El líder del Estado Islámico reapareció en un video después
de cinco años. El hombre más buscado del mundo convocó a sus seguidores a no
bajar las banderas del Califato.
La reaparición de Abu Bakr Al Baghdadi, líder del Estado
Islámico (ISIS), confirmó que el autodenominado Califa se encuentra con vida,
más allá de algunas especulaciones mediáticas sobre la veracidad del video dado
a conocer por la agencia Al Furqan, vinculada al grupo fundamentalista, el
pasado 29 de abril.
Sentado entre almohadones, con un fusil a su lado, el
misterioso barbado -que supo controlar vastas extensiones territoriales de Irak
y Siria, y regir con mano de hierro la vida de entre ocho y diez millones de
personas- se puede ver junto a algunos de sus colaboradores, a quienes les
dirige la palabra y aborda varios temas.
El video de 18 minutos se conoce pocas semanas después de
que ISIS fuera derrotado militarmente en Siria. A finales de marzo, las Fuerzas
Democráticas de Siria (FDS), conformadas por milicias kurdas, árabes y de otras
nacionalidades, le dieron la estocada final a la organización de Al Baghdadi en
la pequeña aldea de Baghouz, en la provincia de Deir Ezzor.
La reaparición del Califa Ibrahim -como se lo conoce desde
2014 cuando sus fuerzas tomaron la ciudad iraquí de Mosul y el mundo lo vio por
única vez en la Gran Mezquita Al Nuri- busca convertirse en un hecho simbólico
que confirma la fortaleza del grupo, pese a las estrepitosas derrotas militares
en Irak y Siria.
En el video, Al Baghdadi no reconoció que sus mercenarios
fueron barridos –en su mayoría, se rindieron ante las FDS- en Baghouz, sino que
lucharon hasta el final.El líder de ISIS, fogueado en lo ideológico y militar
cuando integraba Al Qaeda en Irak, tiene claro que, en países inestables y
volátiles, su grupo encuentra fortaleza y recursos a los cuales echar mano.
En los 18 minutos de video, Al Baghdadi también reafirmó que
ISIS seguirá operando a través de atentados y ataques suicidas. Sus palabras
sobre el atentado en Sri Lanka, reivindicado por ISIS y que dejó más de 250
muertos, confirmaron una modalidad terrorista que el Estado Islámico comenzó a
utilizar cuando sus fuerzas en el terreno iniciaron un retroceso militar
abrupto en Irak y Siria.
Luego de cinco años de su única aparición pública, el Califa
Ibrahim anunció la aceptación del juramento de lealtad expresado por Adnan Abu
Walid Sahraui, antiguo alto cargo de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) y
que comanda actualmente el Estado Islámico en el Gran Sáhara (ISGS, por sus
siglas en inglés), activo principalmente en Malí y Burkina Faso. De esta
manera, Al Baghdadi afirmó que ISIS continúa su expansión territorial, aunque
apenas pudo controlar una porción de territorio en Libia por unos meses y su
presencia en Medio Oriente continúa en retirada.
En el surgimiento de ISIS en Medio Oriente, confluyeron
varios factores: la devastación producida por Estados Unidos en Irak, la
persecución a la comunidad sunita tanto en Siria como en Irak, el fracaso de
los nacionalismos árabes como opción política superadora del islam político y
las disputas entre potencias internacionales y regionales por los recursos
naturales y el control político del corazón de la Mesopotamia.
Al Baghdadi y sus lugartenientes supieron aprovechar una
situación de caos y luchas interpuestas para dar inicio a una maquinaria represiva
y de saqueo pocas veces conocida. La propagación de la ideología de ISIS,
vinculada al wahabismo que se profesa en Arabia Saudí, tal vez fue el mayor
logro de Al Baghdadi: sectores relegados de la población encontraron en el
Estado Islámico una opción desesperada frente a décadas de guerras, hambre,
persecuciones y destrucciones calculadas. Presentado como una opción estatal
regida por un islam purista, ISIS avanzó de forma acelerada y conquistó
territorios de forma imparable, con el respaldo de Arabia Saudí y la logística
y armamentos cedidos por Turquía.
La supervivencia del Estado Islámico se debe,
principalmente, a su capacidad económica –solventada por Arabia Saudí y
Turquía- y al terror que implantó y del cual sacó provecho mediático.
Redoblando su postura de defensa de un islam ultraconservador –que la mayoría
de la comunidad musulmana en el mundo rechaza-, la reaparición del Califa
parece una jugada desesperada por inculcar ánimo a una tropa diezmada y
perseguida. Pero, al mismo tiempo, Al Baghdadi –dado por muerto en varias
ocasiones- sabe que los golpes de ISIS en diferentes países todavía convocan la
admiración de cientos de sus seguidores.
leandroalbani@gmail.com
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