Por Jorge Aniceto Molinari:
Los que en la actualidad vivimos sobre el
planeta no hemos conocido otro modo de producción predominante que no sea el
capitalista. Nos hemos educado en su existencia y en su desarrollo. La inmensa
mayoría de la humanidad creyéndolo como el fin de la historia e ignorando que los
modos de producción también nacen, se desarrollan y declinan hasta morir.
¿Pudo ser de otro modo? Los “ideólogos”,
que nacieron fundamentalmente del stalinismo y de las claudicaciones de la
socialdemocracia europea (con honrosas excepciones como las de Rosa Luxemburgo
y Karl Liebknecht) ante las guerras inter capitalistas, aún hoy tratan de
explicarnos que es necesario construir un sistema estatal alternativo que
compita y derrote al capitalismo. También dentro de estas corrientes existen
los que teorizan sobre la existencia de una especie de super imperialismo.
Días atrás en Facebook se mostraba la
devoción de un sector importante del pueblo ruso ante el Mausoleo a Lenin, en
esa oportunidad me permití opinar esto:
Aún tiene un inmenso valor lo que don José
Batlle y Ordoñez escribiera a la muerte de este maestro. La historia mostró que
Batlle tenía razón y razones, aún cuando ignoraba los detalles de la lucha que
en ese momento estaba librando Lenin contra la burocracia, que ya estaba dando
pasos hacia el capitalismo de Estado.
La acción de la revolución como antes la de
la revolución francesa trajeron a la humanidad avances inmensos, pero también
fue terrible la reacción también como en la revolución francesa. El legado de
Lenin no es el mausoleo que él jamás hubiera permitido se hiciera, sino los 55
tomos de sus obras que pasaron indemnes el stalinismo hazaña de la
intelectualidad revolucionaria, y hoy son un material formidable para retomar
el estudio del desarrollo de las sociedades dentro del capitalismo y la
necesaria transición a un sistema superior si logramos que la predominancia de
este modo de producción muera en paz.
¿Qué tiene que ver esto en la relación
capital – trabajo? Y tiene que ver porque el origen del capital es el trabajo y
de allí nace una relación en la que el conjunto de la sociedad no tiene una
idea clara de cómo nace, como se desarrolla y como será en el futuro.
La revolución rusa conmovió el mundo y para
muchos era el nacimiento de un nuevo modo de producción basado en la propiedad
estatal del capital. Marx explicaba que ello no era posible, Batlle lo leyó y
lo interpretó correctamente aún cuando conociendo el papel de Lenin, no había
en esa época posibilidad como hoy de conocer prácticamente en forma
instantánea, cual era la reacción de este, ante el desafío histórico al que
sometió la burocracia a la revolución rusa. Recordemos que, en forma muy
similar a la revolución francesa, prácticamente todos los cuadros dirigentes de
la misma fueron eliminados.
Ahora no nos podemos saltear esta etapa de
la historia, porque la URSS, vivió 70 años y ´porque sus consecuencias aún
persisten en actuales formaciones estatales incluida la propia China, o en la
resistencia burocrática –muchas veces necesaria- desde el aparato del Estado a
las acciones demenciales a las que someten a los pueblos las multinacionales
con gendarmes como EE.UU.
Hasta llegar hoy a la paradoja, de que
China sea la abanderada del libre comercio y EE.UU. del de la economía
amurallada.
Todo esto hoy luego que la humilde plusvalía
inicial originó que para reproducirse se transformara en capital y llegara como
en la actualidad a todos los confines del planeta.
Esto lo explicaron con claridad primero
Marx y Engels y luego Lenin, y nosotros pensamos que hasta la fecha sus argumentos
no han sido rebatidos, si tergiversados dándole interpretaciones que nada
tienen que ver con el detallado desarrollo que de sus ideas ellos hicieron.
El trabajo dio en determinada etapa de la
historia nacimiento al capital, que en su desarrollo rompió las cadenas del
feudalismo e impuso el libre comercio, de este nacieron los derechos
democráticos de las masas, las propias naciones en su forma actual y el
desarrollo internacional capitalista.
Cuando el capitalismo asentó su poder sus
ideólogos proclamaron el fin de la historia. Según ellos el mundo ya no iba a
conocer una forma superior de organizarse, pero eso suponía ignorar u ocultar
el crecimiento demencial de los paraísos fiscales y la incapacidad del propio
capital en conseguir fuentes permanentes de rentabilidad.
El trabajo creado por la rentabilidad de la
inversión capitalista en un marco de predominancia de este modo de producción
está llegando a su fin, no es el fin del trabajo, es el fin por agostamiento de
la rentabilidad capitalista y del trabajo que ella genera. No es para mañana ni
de golpe, es un proceso en el que necesariamente surgirán, madurarán las ideas
para superarlo, el proceso está abierto y no es lineal.
En estos días mucho se habla a nivel
político en el Uruguay de que luego de la creación de trabajo en la primeras
etapas de gobierno del Frente Amplio, ahora se nota ostensiblemente una gran
preocupación por que ello no solo deja de ocurrir sino que son más los trabajos
que se pierden que los que se crean.
En el debate político el problema de fondo
está ausente, se habla de dificultades en la educación, de falta de cultura de
trabajo, de excesiva carga de la seguridad social, del costo de los servicios
del Estado, de la burocratización, etc. etc…, todas ellas razones válidas para
el debate pero que no salen de un círculo vicioso en su razonamiento.
No se habla del fondo del asunto, que no es
otro que aún en la pérdida de la rentabilidad el capitalismo sigue creciendo
(1), creando un nuevo centro como lo es China y su entorno, y de allí surgen
las iniciativas de inversiones que necesariamente marcan las condicionantes del
desarrollo del sistema productivo en toda la humanidad. Los Estados, sus
burocracias agarran lo que pueden, cada vez menos y acotados.
Ahora a nivel político, sin duda que es
importante reclamar códigos, respetar, porque es en la crisis que aparecen los
apurados por hacer el peso a como sea y el menosprecio por pensar. Pero sin ver
lo que pasa con el aparato productivo a nivel mundial y en pensar soluciones a
la crisis irreversible que vive dentro de la predominancia del modo de producción
capitalista, es imposible pensar en soluciones locales que no sean más que
paliativos. No es honesto ocultarlo.
Por eso reclamamos que ese sea el debate;
Mujica lo insinuó y lo expuso en la ONU en setiembre del 2013, pero luego no
sabemos porque abandonó ese centro de desarrollo en su pensamiento; lo
asustaron, se asustó, o como afirma el Tambero Zabalza, “te dejaste engañar
hermano” el Pepe siempre fue así: “vendedor de versos”. No comparto, creo que
algo pasó, pero la verdad es que no lo sé. Su grupo político habla de Renta
Básica Universal, que opera como descolgada de los problemas centrales que
fueron planteados en la ONU: la fuente de los impuestos y el valor de la
moneda.
Pero lo dicho, dicho está, está escrito,
tiene un enorme valor, es lo que debería decir hoy un comunista y
desgraciadamente no se dice, porque se duda a la hora de reivindicar el
pensamiento de los maestros. Que es en definitiva el asunto que ellos
desarrollaron, escribieron y documentaron exhaustivamente.
O es que hay conformidad con un cuarto
gobierno del Frente Amplio en el Uruguay que es casi ya inevitable –lo cual no
me disgusta- se da porque no tiene oposición, o por lo menos nadie se plantea
sustituirlo realmente. El objetivo opositor es tener más cargos pero no
competir por el trono. ¿Es que vamos a pensar recién ahí que hacer por ejemplo
con los impuestos y con la moneda, argumentando que requieren un debate
ecuménico, lo cual también es verdad?
Claro está que esto si el juego de los
“servicios” que actúan por encima de los partidos políticos y en conexión
directa con los grandes medios de prensa, como lo muestran claramente los
actuales acontecimientos internacionales, no intentan que ocurra otra cosa, más
cuando los desequilibrios son una constante en todas partes del mundo y es
notorio el nerviosismo y el estado general de ánimo que ello provoca.
Porque convengamos que de los paraísos
fiscales, de las emisiones demenciales de moneda en EE.UU. y Europa, que son
señales inequívocas de la época en que la predominancia del capitalismo
necesita morir en paz, de eso no se habla. Y en eso no se diferencian Gobierno
y Oposición.
sipagola@adinet.com.uy
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