Por Carlos Flanagan:
Hace dos días, se publicó una nota en el New York Times que
da cuenta del resultado de un estudio llevado a cabo por investigadores
independientes de los resultados de las elecciones nacionales del día 20 de
octubre en Bolivia, basado en los datos de las autoridades electorales.
Dicho estudio realizado por Dorothy Kronick, especialista en
política latinoamericana de la Universidad de Pennsylvania, Nicolás Idrobo,
estudiante de doctorado en la misma universidad, coautor de un libro de texto
sobre métodos estadísticos avanzados y Francisco Rodríguez, docente de estudios
latinoamericanos de la Universidad de Tulane, manifiestan en el resumen de sus
conclusiones severas críticas al informe de la OEA:
“Las tendencias sorprendentes en los votos contados tarde
pueden provocar conflictos. En Bolivia, los observadores electorales
recientemente hicieron sonar las alarmas sobre las tendencias en los votos
tardíos, con dramáticas consecuencias políticas.
Revisamos la evidencia cuantitativa, encontrando que
(a) un salto aparente en la participación del voto del
titular era en realidad un artefacto del error de los analistas;
(b) el análisis de la variación dentro del recinto ignoraba
por error una fuerte tendencia secular; y (c) aparecen patrones casi idénticos
en los datos de la elección anterior, que no fue impugnada.
En resumen, examinamos los patrones que los observadores
consideraron "inexplicables", y encontramos que podemos explicarlos
sin invocar fraude.”
El estudio completo se puede leer en SSRN-id3621475.pdf
Antecedentes
Éste no es el primer estudio estadístico que cuestiona este
informe de la OEA, auténtica coartada para el proceso de golpe de Estado en
Bolivia.
En noviembre del pasado año, el Centro Estratégico
Latinoamericano de Geopolítica (CELAG), una institución dedicada a la
investigación, estudio y análisis de los fenómenos políticos, económicos y
sociales de América Latina, llevó a cabo un análisis y denunció que la OEA
fabricó ese informe a los citados efectos.
Basó su trabajo en el propio informe de los delegados de la
OEA a su Secretario General (ver
http://www.oas.org/documents/spa/press/Informe-Auditoria-Bolivia-2019.pdf ) y
en un análisis de ese informe realizado por el Center For Economic And Policy
Research (CEPR), de Washington, bajo el título “¿Qué sucedió en el recuento de
votos de las elecciones de Bolivia de 2019? El papel de la Misión de
Observación Electoral de la OEA” (ver
http://cepr.net/images/stories/reports/bolivia-elections-2019-11.pdf?v=2 )
Entre las conclusiones del estudio de CELAG podemos
mencionar algunos párrafos:
Los hallazgos del análisis nos permiten afirmar que el
informe preliminar de la OEA no aporta prueba alguna que pudiera resultar
definitiva para demostrar el supuesto “fraude” al que aludió el secretario
general, Luis Almagro, en la sesión del Consejo Permanente celebrada el 12 de
noviembre. Por el contrario, en lugar de atenerse a realizar una auditoría
electoral técnicamente fundamentada, la OEA elaboró un informe cuestionable
para inducir en la opinión pública una deducción falsa: que el incremento de la
brecha a favor de Evo Morales en el tramo final del conteo fuera ampliándose
por causas fraudulentas y no por las características sociopolíticas y las
dinámicas de comportamiento electoral que se dan entre el mundo rural y el
urbano en Bolivia.
Un antecedente a considerar es que el día 23 de octubre,
previo al inicio de la auditoría solicitada por el Gobierno boliviano y con el
cómputo oficial en curso, la Misión Electoral de la OEA emitió un informe
preliminar en el que “recomendó”, sin ningún tipo de fundamento técnico, la
realización de una segunda vuelta electoral como la “mejor opción”.
Y finaliza:
Por último, tal y como nos recuerda el informe del CEPR, es
necesario remarcar que existen en el sistema electoral boliviano otros
mecanismos plenamente vigentes que actuaron durante todo el proceso para
garantizar la transparencia de las elecciones:
• 207.322
ciudadanos bolivianos participaron como jurados de votación en esta elección, a
razón de seis por cada mesa electoral. Todos los jurados de votación deben
firmar las actas de escrutinio al finalizar el mismo.
• Los
delegados de los partidos políticos participan del escrutinio y avalan el
cómputo realizado en cada una de las 34.555 mesas electorales.
• Finalmente:
las imágenes de las actas de conteo están disponibles en línea para cualquier
persona que desee confirmar que la información en las hojas de conteo físico
coincide con la información ingresada en el sistema del cómputo oficial.
Crónica de una emboscada anunciada
El 17 de mayo de 2019 el Secretario General de la OEA Luis
Almagro viajó a La Paz a reunirse con el presidente Morales.
Teniendo en cuenta su actuación funcional a los EUA en su
cargo, signada por sus permanentes ataques al gobierno de Venezuela y su vergonzoso
silencio frente a los sucesos en Haití o Guatemala, llamaba la atención en
principio no sólo su viaje, sino los conceptos elogiosos vertidos allí sobre el
gobierno boliviano y en particular su visto bueno a la postulación de Evo
Morales a su reelección en las elecciones del 20 de octubre.
Hoy analizando los hechos, podemos constatar que fue una
jugada muy inteligente destinada a obtener un convenio firmado por el cual se
aseguraba la presencia de observadores de la OEA en dichas elecciones.
Cabe preguntarse cómo Evo Morales, teniendo conocimiento de
dos hechos cruciales:
1) el contenido de la carta que José “Pepe” Mujica le
escribiera a Almagro en noviembre de 2015 y hecha pública en junio de 2016 en
la cual se lamenta haberse equivocado al haberle dado su apoyo a su candidatura
para la OEA, le recrimina su actitud ante Venezuela y finaliza “Lamento el
rumbo por el que enfilaste y lo sé irreversible, por eso ahora formalmente te
digo adiós y me despido.”
2) La resolución
del Plenario Nacional del Frente Amplio del 8.12.2018 por la cual se lo expulsa
de sus filas, igualmente cae en el craso error de permitir la presencia de
observadores de la OEA; equivalente a como reza el dicho popular, “dejar al
zorro cuidando el gallinero”.
Sabido es que un gobierno por decisión soberana pude invitar
a los observadores internacionales que juzgué pertinente; sean delegados de
organismos internacionales como por ejemplo la ONU o autoridades electorales de
países con probado funcionamiento electoral eficiente y transparente.
En mi opinión, Almagro supo apuntar al flanco débil de
Morales: su tendencia a bajar la guardia ante los halagos. Sólo así se explica
que haya dicho: “Deseo mucho éxito al hermano Almagro (¡sic!) para que esta
institución esté siempre por la integración de América Latina". Un
absoluto dislate.
En resumen: “Ego le jugó una mala pasada a Evo”. Lo demás es
triste historia conocida.
Ex Embajador de Uruguay en Bolivia.
carlos.flanagan@gmail.com
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