Por Sergio Ortiz:
Mucho antes de la pandemia de coronavirus, la isla
socialista ya era una potencia médica que prestaba ayuda solidaria en el mundo.
Ahora todo eso se potenció. En el ADN cubano está la solidaridad internacionalista.
Lo tienen desde que su Héroe Nacional José Martí planteó que «Patria es
Humanidad». Y tampoco reclaman reconocimientos por eso, pues ese prócer los
educó en que «Toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz».
El bloqueo norteamericano contra Cuba comenzó desde el
triunfo de la revolución en enero de 1959, pero se hizo bloqueo total desde
febrero de 1962. Y salvo el período final de Barack Obama, cuando se
flexibilizó lo que califica como acto de guerra, sin desaparecer, luego volvió a
sus peores expresiones con Donald Trump. Hasta los cruceros y vuelos chárter
volvieron a ser impedidos. Las sanciones penalizan a los barcos que transporten
crudo hacia la isla. Y fue activado el capítulo III de la Ley de bloqueo
Helms-Burton (1996), autorizando juicios contra empresas cubanas que
«trafiquen» (sic) con bienes incautados por Fidel Castro.
Desde 1992 hasta nuestros días, la Asamblea General de la
ONU vota en forma abrumadora una moción cubana para levantar ese bloqueo
ilegal, con 191 votos para Cuba y 2 en contra (EE UU e Israel). Sin embargo,
ese bloqueo sigue en pie, provocando un daño económico directo de 138.843.004
millones de dólares, a marzo de 2019.
Aún en esas condiciones de inferioridad económica y
financiera, Cuba aumenta su solidaridad internacional como en estos tiempos de
coronavirus.
El aparataje mediático mundial no pudo ocultar la llegada de
37 médicos y 15 enfermeros cubanos al aeropuerto de Malpensa, en Milán. Fueron
recibidos con mucho amor por las autoridades y la población de Lombardía, el
foco donde el COVID-19 viene haciendo más daño, al punto de convertir a Italia
en el país con mayor número de muertos, superando a China y España. Ahí, al
lugar más peligroso del mundo, fue el «ejército de batas blancas» de la
«Brigada Henry Reeve» creada por Fidel Castro en 2005. Es el mismo grupo médico
que La Habana ofreció a EE UU cuando la catástrofe del Katrina, siendo
rechazado por el texano bruto George W.
A Italia también llegaron médicos y material sanitario
chino, lo que junto al aporte cubano permiten valorar mejor al socialismo en tiempos
«normales», pero más en circunstancias excepcionales.
Récord cubano.
Desde que comenzaron estas misiones, 400.000 cubanos han
prestado servicios de salud en 164 países, incluso cuando los terremotos en
Pakistán y Haití, con cólera, en la crisis del Ébola en África y otros países.
A veces eran las catástrofes «naturales» del capitalismo,
como el desarrollo desigual y la pobreza en Brasil. Allí fueron entre 2013 y
2018 casi 20.000 médicos cubanos por acuerdo suscripto por la expresidenta
Dilma Rousseff con Raúl Castro, con aval de la OMS. Iba a ser prorrogado hasta
2021, pero se interpuso el neofascista Jair Bolsonaro y a fines de 2018 rompió
el convenio. 8.000 facultativos volvieron a la isla y millones de brasileños,
que habían tenido un médico por primera vez en su vida, volvieron a quedar a la
intemperie en 34 aldeas indígenas remotas y los barrios más pobres de 4.000
pueblos y municipios.
Por el Covid-19 fueron 136 médicos cubanos a Venezuela, 5 a
Nicaragua, 51 a Surinam, 5 a Granada y 140 a Jamaica, además de los 52 a
Italia.
Hasta ayer el coronavirus ha afectado a 169 países y
territorios, enfermando a 432.600 personas y matando a 19.558. La mayoría de
países se cierra a los demás. Cuba también toma sus medidas de prevención, pero
tiende su mano, como con el crucero británico MS Braemar, de 682 pasajeros y
381 tripulantes, entre quienes había 5 contagiados de coronavirus. Ningún país
le permitía entrar a puerto. Cuba sí. Atracó en Mariel y todo el pasaje fue
derivado desde La Habana en aviones hacia el Reino Unido.
Hablando de salud: por iniciativa de Fidel se creó en 1999
la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM) donde estudiaron gratuitamente
miles de jóvenes de la región y del mundo. Más de mil argentinos se graduaron
allí de médicos, dentro de los 29.600 egresados.
Gracias Cuba.
Entre los beneficios para el mundo de la medicina cubana hay
que contar a «Misión Milagro», que opera gratuitamente de cataratas a personas
humildes. A mediados del año pasado más de 5 millones de personas en diversos
países habían recuperado su visión. En Argentina los operados superaban los
50.000; en los últimos años lo fueron en el Centro Oftalmológico Dr. Ernesto
Che Guevara de la Ciudad de Córdoba.
La isla también investiga y fabrica medicamentos por medio
del Grupo Empresarial de las Industrias Biotecnológica y Farmacéutica
BioCubaFarma. Comercializa más de trescientos productos hacia 43 países. El
presidente Miguel Díaz Canel reconoció «el modesto aporte de nuestro país a
China en el enfrentamiento a la epidemia provocada por el Covid -19 mediante el
empleo del interferón alfa-2b humano recombinante». Ahora fabricará 22
medicamentos relacionados con el coronavirus.
Hace unos días se desató una polémica por la posible llegada
de médicos cubanos a la provincia de Buenos Aires. Se habló de 500
profesionales, cantidad que al cronista le parece grande, en comparación con
las misiones a Italia y otros países. Según el gobernador Axel Kicillof era
posible pedir el concurso de esos galenos, sin dar cifras.
La posibilidad de ese arribo desató el virus del
anticomunismo feroz de macristas corruptas como la exsecretaria de la Oficina
Anticorrupción, Laura Alonso, quien rechazó a esos médicos igualándolos a
espías y comisarios políticos comunistas.
Primero hay que ver si Cuba recibe un pedido oficial del
gobierno bonaerense y cuál es su respuesta, dentro del humanismo que la
caracteriza. La práctica internacional garantiza que podría ser un gran aporte
a la salud argentina. Por ahora es algo tentativo. Sólo una posibilidad.
Alonso, del PRO, está a la derecha de la derechista Forza
Italia, de Silvio Berlusconi. El vicepresidente del Consejo Regional del Lazio,
Giuseppe Cagemi, de ese partido, al agradecer el arribo de los médicos cubanos,
dijo: «Cuba demuestra una vez más de qué grande solidaridad es capaz».
A Alonso no hay interferón que la cure. Está enferma y ni
siquiera los excelentes médicos cubanos la podrían salvar.
ortizserg@gmail.com
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