jueves, 18 de junio de 2020

¿El imperio contraataca al comunismo con el coronavirus?



Por Rolando Prudencio Briancon

Es desde luego una exageración referirse al comunismo como si fuese el próximo estado al que automáticamente puedan arribar las sociedades contemporáneas, después de lo que es una inquietante interrogante saber: ¿cuál será el mundo post Covid? ¿Habrá acaso un Nuevo Orden Mundial que rija a la humanidad? Claro que no deja de ser cierto que el próximo estado al que puedan llegar las mismas, sea por lo menos a sociedades más igualitarias, más justa.



Y es que al margen de que era por demás previsible que la pérdida de la hegemonía de los EE.UU., nunca se daría de forma pacífica y resignada, y que hasta cierto punto era algo hasta comprensible; no menos cierto es que la respuesta a esta cruda e inexorable realidad puede llevar a que los EE.UU., como potencia hegemónica que se resiste a perder esa condición busque las más extraviadas salidas.

Hasta antes de este momento histórico que especialmente vive los EE.UU., con la pandemia del coronavirus, y en el que no sólo su supremacía está sufriendo esa pérdida de su eficacia hegemónica, sino también las bajas de vidas -el país con más bajas en el planeta- como ningún otro país, es que la caída del imperio se ha vuelto mucho más dramática, hasta podría decirse surrealista por todo lo que está sufriendo, ya no sólo los EE.UU , sino la misma humanidad.

Ciertamente que era previsible que la pérdida de hegemonía, y hasta la caída misma de los EE.UU. sería dramática, pero no que detrás de esta irreversible realidad, sea a costa de la población mundial, que es algo para lo que la humanidad no estaba preparada, como se puede observar con la pandemia.

Y es que la llegada de Trump al poder trajo consigo una obsesiva hostilidad contra los gobiernos; no precisamente comunistas; ni si quiera socialistas, sino progresistas tal cual es el trauma que las corrientes neoconservadoras como a las que Trump pertenece, por lo que era previsible que de hecho creyeran que el fantasma del comunismo está de vuelta, y al que hay que darle guerra sin cuartel, tal cual fue durante la Guerra Fría cuando los EE.UU., convirtió al comunismo como el enemigo más peligroso para la humanidad.

Y es que a lo que en el fondo más temen las plutocracias del planeta, los clubes de los más ricos como es el club de Billdemberg, y otros que furtivamente no figuran, pero ejercen un poder inapelable, es que se produzca la lucha entre ricos y pobres; o en términos marxistas -el fantasma de las corrientes conservadoras- a la Lucha de Clases, que no es sino el verdadero motor de la historia.

Es ante este panorama que surge la duda, ¿si los EE.UU., ante su irreversible caída como imperio, y tal cual es su naturaleza violenta, no se trate de una ecuménica estrategia que al caer arrastre al desastre a la humanidad misma? Y no tanto por su naturaleza dañina, sino porque quienes sostienen al sistema capitalista, no aceptan perder sus privilegios; más aún si las diferencias entre ricos y pobres es como nunca la más abismal que ha habido, en la que un 4% de los más ricos detentan la riqueza del 96%.

Pero además porque entre la juventud norteamericana de los Millenials tiene una empatada simpatía de un 50 % a favor del Socialismo, que es una pésima noticia para las élites estadounidenses.

Pero este temor infundado por el avance del "comunismo" de la espantadas élites estadounidenses ha sido mal asimilada por la inicua influencia de la administración Trump que más allá de ahuyentar el fantasma del comunismo, ha abierto un frente de un enemigo externo como China, acusándola como la responsable de la pandemia; pero además de un otro enemigo externo, y necesario que ha inventado para justificar su inoperancia, y ha inventado internamente un fantasma dentro sus mismos Estados, como son los "antifa", después de la muerte de George Floyd, y que va continuado hoy con la muerte de otro negro: Derrick Scott, y el latino Javier Ambler, a manos de la Policía, a quienes Trump los ha conminado a que sean: "duros y fuertes".

Son estos álgidos antecedentes los que pueden convertirse potencialmente en un polvorín que pueden derivar en una Guerra Civil; y que justamente puede ser eso lo que más bien está buscando Trump, para que sea el justificativo de la caída del imperio norteamericano, por culpa del Comunismo, que será el fantasma al que el neofascismo apelará para disculparse de su propio fracaso.

En algún momento pasará la pandemia, y probablemente la hegemonía estadounidense se extinga; y la verdad no se si el Socialismo; es más si el Comunismo sea el que llegue para quedarse; pero algo que será inevitable, es que el imperio yanqui está haciendo lo imposible resistiéndose a su irreversible retirada, y los pueblos en busca de mayor justicia social.

prudenprusiano@gmail.com

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