miércoles, 8 de mayo de 2019

El regreso del muerto vivo

Por Leandro Albani:

El líder del Estado Islámico reapareció en un video después de cinco años. El hombre más buscado del mundo convocó a sus seguidores a no bajar las banderas del Califato.

La reaparición de Abu Bakr Al Baghdadi, líder del Estado Islámico (ISIS), confirmó que el autodenominado Califa se encuentra con vida, más allá de algunas especulaciones mediáticas sobre la veracidad del video dado a conocer por la agencia Al Furqan, vinculada al grupo fundamentalista, el pasado 29 de abril.

Sentado entre almohadones, con un fusil a su lado, el misterioso barbado -que supo controlar vastas extensiones territoriales de Irak y Siria, y regir con mano de hierro la vida de entre ocho y diez millones de personas- se puede ver junto a algunos de sus colaboradores, a quienes les dirige la palabra y aborda varios temas.


El video de 18 minutos se conoce pocas semanas después de que ISIS fuera derrotado militarmente en Siria. A finales de marzo, las Fuerzas Democráticas de Siria (FDS), conformadas por milicias kurdas, árabes y de otras nacionalidades, le dieron la estocada final a la organización de Al Baghdadi en la pequeña aldea de Baghouz, en la provincia de Deir Ezzor.

La reaparición del Califa Ibrahim -como se lo conoce desde 2014 cuando sus fuerzas tomaron la ciudad iraquí de Mosul y el mundo lo vio por única vez en la Gran Mezquita Al Nuri- busca convertirse en un hecho simbólico que confirma la fortaleza del grupo, pese a las estrepitosas derrotas militares en Irak y Siria.

En el video, Al Baghdadi no reconoció que sus mercenarios fueron barridos –en su mayoría, se rindieron ante las FDS- en Baghouz, sino que lucharon hasta el final.El líder de ISIS, fogueado en lo ideológico y militar cuando integraba Al Qaeda en Irak, tiene claro que, en países inestables y volátiles, su grupo encuentra fortaleza y recursos a los cuales echar mano.

En los 18 minutos de video, Al Baghdadi también reafirmó que ISIS seguirá operando a través de atentados y ataques suicidas. Sus palabras sobre el atentado en Sri Lanka, reivindicado por ISIS y que dejó más de 250 muertos, confirmaron una modalidad terrorista que el Estado Islámico comenzó a utilizar cuando sus fuerzas en el terreno iniciaron un retroceso militar abrupto en Irak y Siria.

Luego de cinco años de su única aparición pública, el Califa Ibrahim anunció la aceptación del juramento de lealtad expresado por Adnan Abu Walid Sahraui, antiguo alto cargo de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) y que comanda actualmente el Estado Islámico en el Gran Sáhara (ISGS, por sus siglas en inglés), activo principalmente en Malí y Burkina Faso. De esta manera, Al Baghdadi afirmó que ISIS continúa su expansión territorial, aunque apenas pudo controlar una porción de territorio en Libia por unos meses y su presencia en Medio Oriente continúa en retirada.

En el surgimiento de ISIS en Medio Oriente, confluyeron varios factores: la devastación producida por Estados Unidos en Irak, la persecución a la comunidad sunita tanto en Siria como en Irak, el fracaso de los nacionalismos árabes como opción política superadora del islam político y las disputas entre potencias internacionales y regionales por los recursos naturales y el control político del corazón de la Mesopotamia.

Al Baghdadi y sus lugartenientes supieron aprovechar una situación de caos y luchas interpuestas para dar inicio a una maquinaria represiva y de saqueo pocas veces conocida. La propagación de la ideología de ISIS, vinculada al wahabismo que se profesa en Arabia Saudí, tal vez fue el mayor logro de Al Baghdadi: sectores relegados de la población encontraron en el Estado Islámico una opción desesperada frente a décadas de guerras, hambre, persecuciones y destrucciones calculadas. Presentado como una opción estatal regida por un islam purista, ISIS avanzó de forma acelerada y conquistó territorios de forma imparable, con el respaldo de Arabia Saudí y la logística y armamentos cedidos por Turquía.

La supervivencia del Estado Islámico se debe, principalmente, a su capacidad económica –solventada por Arabia Saudí y Turquía- y al terror que implantó y del cual sacó provecho mediático. Redoblando su postura de defensa de un islam ultraconservador –que la mayoría de la comunidad musulmana en el mundo rechaza-, la reaparición del Califa parece una jugada desesperada por inculcar ánimo a una tropa diezmada y perseguida. Pero, al mismo tiempo, Al Baghdadi –dado por muerto en varias ocasiones- sabe que los golpes de ISIS en diferentes países todavía convocan la admiración de cientos de sus seguidores.

leandroalbani@gmail.com

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