Por Jorge Aniceto Molinari:
Van a coincidir la campaña electoral en el Uruguay con la de
Argentina. Y siempre es importante saber que está pasando ahí para saber cómo
va a influir acá. Un amigo me manda una nota de ´pagina 12 que reproduzco y su
comentario. Me permito analizar las dos cosas:
Por José Pablo Feinmann
Si lo que pasa en Venezuela es el espejo de lo que pasará en
América Latina en los tiempos venideros es prioritario averiguarlo. Porque es
grave. Todo lo que se está haciendo contra el gobierno de Nicolás Maduro tiene
la perfecta, acabada figura del golpe de Estado. Con aires de matón, de
gendarme mundial, Donald Trump ha intervenido del modo más descarado posible.
Lo hizo por medio de su vicepresidente Mike Pence, un rudo republicano hecho
para esos menesteres desestabilizadores. Ahora se encuentra a punto de viajar a
la frontera con Colombia para estar cerca del lugar de los acontecimientos.
Nunca se vio algo tan abiertamente golpista. Un vice de EE.UU. al frente de una
conspiración en América Latina. Tampoco se vio a un presidente reconocer a una
embajadora falsa, ilegal, como la que Juan Guaidó puso en Argentina. Eso hizo
Macri. Que se desvive por hacer buena letra ante el amo del Norte.
Un periodista de La Nación se preguntó si yo tenía la
facultad de adivinar el futuro. No creo que la tenga. Sólo puedo descifrar el
presente y decir qué líneas se establecen para trazar el futuro. Aquí, en
nuestro país, el establishment tiene miedo de un regreso que es el más temido
desde el de Perón. No saben ya qué hacer para frenar a CFK. Si llega a ganar (y
esto es lo que veo en el futuro) se complotarán para impedirle gobernar. Y ahí
intervendrá el amo Trump y el FMI que tiene atrapado a este país gracias a las
gestiones calamitosas del gobierno Macri. Es un mal antecedente que Cristina no
le haya entregado al recién asumido presidente la banda presidencial. Esto lo
autoriza a obrar de igual manera e iniciar con malos modales la relación con el
nuevo gobierno.
Si Trump y Guaidó y la Asamblea Nacional triunfan en
Venezuela quedará instalado el precedente. Cualquier advenedizo se puede
proclamar en una plaza pública primer mandatario de una nación. El
neoliberalismo –que cunde como una peste– lo apoyará desde todos los países que
ha hecho suyos. La globalización es nefasta para la autonomía de las naciones.
Esto se ve en Venezuela. El apoyo de Bolsonaro y Macri a Guaidó, el apoyo de la
unión europea son muestras del imperialismo globalizado. Ahora se puede hacer
cualquier cosa. El mundo es de todos. O sea, de todos los poderosos y los
fascistas que lo ocupan. Hay ayuda de Rusia y China a Venezuela. Pero están
lejos. Putin ha dicho que apunta sus misiles contra EE.UU. Una frase que habría
sido imprudente aun en medio de la Guerra Fría.
Argentina tiene un panorama complicado. Vive una situación
de miseria, de exasperante escasez. Nada de esto pareciera perjudicar como
sería justo a los corruptos de guante blanco que gobiernan. Siguen embistiendo
a sus opositores por medio de una maquinaria judicial belicosa y cruel, por
ella murió Héctor Timerman. Boudou está preso otra vez. D’Elía también. Se
preparan nuevas agresiones. Sobre todo contra Cristina Kirchner, a quien temen.
Ella aún no decidió su candidatura. Pero lo hará. Entre tanto, mantiene
decisivas reuniones con las cabezas del peronismo. Sigue midiendo generosamente
en las encuestas. Y cada vez medirá más. No es la vuelta al pasado, como con tanta
interesada insistencia se dice. Nada ni nadie vuelve al pasado. Si llega a la
presidencia, el país con que se encontrará CFK no es el del pasado.
Tendrá que gobernar para ese presente distinto. Y distinto
será lo que tendrá que hacer. No podrá atacar al capitalismo, como proponen los
representantes de la izquierda. Sería suicidarse en la primera semana de
gobierno. Tendrá que buscar las caras humanistas del capitalismo, que habrá que
arrancárselas porque no las quiere mostrar. El populismo es la cara del capital
que actúa erosionándolo. Un capitalismo humanista es subversivo porque el
capital no se lleva bien con lo humano. Este gobierno del ajuste y del hambre
es la cara inhumana del capital. La que mejor le va. Pero el populismo es la
cara distribucioncita e igualitaria. Más a la izquierda, hoy, está la pared.
Respondo:
No sé que pensas de esta nota. La verdad es que no la entiendo y poco
aporta. Argentina, como Brasil, Venezuela, Uruguay necesitan un programa que
aborde la crisis irreversible de la predominancia del modo de producción
capitalista. Que en unos se manifiesta de una forma en otros de otra pero en
todas, la gente sufre el problema de la falta de trabajo y la amenaza constante
del deterioro de la moneda con la cual se pagan los salarios y las pensiones.
Esta es el arma de la derecha para sus ajustes.
Cristina puede ganar, pero no tiene programa, si lo tuviera
su vuelta sería imparable y en lo personal no me disgusta pues a pesar de los
gruesos errores de su gobierno, creo que está en condiciones de corregirse. Por
ejemplo en el tema de la moneda. Este es un punto esencial para los
exportadores que ven con miedo que se adopte, ellos con Macri cuanto más
aumenta el dólar menos impuestos pagan. Y eso asusta a los fascistas, que saben
que su apoyo es cada vez menor en un escenario democrático.
La respuesta de mi amigo:
JORGE, creo que el futuro inmediato es el más peligroso. La
crisis económica mundial que tu has abordado en varias oportunidades hace que
las potencias económicas-militares (EE.UU. Rusia, China) cuiden y sometan sus
"patios". "Los rubios del
Norte", como acostumbraba a llamarlo el líder blanco L.A. Herrera ya lo
han comenzado, sin dificultades en Centro América, y al someter a Venezuela más
temprano que tarde, nuestra América india y negra sufrirá otra vez las recetas
del Imperio. De nada valdrá presentar un proyecto progresista, de llegar al
gobierno difícil será obtener el poder. Los medios de difusión (la comunicación
es otra cosa) en manos del gran capital, harán imposible el avance de las
mayorías cada día más castigadas. Aquí ya la derecha tiene como eslogan que, si
gana Cristina, la Argentina se vuelve Venezuela. Tu bandera de imponer la Tasa
sobre el movimiento monetario sin una aceptación mayoritaria de naciones, pasa
a ser una solución virtual.
Mi respuesta:
Valoro tu respuesta. Macri llegó al gobierno
fundamentalmente por el descontento de un sector de la población por el manejo
de la moneda, el llamado dólar blue. En eso los sectores que especularon no se
diferencian en sus preferencias, eran de Cristina y a la vez de Macri. Y Cristina
a la vez que apoyaba a Kiciloff, dejaba hacer a estos.
Ya en el gobierno, Macri se aseguró su capital y el capital
de los buitres con la esperanza de una corriente de inversiones que diera
respiro a la economía cosa que no ocurrió y alarmó inmediatamente al FMI, por
la estabilidad económica de Argentina que de ponerse en riesgo era una alarma
grave para la economía mundial.
Macri no llamó al Fondo, este intervino y Macri no tuvo más
remedio que darle la cobertura de su “llamado”. Tanto es así que hoy el Fondo
está moviendo a Roberto Lavagna que fue su artífice en la salida del 2002 como
ministro de economía de Kirchner luego. Su salida posterior estuvo directamente
relacionada con el mayor peso en la interna kirchnerista de los sectores que
hicieron la alianza con Chávez y su desarrollo político en toda América.
Hoy el Fondo está preocupado fundamentalmente por la interna
de EE.UU. pues si bien Trump con su política de amurallamiento le dio un
crecimiento a su economía, las reacciones en todos los terrenos no se han hecho
esperar y no pueden fijar metas ni siquiera a mediano plazo.
En ese camino las acciones contra Venezuela que tenderían a
favorecer a un grupo de multinacionales del petróleo cuentan con cada vez menos
apoyo, lo que no quiere decir que esto disminuya el peligro de una acción
militar. Trump lo sabe porque recuerda como murió Kennedy; en un giro dice en
su discurso, EE.UU. nunca va a ser socialista, se dirige a la interna.
Por eso es muy importante comprender que un programa en la
campaña electoral de Argentina también debe dirigirse a la sociedad
norteamericana.
Las campañas que radicalizan el mensaje creyendo que ganan
votos con el llamado antiimperialismo alejan el apoyo que deben tener en la
interna de cada uno de los países del mundo.
Si hoy naciera en el mapa político argentino alguien capaz
de levantar un programa que como el discurso de Mujica en la ONU (que hoy tiene
olvidado, pero del que no ha renegado a pesar de su actual retroceso) levantara
el tema de la moneda única, de los impuestos a las transacciones financieras y
la muerte de los paraísos fiscales, concitaría un apoyo que hoy no tiene nadie
de la izquierda argentina en el mundo donde pesa su desprestigio.
Esa es la razón de mi planteo, que no es virtual, sino que
va directo al centro del problema, que por ahora no se entienda es otra cosa.
Recordemos que luego del discurso de Mujica en la ONU nadie habló del tema y si
lo repasas veras que no es virtual y siempre es útil releerlo.
sipagola@adinet.com.uy
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