Por Rubén Ramos:
El mal periodismo se distingue por encubrir la realidad. El
pasado 01 de octubre un tal Leandro Lutzky, utilizando la plataforma web de RT,
publica un artículo sobre Perú donde se pregunta: “¿Quién gobierna? ¿Hay o no
hay Parlamento? ¿Cómo se forma el Tribunal Constitucional? ¿En qué se relaciona
el terremoto político con las causas de corrupción que salpican a la clase
dirigente? ¿Debería intervenir algún organismo internacional en los asuntos de
Lima?
No es el único articulista que haciendo gala del afán
estupidizante de la prensa amarilla de EEUU y del mundo pretende confundir,
antes que aclarar, lo que llama “una de las mayores crisis institucionales en
toda la historia del país andino”.
¿Acaso el autor de la nota ¿Quién gobierna en Perú? ignora
quién y qué organismos internacionales gobiernan las neocolonial del imperio
sionista estadounidense, incluyendo las de su patio trasero en América latina y
El Caribe?
¿Acaso no sabe que la hegemonía de ese imperio tiene como
“poder permanente” (o “profundo”) a las Fuerzas Armada, la Iglesia, el Poder
Judicial, la Burocracia y la Universidad como instituciones básicas por encima
de los fantoches llamados presidentes y de los inútiles congresos o
parlamentos?
Presidentes y parlamentos sólo sirven para encubrir el
verdadero poder hegemónico que se esconde tras la institucionalidad de la
llamada ONU tanto financiera (FMI-BM) como de asistencia técnica (UNESCO,
UNICEF, OMS, OMC y demás) y de espionaje y genocidio (cascos azules, cascos
blancos).
Esta institucionalidad actúa de la mano con los aparatos
financieros y militares de esa otra nefasta organización paralela creada para
el entreguismo y la obsecuencia de América latina llamada OEA.
Actúa en concordancia con los siniestros aparatos de
espionaje y genocidio del Departamento de Estado de los EEUU y de su Congreso:
USAID, CIA, DEA, FBI, NED, IRI, NDI, Freedom House y otros.
Toda esta institucionalidad actúa, a su vez, de la mano con
los Comandos Militares USA que manejan la “seguridad” de los intereses sionistas
en el mundo y coordina sus acciones de exterminio con la OTAN. El comando que
se encarga de toda la extensión de América latina y del Caribe (ALC) es el
Comando Sur y su IV Flota
Lo que pasa en Perú
Lo que está sucediendo en la narco-colonia llamada Perú es
la pugna por asegurar que una de las instituciones garantes del orden
establecido como es el Poder Judicial se convierta en disfuncional para el
“orden establecido”. El Tribunal Constitucional (TC) forma parte de este poder,
pero se erige por encima del mismo.
Hace meses, cuando salieron a luz los escándalos de los
corruptos enquistados en este organismo, se planteó la urgencia de su
“reforma”. No se trataba de poner fin a la corrupción sino de hacer los cambios
necesarios para seguir haciendo lo mismo y que todo siga igual. No hay que
olvidar que la corrupción forma parte de la institucionalidad del modelo
“republicano”.
La “reforma” debería aparecer como iniciativa del sucesor
del expresidente Pedro Pablo Kukcinzky (PPK), hombre clave del Banco Mundial
para los oscuros manejos de la economía peruana y de América latina y de la
corrupción institucionalizada desde los años 60’ del siglo pasado hasta hoy.
La deposición de este personaje que fue declarado “traidor a
la patria” por el general Velasco en 1969 tras descubrirse sus “enjuagues” para
hacer que la International Petroleum Company (IPC) evadiera el pago de
impuestos no pagados por la explotación de petróleo, dio paso a una de las
parodias mejor montadas por los cuatro poderes del Estado peruano y sus títeres
respectivos.
Tras esto, el fantoche Vizcarra anunció la reforma
“integral” del poder judicial en su discurso presidencial del 28 de julio
pasado (día de la “independencia” peruana).
La “reforma” incluía modificar el mecanismo de elección de
los integrantes del llamado “Tribunal Constitucional” (TC) que es una super
estructura dentro del poder judicial, del Estado y del “poder permanente “.
Frente a este interés del ejecutivo saltaron los intereses
bastardos de los “partidos fujimoristas, aprista, belaundista y demás,
queriendo imponer su propia “reforma” al mecanismo de elección de los
integrantes del Tribunal Constitucional (TC).
Huérfanos de alguna formación política y de conocimiento de
cómo se manejan el narco colonias del imperio estadounidense, los “inteligentes”
representantes de la “oposición” creyeron tener el poder que nunca han tenido e
hicieron cuestión de estado la confianza al gabinete ministerial del fantoche
Vizcarra que proponía un nuevo mecanismo de elección de los integrantes del TC.
Esto, para asegurar su funcionalidad al “poder permanente” y a la seguridad
nacional estadounidense.
No debe perderse de vista que, desde el TC, se
instrumentaliza todo tipo de leyes que favorezcan los intereses imperiales al
igual que ocurre en el resto de países de ALC que también tienen su TC con
igual o parecido nombre.
Leyes en el orden económico sobre política económica,
inversiones, depredación, coimas, sobornos, control transnacional de nuestras
riquezas, usurpación de territorios. En el orden político-militar sobre
gobernabilidad y manejo del Estado, guerras de baja intensidad, bases militares
y centros de operaciones especiales, manejo fronterizo, delincuencia y
violencia institucionalizada. En el orden social sobre familia, clase media,
forma y estilos de vida, seguridad ciudadana. En el ideológico, sobre todo
educación y cultura.
En este último orden, sólo recuérdese la imposición de la
llamada Superintendencia Nacional de Universidades (SUNEDU) que ha enterrado la
“autonomía universitaria” y puesto a las universidades de ALC bajo el control
de USAID, la CIA el FBI a través de los llamados ministerios de educación.
Todo en nombre de la Constitución. Por algo el nombre de
Tribunal Constitucional (TC). Preservar su funcionalidad y control bien vale la
pena “cerrar” un Congreso, o dar un golpe de Estado (si es el ejecutivo el que
resulta una amenaza).
Dentro de tres meses los peruanos tendrán de nuevo su
congreso y serán otros los que entren a “calentar sus curules”. Difícilmente se
les ocurrirá veleidad alguna como la de sus antecesores. Entrarán a sacarle el
jugo a la corrupción en los 12 meses previos a las próximas elecciones
generales del 2021. Y todo seguirá igual. ¡Esto es democracia!
Por ahora, los “conscientes” peruanos siguen aplaudiendo lo
que ven, o sienten, pero sin entender nada. No sólo los analfabetos son cada
vez más en este país. La ignorancia política es otro de sus males endémicos.
ruby_7872@yahoo.es
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