sábado, 21 de septiembre de 2019

El anticapitalismo de la Revolución Verde



Por Juan Pablo Cárdenas S.:
El mundo ha logrado alarmarse frente a los catastróficos pronósticos sobre el cambio climático. Para una o dos décadas más es posible concebir una calamidad universal de no cambiar drásticamente nuestras formas de producción y consumo a fin de ponerle freno al calentamiento global y la depredación de nuestros bosques, fuentes de agua y dispendio de materias primas. Pese a las guerras, catástrofes medioambientales y otros fenómenos que se suceden a diario, lo cierto es que la población mundial crece constantemente y el planeta empieza a colapsar en el abastecimiento de tantos millones de seres humanos.


 Hace unos sesenta años, en París, un grupo de calificados científicos nos advertían que de continuar las formas de explotación capitalista de nuestra naturaleza, el mundo se condenaría a su destrucción y, aunque la advertencia nos sonaba entonces algo exagerada, la verdad es que ya podemos apreciar los nocivos efectos de la llamada sociedad de consumo, de los intereses escocidas del ahora autodenominado neoliberalismo y de la creciente confrontación entre las grandes, medianas y pequeñas naciones para imponer su hegemonía al mundo o proteger sus reservas naturales. Por algo se dice que la próxima guerra mundial podría ser la del agua, ante su inminente agotamiento, cuando el acceso al petróleo ya ha ocasionado y seguirá produciendo graves conflictos mundiales.

Aunque tuvimos falsos profetas que nos auguraron el triunfo definitivo del capitalismo, por sobre todas las experiencias socialistas o comunistas, lo cierto es que la paz del mundo debiera revolucionar rápidamente las bases actuales del comercio mundial, prohibir la concentración económica y la extrema riqueza, además de rescatar a más de la mitad de los habitantes del mundo de la pobreza y el atraso. El mismo planeta ya no soporta tanta inequidad social y amenazas tan extremas y arriesgadas como la producción de armamentos de destrucción masiva o “disuasivas”. Asimismo, es preciso que los seres humanos se acostumbren a vivir con lo esencial y en equilibrio con tu entorno natural, lo que supone sepultar necesariamente las ideas propiciadas por las naciones hegemónicas, la voracidad empresarial y el afán de los pueblos devenidos en simples consumidores y mano de obra de intereses ajenos.

Cada país y continente debe hacer frente a la catástrofe que se avecina y que se expresa tan locuazmente en el derretimiento de nuestros hielos, las múltiples inundaciones, los incendios forestales, los ciclones y otros fenómenos que ciertamente se vienen multiplicando y acentuando en intensidad. Entre las mayores iniciativas, ya se ha dicho, hay que descarbonizar y olvidarse de los recursos fósiles para producir nuestra energía industrial y familiar; adoptar las fuentes limpias que las naciones más conscientes están ya alentando, aunque todavía más acicateados por la una nueva oportunidad de negocios que por un imperativo moral.

De la misma forma es que hay que variar nuestros hábitos alimenticios, adoptando el consumo de proteínas también limpias y no tan provenientes de la carne animal que, como se ha comprobado, es una de las principales causantes de la crisis hídrica, la deforestación e, incluso, de un sinnúmero de trastornos a la salud.
Lo cierto es que el colapso nos amenaza a todos y que esta vez los países y poblaciones más ricas no podrán escapar a sus consecuencias, porque ciertamente la ciencia y la tecnología no le darán tiempo para escapar de la Tierra y asentarse en otro lugar del universo como algunos han llegado a fantasear en su delirio y renuencia a cambiar sus formas de vida. Pero de todas maneras nos tememos que la tozudez del pensamiento de derecha, los intereses creados y la simple condición humana impidan o retrasen la llamada “revolución verde”, la conciliación del ser humano con la naturaleza y la adopción de formas solidarias de desarrollo entre los pueblos.

De allí que el progresismo universal tenga tantos deberes y posibilidades a partir de la hecatombe que se avecina. Que las llamadas o autodenominadas izquierdas puedan confluir en un imperativo ético y político, al mismo tiempo que se alejen de todas esas ideologías o caprichos mesiánicos que perdieron realmente vigencia en el mundo actual, no tanto por el fracaso de algunas de sus experiencias reales, sino por la irrupción de nuevos problemas y desafíos. Que ya no son de cada país, etnia y clase, sino de todos los habitantes del planeta.

En lo que más conocemos, el caso chileno, asumimos que la preocupación por el medio ambiente y nuestro frágil territorio ya ha entrado al debate público y ello ha estimulado implementar muchas y novedosas acciones a lo largo de todo el país en el desarrollo de la energía solar y geotérmica, la posibilidad de desalinizar nuestro mar o, incluso, considerar seriamente la idea de esa carretera hídrica que nos permitiría conducir nuestras abundantes aguas del sur hacia el centro y el norte del país. Sin embargo, muchas autoridades soslayan el hecho de que en las últimas décadas lo que se ha propiciado son más plantas de carbón, incluso por sobre las cuestionadas hidroeléctricas. Así como se comprueba la indolencia de todos nuestros últimos gobiernos al soslayar las inicuas depredaciones provocadas por la minería y la agroindustria, con sus criminales consecuencias contra la salud de varias ciudades y poblaciones. El envenenamiento de ríos mediante sus relaves y el agotamiento de nuestros manantiales subterráneos de Santiago al norte del país.

Realmente pensamos que, sin renunciar a objetivos tan nobles como los de la verdad y la justicia (que tanto compromete a algunos partidos y movimientos), todas las expresiones vanguardistas debieran avanzar hacia los nuevos objetivos y urgencias de los Derechos Humanos, tan conculcados por nuestras grandes empresas y la frivolidad de nuestros gobernantes. Felizmente, el agotamiento de ciertas ideologías y métodos de lucha tiene como feliz corolario la decepción del pueblo respecto de los partidos y otros referentes. Al mismo tiempo que crece el interés de nuestras poblaciones por las ideas de la ecología y las manifestaciones de defensa de la “casa de todos” y la igualdad social.

Debemos asumir necesariamente que es muy poco lo que puede hacer Chile frente a los desafíos de salvar el Planeta en un país cuyos verdaderos soberanos son las empresas transnacionales, con la Constitución y las leyes que inhiben la voluntad popular y democrática, como el poder del Estado.  Pese a que somos una de las naciones más ricas del continente, con gigantescas reservas monetarias pero que solo pueden tocar el desmedido y absurdo gasto militar, como la incontinencia de una clase política que se hace pagar caro en su papel de cancerbera del orden institucional vigente y las inversiones foráneas.

juanpablo.cardenas.s@gmail.com

1 comentario:

  1. Buen días estimados internautas. Como investigador opino que no existe ningún calentamiento global como tampoco un cambio climático.La constante solar no ha variado como tampoco el sol se ha acercado al planeta tierra para afirmar que la cantidad de calorías/gramo por centímetros cuadrado de superficie terrestre han aumentado. Existe es una depredación desenfrenada y matizada como crecimiento sostenido, no es de origen antrópico, es de origen trasnacionalista. Una de mis propuestas ante tanta depredación que no se puede ocultar porque la contaminación cualesquiera sea su forma es depredación bajo cualquier modalidad aparente-desarrollo o crecimiento sostenido-Trascribo carta a la comunisdad europea.
    Barranquilla, Colombia. Mayo 17 de 2019.
    Señores:
    Delegación de la Unión Europea en Colombia.
    Comunidad Económica Europea.
    delegation-colombia@eeas.europa.eu

    Respetados Señores:
    Consciente de la gran realidad que afrontamos la especie humana y todos los seres vivos (flora y fauna) en el planeta Tierra, dado que las cumbres del medio ambiente más bien se han convertido en tours diplomáticos, en pasarelas y escuelas de modelaje, ha llegado la hora de tomar muy en serio la protección y preservación del medio ambiente y de los ecosistemas del mundo. Hoy más que nunca los investigadores comprendemos a consciencia que si a la Comunidad Económica Europea y a los países Asiáticos se le entregan , se les suministran, se le proponen y se explican cómo ejecutar sistemas alternativos de generación eléctrica de usos multiformes y diversificados se empezarán a aplicar objetivamente la solución al problemas ambientales, ya que los países mencionados demandan cantidad de energía para sus industrias y hasta ahora sólo la obtienen a partir de los combustibles tradicionales como el petróleo, carbón ,gas natural y las altamente contaminantes y peligrosas centrales nucleares y de las infraestructuras arrasadoras de las represas hidroeléctricas El afán de desarrollar las economías no puede ser objeto de la destrucción ambiental, de la degradación de la naturaleza y de la tierra como el único lugar del mundo que se nos asignó para desarrollar la vida y cumplir nuestros propósitos en ella.
    Concluyendo que ya es la hora de ponerle fin a tanta retórica en materia de tratados y cumbres sobre medio ambiente, cambio climático o de calentamiento global, mi propuesta es ejecutar los proyectos de Sistemas Alternativos de Generación Eléctrica por Autoinducción y Cogeneración Simultánea (SAGEAYCOS), o sistemas de generación en forma permanente y diversificada de uso ilimitado como los que he diseñado y estoy proponiendo. Con este mecanismo se podrá montar grandes generadoras para la urbe, la industria y es aplicable a la industria automotriz, naval o aérea.
    Considero que los paneles solares no tienen la capacidad para generar la cobertura que demandan los grandes procesos industriales y tienen la desventaja de utilizar hectáreas aptas para la agricultura, además la energía solar es un ingrediente natural y necesario dentro de la homeostasis del clima global y esas calorías las necesita el suelo. Los eólicos con sus aspas lastiman a especies voladoras.
    Si están interesados estoy dispuesto a enviarles los diseños y darles las explicaciones sobre cómo ejecutarlo y aplicarlo.
    Cordialmente:
    José de Jesús Tejada Maury.
    Investigador Científico.
    Creador y Gestor Cultural.
    Email:jotema044@gmail.com.

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