miércoles, 1 de mayo de 2019

Tensa calma en Venezuela tras un golpe que nació muerte, sin apoyo militar y menos aún popular



Por Aram Aharonian:

Calma, tensa calma en Caracas y toda Venezuela, tras el publicitario intento de golpe de Estado en Venezuela, donde los sectores radicales de la oposición no lograron ni el apoyo de las Fuerzas Armadas ni que el pueblo saliera a la calle a sumarse a la intentona liderada por el autoproclamado presidente Juan Guaidó y el prófugo Leopoldo López.

El pueblo salió a la calle y se dirigió progresivamente al Palacio de Miraflores, para respaldar al gobierno constitucional de Nicolás Maduro. No fue ni golpe militar ni estallido social, quizá sólo otra operación de bandera falsa, donde los protagonistas anunciados –militares y pueblo- no se presentaron a la cita.


Un golpe de Estado es la toma del poder político de un modo repentino y violento, por parte de un grupo de poder, vulnerando las normas legales de sucesión en el poder vigente con anterioridad. Se distingue de los conceptos de revuelta, motín, rebelión, putsch, revolución o guerra civil. Un golpe necesita paralizar técnicamente el funcionamiento del Estado y tomar los puntos estratégicos como comunicaciones, servicios y vías áreas, terrestres y marítimas. Nada de eso.

Enrique Ochoa Antich, dirigente del opositor Movimiento Al Socialismo (MAS) hizo un análisis certero: “Lo de hoy ha sido una nueva irresponsabilidad del extremismo. Ningún golpe. Ni a pronunciamiento militar llegaron. Operación publicitaria más o menos ridícula. Ahora la oposición negociará más debilitada. Maduro, más atornillado. Nunca como ahora requerimos diálogo y referendo”.

Hasta el momento, el golpe se asemeja a una operación comunicacional de amplio espectro, tratando de imponer imaginarios colectivos con la cartelización de medios y de operadores de la intervención para hacer creíble un “alzamiento militar” que no ha ocurrido. Incluso, canales de televisión locales e internacionales trasmitieron imágenes viejas del ataque a La Carlota durante las guarimbas (terror callejero) de 2014, montando un escenario similar al de la Plaza de Trípoli, en Libia.

La maniobra estuvo focalizada en el Distribuidor Altamira, en Chacao, histórico reducto de los ciclos de violencia, terror y desestabilización del antichavismo. Guaidó ha convocado manifestaciones allí para generar una situación de enfrentamiento que transmitida en vivo, genere el estado de conmoción que permita sostener la maniobra. Otra operación psicológica fue la divulgación del falso apoyo del Mayor General Órnelas Ferreira al golpe.

Para algunos analistas, están apostando más a un golpe de efecto qué permita tratar de agitar la calle y generar mejores condiciones para construir la “película” para justificar intervención internacional. Leopoldo López aparece como el real operador local del plan, hasta ahora fallido. Pero que logró uno de sus cometidos: el asilo de López, un prófugo de la justicia, en la embajada de Chile, junto a su esposa e hija.

Visto en contexto, un político no da un paso de esa naturaleza sino tiene respaldo concreto, tanto interno como externo. Y en el caso de que fuera una acción desesperada de Voluntad Popular (un salto al vacío) prácticamente están obligando a la administración Tremp y a los países que los respaldan a dar un paso adelante, a radicalizar sus posiciones, ya que aquellos representan sus cartas (y caras) públicas en contra del gobierno.

“Estoy monitoreando la situación en Venezuela muy de cerca. ¡Estados Unidos está con el pueblo de Venezuela y su libertad!”, tuiteó Donald Tremp, para más tarde amenazar de nuevo a Cuba con un “embargo total” si no retira las tropas que acusa mantiene desplegadas en la nación petrolera (de lo que, obviamente, no tiene prueba alguna).

 Los acontecimientos
El de abril del 2002 sí fue un golpe contra el presidente Hugo Chávez, con el apoyo de los viejos partidos, la central empresarial, el episcopado y los gobiernos de EEUU, España y Colombia. Resultó en una breve presidencia del gerente empresarial Pedro Carmona Estanga, de apenas 47 horas. El pueblo repuso a su presidente constitucional.

Lo que parece quedar en claro en esta intentona es que parte de la tropa que llegó a la base militar de La Carlota (exaeropuerto caraqueño), fue engañada.  Un grupo de sargentos de la Guardia Nacional y funcionarios del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) se retiraron del distribuidor Altamira (en el este capitalino, fuerte de la oposición) al comprobar cuáles eran los objetivos reales, sobre todo cuando aparecieron Juan Guaidó y el prófugo Leopoldo López.

En la madrugada, el presidente de la Asamblea Nacional Constituyente de Venezuela, Diosdado Cabello, señaló que «No ha sido vulnerada ninguna instalación militar en el país, ellos están en la calle en el Distribuidor Altamira y nosotros estamos dirigiendo las operaciones desde la Base Aérea La Carlota», explicó.
Mientras, el ministro de Defensa, general Vladimir Padrino, resaltó que la Fuerza Armada Nacional Bolivariana se mantiene firme en defensa de la Constitución Nacional y sus autoridades legítimas. Todas las unidades militares desplegadas en las ocho Regiones de Defensa Integral reportan normalidad en sus cuarteles y bases militares, bajo el mando de sus comandantes naturales.
«Los seudo líderes políticos que se han colocado al frente de este movimiento subversivo, han empleado tropas y policías con armas de guerra en una vía pública de la ciudad para crear zozobra y terror», sostuvo el funcionario en Twitter. Padrino denunció que el coronel Jerson Jiménez, jefe de operaciones del batallón 43 de la Guardia Nacional fue herido de bala a la altura del cuello en la autopista Fajardo. Responsabilizó del hecho a los dirigentes opositores.

La derrota política de los sifrinos
La oposición radical, liderada por ya no tan jóvenes de clase alta y clase media alta (sifrinos en el argot venezolano), estaba consciente que la marcha programada para el 1 de mayo iba a ser un fracaso y por eso lanzaron la penúltima carta, liberando a Leopoldo López, con arresto domiciliario, condenado a 14 años de prisión por la autoría intelectual de decenas de muertos durante el terror callejero de 2014, a punta de dólares.
Pareciera el fin definitivo del “momento Guaidó”. Quisieron imponer la excusa que salieron con los militares (un reducido grupo de sargentos de la Guardia Nacional o no) y que el pueblo no les respondió.

Las declaraciones oficiales sobre el desmantelamiento de la operación llegaron momentos después de que el dirigente opositor venezolano Leopoldo López, supuestamente retirado de su arresto domiciliario por fuerzas opositoras, apareciera en un video junto al diputado Juan Guaidó, supuestamente en la base aérea de La Carlota, rodeado por un grupo de militares desertores, de rostro cubierto y con brazaletes azules.

López, a través de su cuenta de Twitter, afirmó que se había iniciado «la fase definitiva para el cese de la usurpación, la Operación Libertad». También que ha sido «liberado por militares a la orden de la Constitución y del Presidente Guaidó». El autoproclamado “presidente interino” anunciaba que «en este momento» se encuentra «con las principales unidades militares de nuestra Fuerza Armada dando inicio a la fase final de la Operación Libertad», mientras afirmaba que su lucha siempre ha estado «enmarcada en la Constitución, en la lucha no violenta».
Guaidó finalizó su proclama con un llamamiento final: «Pueblo de Venezuela, es necesario que salgamos juntos a la calle, a respaldar a las fuerzas democráticas y a recuperar nuestra libertad. Organizados y juntos movilícense a las principales unidades militares. Pueblo de Caracas, todos a la Carlota».

Escueto el ¿apoyo? de Henrique Capriles Radonski (dos veces candidato a la presidencia por la oposición): “A los países que apoyan la restitución de la democracia en nuestra Venezuela: es momento de apoyar la causa de los venezolanos en esta hora crucial. A nuestro pueblo: ¡es momento de mantenernos movilizados! Vamos Venezuela. ¡La Operación Libertad está en nuestra manos!”
Quizá la operación fue bien planificada, Pero le faltó un ingrediente fundamental: el apoyo popular.

La injerencia colombiana
Venezuela ha sido sometida en los últimos meses a un asedio internacional que ha incluido el apoyo de Estados Unidos y Colombia a la autoproclamación como presidente interino del diputado opositor Juan Guaidó, lo que ha sido denunciado como un golpe continuado por el gobierno constitucional.
No fue casual, sino causal, el arribo del mayor general de EEUU Van McCarty a Bogotá, para analizar con los mandos colombianos la situación en la zona de frontera con Venezuela, mientras el  propio presidente colombiano Iván Duque confirmó que también Colombia estaba detrás del nuevo intento de golpe.

“Hacemos llamado a militares y al pueblo de Venezuela para que se ubiquen del lado correcto de la historia, rechazando dictadura y usurpación de Maduro; uniéndose en búsqueda de libertad, democracia y reconstrucción institucional, en cabeza de la (en desacato) Asamblea Nacional el presidente Guaidó”, tuiteó.
Carlos Holmes Trujillo, canciller colombiano, ha pedido una reunión urgente del Grupo de Lima para tratar la nueva situación en Venezuela. “Hago un llamado a todos los países miembros del Grupo de Lima para que continuemos nuestra tarea de apoyo al regreso de la democracia y libertad a Venezuela”, tuiteó.
Los gobiernos de Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, Panamá, Paraguay y Perú, miembros del Grupo de Lima, apoyaron el golpe fracasado, como era de esperarse.  La cancillería brasileña anunció haber autorizado el asilo de 25 “militares” disidentes. El general Octavio Heleno, integrante del gabinete de Jair Bolsonaro, señaló que el apoyo de los militares a Guaidó no alcanza a los altos escalones de las Fuerzas Armadas, ni hay expectativa de solución en el corto plazo.

El presidente chileno Sebastián Piñera reiteró “nuestro total apoyo al Presidente Guaidó y democracia en Venezuela. La dictadura de Maduro debe terminar por la fuerza pacífica, y dentro de la constitución, del pueblo venezolano. Así se restablecerán las libertades, la democracia, los DDHH y el progreso en Venezuela”, tuiteó.
A diferencia de otros mandatarios que respaldaron al presidente constitucional, entre los que se anotaron el mexicano Andrés Manuel López Obrador, el boliviano Evo Morales y el cubano Miguel Díaz Canel, el argentino Mauricio Macri apoyó a la oposición antichavista y manifestó que espera que “sea el momento decisivo” para desplazar al gobierno venezolano.

El presidente del derrotado derechista Partido Popular español, Pablo Casado, envió un mensaje de satisfacción a los venezolanos por la liberación del opositor Leopoldo López de su arresto. Señaló que había hablado con López el jueves pasado para comentar la incorporación del padre del político opositor a las listas del Parlamento Europeo.
Mientras, el gobierno de España, por su parte, rechazó el intento violento: “Debe quedar claro que España no respalda ningún golpe militar”. El nuevo asalto apareció con una fuerza mediática que no tiene su correlato en la capacidad militar ni popular.
¿Golpe de estado, golpe de estado fallido, golpe de estado abortado o golpe nati muerto? Nati muerto es el feto viable que no da señales de vida luego del parto, a diferencia del nacido muerto o de la criatura abortada. Las próximas horas van a ser decisivas para el futuro inmediato de Venezuela…


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