Por Eric Nepomuceno:
Por primera vez un presidente brasileño abrió el Foro
Económico Mundial que se realiza anualmente en Davos, en los Alpes suizos, y
que reúne la flor y la nata de los dineros del mundo: el ultraderechista Jair
Bolsonaro tenía a su disposición 45 minutos para hablar de sus programas y
proyectos a una platea colmada de empresarios, agentes financieros, banqueros e
inversionistas.
Fue su estreno como presidente en el escenario global. Habló
durante escasos seis minutos y 38 segundos. Y de todas las 740 palabras leídas
con la dificultad habitual, que le impide proferir frases de más de media
docena de ellas sin interrumpirse, ninguna dejó de ser inocua y genérica.
Los malvados dicen que el gran trabajo de los que escriben
los discursos leídos por Bolsonaro es hacerlos cortos, lo más cortos posible,
para evitar que el capitán les agregue tonterías o, peor, diga algo que luego
resulte en alguna pregunta directa cuya respuesta él difícilmente encontraría.
Pues en Davos fue exactamente así. Bolsonaro dijo que era
una ‘gran oportunidad’ de revelar ‘el momento único’ que Brasil vive, y para
‘presentar a todos’ el nuevo país que él y sus ministros están construyendo.
Dijo que ‘por primera vez un presidente armó un gobierno de
ministros cualificados’, y que ‘tenemos credibilidad para llevar a cabo las
reformas que necesitamos y que el mundo espera de nosotros’. También anunció
privatizaciones, pero a ejemplo de las tan mencionadas reformas, no ofreció
ninguna pista de cómo serán, o cuándo y con qué amplitud.
A partir de esa frase y a lo largo de las 526 palabras
restantes, Bolsonaro fue incapaz de emitir una única y solitaria frase que
ultrapasase la frontera del vacío absoluto. Llegó a decir que pretende
‘invertir pesado’ en seguridad para que ‘ustedes nos visiten con sus familias’,
y pasó a mencionar la belleza y la exuberancia de la Amazonia, las playas y las
ciudades brasileñas.
Los que escribieron lo que Bolsonaro leyó, en todo caso,
sabían que no se trataba de un evento de promoción turística. Por eso se
apresuraron a incluir temas como la preservación del medio-ambiente, la
apertura comercial al mercado global (‘tengan la seguridad de que al final de
mi mandato Brasil estará entre los 50 mejores países del mundo para hacer
negocios’), y una nueva política externa en la cual ‘el costado ideológico
dejará de existir’. Ninguna mención a cómo eso ocurrirá.
Fue cuando volvió a aparecer un Bolsonaro en estado puro:
‘vamos a proteger a la familia y a los verdaderos derechos humanos’. ¿Y cuáles
serían los verdaderos derechos humanos? ‘Vamos proteger el derecho a la vida y
a la propiedad privada’. Traduciendo: esa la razón del decreto que permite a
los brasileños mayores de edad tener cuatro armas de fuego en casa.
Antes del agradecimiento final, y todavía en estado puro,
aseguró: ‘Teniendo por consigna ‘Dios por encima de todo’, estoy seguro de que
nuestras relaciones traerán infinitos progresos para todos’.
En Brasil, la primera consecuencia del discurso del capitán
en Davos se hizo sentir en el mercado financiero: sensible caída de la Bolsa de
Valores, sensible aumento del dólar y el euro.
Mientras Bolsonaro profería vaguedades frente a una platea
interesada esencialmente en propuestas concretas, Arabia Saudita suspendía la
importación de carne de pollo de 33 de 58 frigoríficos brasileños. Se trata de
otra clara advertencia dirigida a la ‘nueva política externa sin costado
ideológico’ que pretende transferir la embajada de Tel Aviv para Jerusalén, en
una contundente muestra de sumisión (nada ideológica, desde luego…) a la Casa
Blanca de Donald Trump. La medida significó un corte de 30 por ciento de las
exportaciones brasileñas de carne de pollo, que tienen a Arabia Sauita como
principal destino.
Como cierre de oro, no hubo la anunciada conferencia de
prensa al final de las vacuidades emitidas por Bolsonaro.
En este caso, sin embargo, ninguna sorpresa: al fin y al
cabo, el primogénito del presidente, el senador electo Flavio Bolsonaro, está
más que involucrado en escándalos, y a cada nueva revelación surgen crecientes
indicios de que la marea de lodo podrá acercarse a los pies del padre.
La verdadera lavandería de dinero que fue detectada y ahora
es investigada por el Ministerio Público involucra a funcionarios tanto del
despacho del entonces diputado estatal Flavio como del entonces diputado
nacional Jair. Sobran pruebas de que todos o casi todos depositaban
mensualmente parte de sus sueldos (en algunos casos, integralmente) en la
cuenta de Fabricio Queiroz, mezcla de chofer, guarda-espaldas e íntimo amigo
del clan presidencial.
Mientras en Davos, Bolsonaro cubría su platea de
banalidades, se anunciaba en Río que un capitán de la Policía Militar fue
acusado de participar en el asesinado de la concejal Marielle Franco, en marzo
del año pasado.
Su nombre es Adriano Magalhães da Nóbrega, y hace dos años
fue homenajeado por Flavio Bolsonaro, que, además, empleó en su despacho a la
mujer y a una hija del amigo íntimo de su papá.
rumbos200@gmail.com
BOLSONARO ES FAMILIA DE TRUMP SOLO DAN DISCURSO DE 140 CARACTERES COMO LOS TWITER, DEBEMOS SER CONDESCENDIENTES CON ESTOS ANALFABETOS CONVERTIDOS EN POLÍTICOS POR LAS TRANSNACIONALES. GERMÁN SALTRÓN NEGRETTI. VENEZUELA.
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