Por Carlos Flanagan:
El avance de la pandemia del coronavirus o covid 19 ocupa
casi exclusivamente los espacios informativos en el mundo. En muchos casos con
una inclinación sensacionalista morbosa, hacen énfasis en el conteo de las
víctimas mortales diarias principalmente en diversos países europeos y en los
EUA, sin abordar una tarea periodística de investigación mínimamente seria
sobre las causas subyacentes en ésta y en anteriores pandemias virales de los
últimos años.
Mientras tanto, en estos días pasan casi desapercibidas
algunas noticias que dan cuenta del avance de otra pandemia – ésta de carácter
político – que amenaza la estabilidad y la paz mundial. Vayamos a ellas:
- jueves 26 de marzo – al mejor estilo de las películas del lejano oeste, el Departamento de Estado de EUA – por orden del impresentable Sheriff Donald Trump - ofreció una recompensa de USD 15 millones por información que lleve a la captura o procesamiento del Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro y USD 10 millones por cada uno de más de 12 jerarcas del gobierno, entre los que figuran el Presidente de la Asamblea Nacional Constituyente Diosdado Cabello, el Ministro de Defensa Padrino López, el Vicepresidente del Área de Economía Tarek El Aissami, el Presidente del Tribunal Supremo de Justicia Maikel Moreno y el Ministro del Interior Néstor Reverol entre otros.
- Martes 31 de marzo – El Departamento de Estado por medio de su titular Mike Pompeo, presenta una “propuesta política” titulada “Marco para la transición democrática de Venezuela”, en realidad una imposición injerencista de 13 puntos para conformar un gobierno de transición en Venezuela.
- Miércoles 1º de abril – en conferencia de prensa, Donald Trump anunció el lanzamiento de un operativo antidrogas en la zona del Caribe, y frente a las costas venezolanas. Este operativo coordinado por el Comando Sur de Estados Unidos que se negó a dar detalles de unidades operativas involucradas ni del cronograma de acciones.
- Según fuentes de la BBC, está conformado por fuerzas de mar (destructores de última generación portadores de misiles Tomahawk, buques especiales con plataformas para lanchas de desembarco y barcos guardacostas) y de aire (aviones de vigilancia y comunicaciones E-3 Awacs, P8 de transporte y los E-8J Stars con radares para seguimiento en aire y tierra ya utilizados en los ataques a Irak, Libia y Afganistán) y de tierra (soldados de infantería, marines y fuerzas de operaciones especiales). De esta forma se estaría duplicando la cantidad de efectivos en la zona; lo que implica de por sí una real amenaza a la paz en la región.
Comenzaba el siglo XX y Venezuela se hallaba envuelta en
guerras civiles entre caudillos. Acumulaba una deuda creciente con grandes
empresas extranjeras, principalmente alemanas como la Krupp.
A finales del año 1902 los gobiernos de Alemania,
Inglaterra, Italia y otros europeos, reclamaron el resarcimiento de los daños
sufridos por sus connacionales durante los años de guerra civil y el pago del
monto adeudado por gobiernos anteriores, más exorbitantes intereses.
En diciembre, proceden al bloqueo naval del país. El día 9
unidades inglesas y alemanas atacan el puerto de La Guaira y desembarcan.
A finales de diciembre se suman buques de España, Bélgica y
Holanda y proceden a bloquear todos los puertos del país, bombardeando pueblos
costeros indefensos; sin mediar en ningún caso, una declaración de guerra
previa.
Finalmente, en febrero de 1903, los Estados Unidos y su
presidente Theodore Roosevelt, adoptan el papel de mediador y se firma el 13 de
febrero en Washington un acuerdo por el cual los países europeos involucrados
ponen fin a los bloqueos y Venezuela se compromete a reiniciar el pago de la
mitad del monto que por todo concepto exigían los países demandantes.
En definitiva, Estados Unidos lograba doblar el brazo de los
europeos que con su intervención pretendieron desafiar la influencia económica
estadounidense en la región, de acuerdo a la doctrina Monroe de 1823.
Pero, además, mediante el denominado “corolario Roosevelt”,
se complementó esta doctrina con lo que se llamó luego “la política del gran
garrote”; por la cual los Estados Unidos se auto asignaron el papel de gendarme
y el derecho de intervención en los países cuyos gobiernos “desquiciados”
osaran afectar los intereses de empresas y/o ciudadanos estadounidenses.
Papel que llevaron y llevan adelante hasta el presente.
La complicidad de los apoyos y los silencios
El ultimátum injerencista del Departamento de Estado ha
tenido apoyos expresos como el comunicado de la Unión Europea o el de la
cancillería de Uruguay sin ir más lejos; lo que ameritó tajantes declaraciones
de rechazo del PIE (Partido de la Izquierda Europea) y del Frente Amplio
respectivamente.
La ONU mantiene un estruendoso silencio respecto a la
amenaza a la paz que significa la duplicación de efectivos de fuerzas armadas
de los EUA en el Caribe en una supuesta operación antidrogas cuyos detalles se
desconocen y conlleva en los hechos un bloqueo naval a Venezuela.
Y por supuesto los grandes medios de desinformación masiva -
siempre funcionales a la derecha y al imperialismo - y en apariencia
“preocupados a toda hora por la pandemia del covid-19”, nada dicen del criminal
mantenimiento del bloqueo de EUA a Cuba y Venezuela que impide la llegada de
insumos donados para el combate a la misma.
Tampoco sobre la actitud solidaria y de principios del
gobierno de Cuba que a pesar del bloqueo, envía médicos voluntarios a varios
países a brindar sus conocimientos y esfuerzos. -
carlos.flanagan@gmail.com
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