miércoles, 15 de julio de 2020

El necio de Trump no se da cuenta que donde va a pasar algo, es en su propio país



Por Rolando Prudencio Briancon:

La obsesiva ojeriza de Trump hacia Venezuela y el Socialismo, lo ha llevado hacer un enigmático, como antojadizo anuncio, cantinflescamente calificando a Venezuela como: "un país rico que ha sido destruido por dos personas, y un sistema horrible -en alusión al Socialismo. Sobre las dos personas no sabemos a quiénes se refirió- o como quieran llamarlo, y algo va a pasar con Venezuela...", tal como dijo durante una entrevista exclusiva con Noticias Telemundo desde Miami. Vale decir que, de un golpe y porrazo, Trump además se ha convertido en un visionario que virtualmente ha vaticinado lo que le pasará a Venezuela.



Podríamos parafrasear diciendo "pocas palabras para buen entendedor", sobre que ese es, y ha sido siempre el sedicioso sentido en el que los gobiernos norteamericanos han actuado respecto a países con quienes mantienen diferencias irreconciliables, y contra quienes, como es ya el caso de Venezuela: han conspirado, están conspirando, y continuarán conspirando; y que no es más que esa la receta que resumidamente ha dado a entender Trump sobre lo que está preparando contra Venezuela. O sea, continuar conspirando como hasta ahora para que pase algo.

Nada nuevo bajo el sol, podríamos coincidir afirmando que esa, y no otra es la política del palo y la zanahoria de los EE.UU., respecto a los "bad boys", que cuando se portan mal, los pone en horma, y que es lo que ha hecho siempre a lo largo de su historia.

Pero hoy los EE.UU., ya no es aquel país que históricamente hizo lo que dio la gana para salirse con su gusto, cuando se le antojaba; y no sólo porque con Venezuela se haya topado, sino porque aparte de haberse eclipsado su hegemonía; es en su propio seno que se están produciendo las contradicciones internas irreconciliables, y que tiene nuevamente al racismo como la raíz de lo que es un estallido sociopolítico que puede derivar en una nueva guerra civil y auto destrucción de los EE.UU.

Y es que la escalada de este estallido social, y que está en pleno ascenso -como la pandemia- desde el día del cobarde asesinato de George Floyd a manos -un decir, pues lo mató pisándole el cuello- del policía blanco Dereck Chauvin, no ha parado hasta el día hoy, tal como acaba de suceder en Míchigan Detroit, dos meses después del asesinato de George Floyd, y que esta vez ha sido el asesinato de Hakim Littelton, otro joven negro de 19 años.

Está por demás claro que Trump no es ningún visionario que pueda predecir el futuro; es más otra de sus obsesiones -aparte de hacerse del petróleo venezolano- es volver al pasado: "haciendo grande otra vez América", que es lo que no le permite vislumbrar lo que puede pasar en su país, y que es que los EE.UU se ha convertido en un potencial polvorín para una guerra civil, que parece ser el trofeo de guerra que Trump está buscando alzarse.

prudenprusiano@gmail.com

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