Por Juan Martorano:
El venidero 2 de diciembre, es decir, para el momento en que
escribo estas líneas, restarán treinta días para una visita importante de
Estado por parte del presidente estadounidense Donald Trump a Colombia. Dicho
evento estaba previsto para el mes de marzo de 2017, pero el ataque de las
fuerzas estadounidenses a Siria impidió la realización de la gira del
mandatario norteamericano por tierras neogranadinas.
Esta será la primera visita de Donald Trump como mandatario
estadounidense, y de acuerdo a informaciones suministradas por el canciller
colombiano, Carlos Holmes Trujillo. Esta visita se darà, una vez culmine la
participación del Primer Mandatario estadounidense en la Cumbre del G-20 a
realizarse en Buenos Aires (Argentina), que se llevará a cabo en ese país entre
los días 30 de noviembre y 1 de diciembre del presente año.
Aun cuando Holmes Trujillo ha señalado que se encuentran en
la definición de la agenda que discutirán los mandatarios Iván Duque y Donald
Trump, históricamente Colombia y Estados Unidos han tenido una estrecha
relación, en la que este último le ha otorgado al primero ayudas millonarias y
financiamientos para diversas actividades.
No olvidemos que Colombia es el tercer país que recibe los
mayores financiamientos por parte de diferentes administraciones de gobiernos
estadounidenses, por detrás de Israel (Asia) y Egipto (África). Es por ello
que, no es casual que el ex presidente de ese país, Juan Manuel Santos Calderón
haya señalado sentirse orgulloso de que su país sea considerado “El Israel de
América Latina”.
La administración Trumpha hecho importantes y recientes
aportes para que Colombia haga frente a la “crisis migratoria de venezolanos”
que huyen de la supuesta crisis económica del país. Pero nada dicen de que han
sido precisamente los gobiernos de Estados Unidos y Colombia los que han
apuntalado la imposición de medidas coercitivas unilaterales, para hacer más
gravosa la situación que padecemos los venezolanos y venezolanas actualmente.
Ha sido el gobierno de Iván Duque uno de los principales
actores en encabezar las presiones internacionales sobre el país (Por supuesto,
cogiéndole la línea a su mentor político, el ex presidente Álvaro Uribe Vélez,
durante los años 2002-2010), y que ha tildado al gobierno del presidente
Nicolás Maduro de “dictadura”. Algo que ni el mismo Donald Trump en la pasada
73 período de debates en la Organización de las Naciones Unidas (ONU), catalogó
como tal.
Importante es de destacar que hace un par de semanas, y como
lo señalamos en el artículo de las crónicas del escenario bélico que se cocina
desde Brasil, Colombia y Guyana, que mencionamos el periplo de Ivàn Duque por
Europa. Uno de sus destinos fue Bruselas (Bélgica), donde se reunió con el
Secretario General de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN),
Jens Stoltenberg. Uno de los temas que discutió el mandatario neogranadino con
el referido funcionario tuvo que ver con la prevención de ciberataques y el
fortalecimiento de capacidades de ese país en materia de ciberseguridad.
¿Casualidad?
Igualmente, Trump ha manifestado que “todas las opciones
están en la mesa, inclusive la militar, para solucionar la crisis
socioeconómica del país petrolero”.
Indudablemente desde hace algún tiempo, las relaciones entre
Colombia y Venezuela son tensas, específicamente desde finales de la segunda
gestión presidencial de Juan Manuel Santos y comienzos de la administración
Duque, hasta el punto que ambos países no tienen embajadores, y llevando las
relaciones hasta uno de los puntos más bajos en los últimos años.
También a un mes de la visita de Trump a Colombia, la misma
se dará dentro del contexto de la imposición de nuevas medidas coercitivas y
unilaterales en contra de Venezuela, ahora contra las “transacciones ilícitas”
de oro por parte de la administración del Presidente Nicolás Maduro.
Marshall Billingslea (secretario adjunto para asuntos
relacionados con el terrorismo del Departamento del Tesoro de EEUU) indicó que
el gobierno del Presidente Nicolás Maduro promueve la venta de oro como forma
para eludir las “sanciones” impuestas por la administración Trump, y es por
ello, que las acciones del gobierno venezolano estarían generando terribles
“pasivos ambientales”. Todo ello forma parte de las acciones de estrechamiento
del cerco económico y financiero contra el país, tendientes a aumentar las
presiones internacionales para la activación de una intervención de tipo
“humanitario” sobre el país.
Asimismo, todas estas acciones y señalamientos se formulan
previas a las elecciones de “medio término” en Estados Unidos, donde pese a las
terribles contradicciones en ese país, los republicanos conservarían en control
de las Cámaras en el parlamento, ante las divisiones en el seno del partido
demócrata en el país norteamericano.
Asimismo, esta visita del mandatario estadounidense se da en
el contexto del triunfo de la ultraderecha brasilera personificada en Jair
Bolsonaro y su partido, el PSL. Seguramente además del enorme despliegue de
operaciones psicológicas en las semanas previas de la venida de Trump por
Latinoamérica (Argentina y Colombia), seguramente vendrá a girar instrucciones
a sus “cachorros”, para escalar en las presiones sobre el país.
Una semana después de las elecciones de “medio tiempo” en
EEUU, a partir del día 11 de noviembre, Trump se desplegará en un conjunto de
giras que lo llevarán por Europa, Asia y América Latina como ya hemos señalado.
Es el juego geopolítico en su máxima expresión como configuración del dominio
del espectro global.
Igualmente, en el marco de la gira de Trump, entre el 18 y
19 de noviembre se vencerá el plazo otorgado por la Corte Internacional de
Justicia para que Guyana presente sus “memorias”, que no son más que los
alegatos sobre los cuales sustenta su reclamación sobre el territorio Esequibo,
el cual disputa con Venezuela. Así que, es evidente que el tema de Guyana y el
Esequibo será reactivado para apuntalar la ofensiva internacional contra el
país. Todo ello como parte de una estrategia bien articulada entre la Exxon
Mobil y del Departamento de Estado de EEUU, que quiere aprovechar al máximo las
reservas petroleras del bloque Starbroek, que bordea el mar territorial del
territorio en disputa por ambas naciones. De concretarse el despojo del
Esequibo contra Venezuela, el daño que nos harían, además del arrebato de
ingentes recursos minerales y energéticos, nos cerrarían prácticamente nuestra
salida por el Atlántico.
Además de ello, y dentro de la geopolítica internacional,
EEUU dio plazo al mundo entero hasta el 4NOV2018 para dejar de comprar el
petróleo de Iràn, so pena de exponerse a la imposición de medidas coercitivas
unilaterales por parte de ese país. Rusia y China, en abierto desafío a esa
disposición, han manifestado su disposición a continuar comprando el petróleo
iraní. Asimismo, el país persa ha prometido establecer medidas reciprocas al
gobierno estadounidense si éste último pretende bloquear sus exportaciones de
petróleo a países de la región. Tampoco podemos obviar a la República Árabe
Siria, la cual ha afrontado una guerra de nuevo cuño desde hace casi seis años,
ni las injerencias del reino de Arabia Saudita sobre Yemen, y las “primaveras
árabes” realizadas en países africanos y asiáticos, por citar algunos ejemplos
y no dejarlos fuera del contexto.
Imaginemos solo por un instante, que Irán decida cerrar el
estrecho de Ormuz, ante la eventual adopción de unas medidas de estas
características. El precio del barril de petróleo pudiera dispararse hasta las
nubes, lo que no conviene ni a los países productores ni a los países
consumidores.
Ni hablar que el Programa de Recuperación, Crecimiento y
Prosperidad Económica está siendo asumido por China y Rusia, lo que actuaría
como disuasivo ante una eventual intervención estadounidense sobre Venezuela.
Así las cosas, a un mes de la visita de Trump a Colombia.
¡Bolívar y Chávez viven! ¡Y sus luchas y la Patria que nos
legaron siguen!
¡Hasta la Victoria Siempre!
¡Independencia y Patria Socialista!
¡Viviremos y Venceremos!
jmartoranooster@gmail.com, j_martorano@hotmail.com, juan_martoranocastillo@yahoo.com.ar
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