Por Rolando Prudencio Briancon:
Si tomamos en cuenta las declaraciones de la actual ministra
de justicia de Israel Ayelet Shaked, instigando a que: “los palestinos tienen
que morir y sus casas ser demolidas (…) Son todos enemigos y deberíamos tener
su sangre en nuestra mano. Y eso se aplica a las madres terroristas y sus
pequeñas ratas”; podría entenderse entones que esta nueva ofensiva contra la
población palestina, y no sólo que es una de las tantas agresiones que Israel
ha lanzado contra los palestinos, sino que tiene como objetivo un explícito
exterminio de la población en general.
Pero además que las víctimas de este genocidio sean los
niños, que da cuenta que lo que se quiere es diezmar e ir acabando gradualmente
la población palestina, hasta lograr su desaparición definitiva.
Para nadie es una novedad enterarse no sólo de los
permanentes ataques del ejército sionista contra la población civil palestina
en Gaza, sino que de la manera más cobarde y abusiva, contra quienes se ensañan
para exterminarlos, y/o detenerlos -ésa es otra forma de aplicar genocidio, que
implica la separación de sus tierras como de sus padres- para trasladarlos a
otras zonas, fuera de Franja de Gaza, son a los niños palestinos.
Es obvia; aunque pareciera que existiese una inefectiva como
impotente actitud de la comunidad internacional hacia esta barbarie, que da la
impresión que se deja transcurrir esta felonía del estado genocida sionista de
Israel ante una comunidad internacional que contemplativamente va a dejar que
se consolide esta criminal contumacia contra el pueblo palestino, porque los
israelitas son el “pueblo elegido”.
Pero también se entiende entonces porqué tan descarada y
provocadoramente Trump reconoció a Jerusalén como capital de Israel, que va
contra el acuerdo alcanzado ante la ONU hace más de medio siglo atrás, y que no
busca sino la desaparición no sólo real, sino también simbólica de Palestina.
¡Ojo!, que Trump también ha aplicado de la misma forma este
tipo de genocidio hace poco, cuando ordenó la detención, y separación de los
hijos de los migrantes centroamericanos -sobre todo hondureños- enjaulándolos;
tal como hemos visto las infaustas imágenes; las mismas que el mundo también
presencia cada vez los cobarde abusos de los israelitas contra los niños
palestinos. No en vano la relación de dependencia entre el estado israelí y los
EE.UU., es hasta morbosamente enfermiza.
Así que tanto para el sionismo israelí como para el
Establishment estadounidense ha empezado una estrategia del exterminio de
poblaciones indefensas, y que responde a la imperial idea de hacer un mundo más
“seguro”; aunque cobardemente se cometa genocidio por todas partes, y contra
los niños quienes serán los futuros conductores de sus naciones.
prudenprusiano@gmail.com
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