”Por primera vez en muchos años, en la región existe el
consenso para una acción multilateral con miras a solucionar la crisis que se
vive en Venezuela”, así lo expresó el embajador colombiano Francisco Santos
Calderón, alias “Pachito”, el pasado jueves 18
de octubre, durante un foro organizado por el Woodrow Wilson Center, en
Washington. El ex vicepresidente de Colombia, designado embajador ante el
gobierno de Donald Trump, al parecer desconoce que sus imprudentes y
desfachatadas declaraciones violan descaradamente la Carta de las Naciones
Unidas, al igual que la Carta Fundacional de la Organización de Estados
Americanos (OEA) al promover la intervención a un Estado miembro de la ONU y
de la Comunidad Latinoamericana y Caribeña y ponen en riesgo la estabilidad de
la región y la paz en su propio país.
Sus expresiones en
este Foro, no es producto de la improvisación, sino de una deliberada política,
porque resulta muy necesaria crear en la opinión pública estadounidense y en
los “tanques pensantes” reunidos en dicho foro,
la necesidad imperiosa de desplegar fuerzas de intervención ante “la
desesperada crisis humanitaria” que vive el pueblo venezolano, crisis, por
cierto menos grave y dolorosa, que la que atraviesa hoy el pueblo
colombiano, en la cual más de 500 líderes sociales han sido asesinados y 80
desmovilizados de las FARC, mientras que 6 millones de colombianos están
viviendo en la indigencia y 32 millones de personas viven en la pobreza extrema, el ejemplo más dramático ha sido la muerte
por desnutrición y hambre un poco más de 4000 mil niños en el departamento de
La Guajira.
Campaña mediática sobre migración de venezolanos, que vienen vendiendo los medios
hegemónicos de prensa, en Estados Unidos,
Latinoamérica y Europa, propaganda alejada de la realidad y desmentida, por el retorno a Venezuela de ya
casi 20 mil venezolano que han regresado a su patria, y que han denunciado que
en Argentina, Brasil, Chile, Perú y Ecuador han sufrido tratos tanques pensantesvejatorio al derecho humanitario,
discriminación, desprecio y explotación.
El embajador colombiano, se ha prestado gustosamente cual
títere y ventrílocuo del presidente
Trump al
llega a decir que “por el momento lo que se está definiendo es la forma
en que se desplegaría esa acción multilateral”
explícitamente ha corroborado que la conspiración de la Casa Blanca en
contubernio con el Gobierno colombiano, la OEA y su Secretario General, Luis
Almagro, está en ejecución y el tema está bien claro, “solo falta la forma de
cómo implementar la acción”. Por lo que puede colegirse que la decisión está
tomada y obviamente no debe ser precisamente una acción pacifica sino la del
uso de la fuerza para deponer al mandatario venezolano a quien culpan de la
supuesta crisis humanitaria.
Añadió que “las condiciones políticas existen para una
acción multilateral y consenso para
esta acción en Latinoamérica” tras
indicar “que por primera vez un conjunto
de países, entre ellos Colombia estarían listo para dar ese paso
adicional”. Y precisó el embajador
Santos que “tanto Estados Unidos, como la oposición venezolana podrían marcar
la pauta de este tipo de acciones con la certeza de que otros en la región las
respaldaran”.
Para salvar sus primeras afirmaciones sobre la ejecución de
una intervención humanitaria en Venezuela, el diplomático neogranadino
quien históricamente se ha destacado por
su charlatanería, no quiso precisar qué tipo de acción multilateral se estaba
considerando y si estaba incluida la
intervención militar, expresando
que “esa opción solo lo había planteado
el presidente de Estados Unidos Donald Trump”.
Santos sabe que el informal Grupo
de Lima creado por Almagro, para atacar e intervenir en los asuntos internos de
Venezuela, y que solo lo conforman 11
países de los 35 que integran la Región, han declarado que no están de acuerdo
con una intervención militar en Venezuela, solo
de ese mercenario Grupo, dos
países Colombia y Guyana, se han pronunciado a favor de una acción castrense, obviamente liderada por
Estados Unidos.
Durante su charla sugirió que podría implementarse severas
sanciones económicas y un eventual embargo petrolero, aceptando que “esas medidas
impactarían temporalmente a la población venezolana, pero que eran necesarias
para lograr el cambio que la región necesita” y continuo su arremetida contra
Venezuela expresando “que mientras este Maduro en el poder no es posible la
democracia en el país andino, pronosticando
que en los próximos meses
Colombia podría recibir de dos a tres millones de migrantes venezolanos”, un
pronóstico seguramente fallido, porque lo que está sucediendo es lo
contrario, los venezolanos inducidos a
migrar están acogiéndose al Plan regreso a la Patria, el embajador olvido que
mientras él y Uribe ejercían la presidencia en Colombia, entre el 2002 y el
2006, cuatro millones de colombianos migraron a Venezuela, huyendo del hambre y
de las masacres cometidas por los paramilitares, bandas criminales del
narcotráfico cuyos vínculos con el gobierno de Uribe Vélez es absolutamente
denunciados y conocidos por la opinión pública.
Mientras el imperio, la OEA
y sus aliados en Suramérica conspiran contra el Gobierno Bolivariano de
Venezuela, tanto el pueblo como su gobierno cívico-militar se fortalece y ni la
desprestigiada oposición venezolana cuyo referente lo es y será el bochornoso pacto de Punto
Fijo, cuya política fue la que propicio el inicio el 4 de febrero de 1992 de la
Revolución Bolivariana encabezada por su líder el comandante Hugo Rafael Chávez
Frías.
El imperio estadounidense no ha logrado ni logrará quebrar la unidad de las
Fuerzas Armadas Bolivarianas con su pueblo y Gobierno y no lo podrán lograr
porque es un pueblo que ha alcanzado conciencia y resistido ante los embates de
una política de bloqueos y sanciones brutales, que el Gobierno bajo la
presidencia de Nicolás Maduro Moro, ha sabido sortear y afirmar en su pueblo
los principios y valores patrióticos bolivarianos defendidos con honor por sus
Fuerzas Armadas Bolivarianas. .
El Plan Maestro dirigido y diseñado por el almirante Kurd W
Ditt y sus operadores venezolanos, ahora
detenidos y cantando más que Pavarotti, han fracasado en el intento de asesinar
al presidente Maduro y a la dirigencia militar y civil del estado
venezolano. Los autores materiales
detenidos, han señalado al diputado opositor Julio Borges como el jefe de estas acciones y la
complicidad de funcionarios de la embajada de Chile, para proteger a los
autores del atentado. Julio Borges está protegido por el gobierno colombiano de
Iván Duque y pedido en extradición y el Gobierno chileno debe responder por las
acciones de sus funcionarios en un hecho muy grave.
Al Gobierno de Donald Trump no le queda otra alternativa que
la acción militar, la gran incógnita o desafío, en este caso será cual va a ser
la repercusión que tendrá a nivel
mundial. Una intervención injustificada,
porque todos sabemos que la crisis económica,
financiera, de desabastecimiento y
sanciones ha sido absolutamente creada artificialmente, porque en el
fondo la intervención no está referida a la cacareada defensa a democracia y los derechos humanos, no lo
que le interesa al imperio es apoderare de los recursos minero energético
venezolanos, como hicieron en Irak, Afganistan, Libia e intentan hacer en
Siria.
Un escenario de guerra en Venezuela agudizaría las
contradicciones en los países Suramericano cuyo marco político económico y social en Argentina,
Brasil, chile, Perú, Ecuador y la propia
Colombia este último más que ninguno, porque Venezuela le responderá también militarmente al país que sirva de
base a las fuerzas invasoras, esto
podría convertirse en un avispero y estimularía a los sectores
progresistas, democráticos y revolucionarios en la región a acelerar sus
reclamos y descontento ante los planes neoliberales que están llevando a estos
países a graves injusticias sociales y desarrollar una acción de solidaridad
internacionalista que ponga en jaque a sus gobiernos.
Por otra parte: ¿Qué acciones pueden ejecutar China y Rusia,
aliadas estratégicas hoy de Venezuela ante una acción militar que ponga en
riesgo sus intereses en ese país andino?. Intervención que no
cuenta ni contará con el respaldo de la Comunidad Internacional y mucho menos
de la ONU y de más de la mitad de los
países miembros de la OEA.
Es posible que debido a esos fracasos se adelante las
declaraciones del embajador Santos y sea la premisa para sentar y respaldar la
intervención militar lo más inmediato posible,
ante los fracasos de las acciones desestabilizadoras desarrolladas desde
el 2014 hasta el presente y este sea el argumento de los halcones para ejecutar
cuanto antes sus planes militares.
Lo que sí es importante resaltar que la unidad de las
Fuerzas Armadas Bolivarianas, el ejemplo patriótico de sus altos mandos,
oficiales, clases y soldados y los más de casi un millón de milicianos,
apoyados por su pueblo responderán con valentía, honor y dignidad cualquier
intento del enemigo de hollar la tierra del libertador.
(*) Periodista, politólogo y analista internacional.
jorgarcia726@gmail.com
Frente a las amenazas
de intervención militar del imperialismo yanqui, unidad, resistencia y valentía
del pueblo de Bolívar
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