incluso
pruebas de COVID-19 y cloroquina. En varios países de África se han visto
situaciones similares.
La pandemia mata
El surgimiento de la pandemia también ha sido testigo de
fraudes de compromiso de datos, incluyendo phishing, estafa y compromiso de
correos electrónicos comerciales, o la manipulación de sitios web corporativos,
convenciendo a los compradores de que la fuente es genuina.
Los ataques cibernéticos a la infraestructura crítica
involucrados en el tratamiento de la pandemia también pueden continuar en forma
de estafas en línea dirigidas a las autoridades de compras de salud.
El informe destaca la importancia del fortalecimiento de los
marcos legales y las sanciones, y un enfoque global más armonizado para la
criminalización de la fabricación y el tráfico de productos médicos
falsificados.
“Solo un enfoque común permitirá respuestas efectivas a los
delitos que afectan a las personas y la salud pública”, afirman los expertos
que resaltan que, al mismo tiempo, prevenir, detectar y responder a delitos
relacionados con productos médicos.
La crisis de una sociedad de inmorales contra humanidad
La humanidad enfrenta una crisis moral que representa
amenazas más graves que las vividas en la Guerra Fría y a la sociedad parece no
importarle, declaró este domingo el filósofo, lingüista y activista
estadounidense Noam Chomsky. Durante su presentación en el festival Ciudad de
las Ideas, que se celebró este fin de semana en Puebla (México), el lingüista
afirmó que la sociedad actual se enfrenta a tres grandes crisis, todas con un
factor común: la crisis moral de deshumanización.
"Todavía recuerdo ese 6 de agosto de 1945",
aseguró el intelectual sobre el día que la bomba atómica fue lanzada sobre
Hiroshima (Japón) para apuntar la primera de estas crisis, la nuclear. Recordó
que estaba en un campamento de verano cuando sucedió y entonces: "A nadie
le importó. Salí solo a caminar y desde entonces he seguido el comportamiento
temerario por parte de los líderes políticos".
Chomsky dijo que acabar con la guerra nuclear es sencillo
porque "sabemos cómo enfrentar el problema" y la solución es
deshacerse de las armas, pero los intereses particulares de determinados países
prevalecen ante la paz mundial. En pleno siglo XXI la historia de las Guerras
Mundiales parece quedar muy atrás para los jóvenes, sin embargo, la amenaza es
mayor porque los países están más armados que nunca y en una carrera
armamentística y de exhibición de poder con una actitud de provocación
constante al "enemigo", indicó el analista nacido hace 89 años en
Filadelfia, Estados Unidos.
"En el caso del cambio climático los signos ya están, la
ciencia ha demostrado las consecuencias", sostuvo Chomsky al resaltar la
segunda crisis, la ambiental. Comentó que la Comisión Nacional del Cambio
Climático en EEUU ha informado de que existe la posibilidad de que el nivel del
mar se eleve hasta dos metros en este siglo, lo cual ha sido negado por la
administración de Donald Trump.
Imaginar las consecuencias de que se produjera un incremento
del nivel de mar es escalofriante porque si hoy hay problemas de refugiados
"piense cómo sería si Nueva York estuviera bajo el agua", sostuvo.
Consideró inverosímil que EEUU, "el Estado más importante en la historia
de la humanidad, está rehusando participar para enfrentar el problema".
La tercera crisis que enfrenta la humanidad es el riesgo
inminente a una pandemia porque "estamos en el vértice de catástrofes
posibles y no lo estamos tomando en serio" reiteró. En una conversación
con el fundador del festival Ciudad de las Ideas, Andrés Roerme, y el físico
Lawrence Krauss, Chomsky criticó los tratados comerciales advirtiendo que no
buscan el beneficio de la sociedad sino satisfacer los intereses de quienes los
formulan.
"Los tratados de libre comercio no lo son; están
diseñados por ejecutivos corporativos, inversores que buscan su propio interés,
son convenios de intereses" enfatizó Chomsky. Además, acusó al gobierno de
EEUU de imponer unas leyes que dificultan el desarrollo de tecnologías
renovables.
(*) Periodista, Historiador y Analista Internacional
diegojolivera@gmail.com
Excelente Articulo
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