Por Manuel Humberto Restrepo Domínguez:
El capital en su forma más deshumanizadora se metió en la
médula del mundo para destruirlo. Con la fuerza de la guerra y de la muerte se
convirtió en la nueva ideología que arrastra a la humanidad a su derrota,
imponiendo reglas que invalidan el valor del ser humano y dimensionan el valor
de las cosas, de las mercancías y amplían el trabajo inmaterial a través del
logo, la marca, lo superfluo, el me gusta, que promueven inconsciencia,
aislamiento y riesgo para la vida con dignidad
El trabajo, resurge
con este panorama como el que mejor sintetiza lo que son los derechos humanos,
porque del emerger la dignidad indispensable para defender y reivindicar la
esencia del ser humano y reconstruir la razón y sentido de la clase
trabajadora, a la que corresponde asumir como clase y con urgencia las tareas
de lucha social y política, para que la riqueza que produce no siga siendo el
aliento del apetito voraz de los capitalistas, en detrimento del bienestar
colectivo.
En Colombia los trabajadores del campo producen comida
fresca y suficiente para alimentar al país, pero no todos logran comida en su
mesa y los mismos campesinos están desnutridos; la clase media trabajadora de
servicios, oficinas, aulas escolares, juzgados y despachos pagan un impuesto del
8% por comer un menú especial con carne, mientras los ganaderos y
terratenientes defienden el despojo de las tierras y tratan a las vacas y
caballos pura sangre como divinidades, útiles para lavar dineros y sostener
paramilitares. Los sectores populares condenados a la informalidad y el
rebusque, apenas si logran, con el fruto de su trabajo, pagar servicios básicos
de energía, agua y alcantarillado y sin embargo el gobierno de la ultraderecha
cree que la gente debería ganar menos y pagar más impuestos y los empresarios
ganar más y pagar menos impuestos. Es la lógica repudio a la clase trabajadora,
que parece estar dispuesta a no permitir que el país sea convertido en un gran
campo de concentración en el que se sobreexplota el trabajo sin garantía venga
del campo intelectual, material o sea mano de obra calificada o sin calificar.
El delito es hacer parte de la clase trabajadora.
Las cifras de lo que realmente ocurre con el derecho al
trabajo son tergiversados, hay lobby y staff de corrupción que venden certificaciones,
avales y acreditaciones de todo tipo a las instituciones, para que funcionarios
acostumbrados a mentir acosen y opriman trabajadores, exigiendo rendimientos
excesivos, que llevan a trabajar y vivir con miedo a perder el empleo, a ser
excluidos, marginados y olvidados. El poder fomenta el miedo a la pérdida del
puesto, la pensión, la vivienda o a ser castigado, disciplinado o empapelado.
Fomenta el acoso y la presión a través de indicadores que no resuelven ninguna
necesidad concreta ni mejoran la vida de nadie pero acosan. Infunde miedo a
asociarse, reunirse, protestar o descansar y completa con el miedo a la
violencia selectiva que asesina, amenaza, y encarcela. De promover el miedo son
responsables los mismos que se roban la riqueza nacional y controlan el poder
político, de ellos proviene la manipulación y maquillaje de datos ante la
comunidad internacional y las agencias de derechos, para esconder su fraude.
Esos mismos responsables se organizan en clientelas de favores y se asocian
para destruir la ética, la política, el derecho, la justicia, las libertades,
la democracia, la confianza y la historia, para no dejar rastro de la memoria
de las conquistas alcanzadas por la clase trabajadora y tratar de impedir su
resurgimiento en auge.
El trabajo, es la fuente de riqueza producida por la clase
trabajadora, cada vez más sobreexplotada, aunque cada quien aparezca hoy como
víctima y victimario, explotador y explotado, consecuencia del capitalismo
inhumano que trata de esconder la violencia estructural del desempleo y la
informalidad e impedir la vida con dignidad. La plusvalía, que materializa la
desigualdad y la confrontación entre trabajadores y dueños del capital, también
existe, está intacta, igual que la clase trabajadora, que se empobrece, mientras
con sus frutos se enriquecen pocos patrones, que controlan el poder, el
territorio, las conductas y las reglas de la clase trabajadora y que se empeñan
en hacer creer, y lo han logrado, que todo se reduce a que ellos son
afortunados y privilegiados por el destino y ganan en la competencia y en
cambio los trabajadores son simplemente desgraciados.
En este panorama el derecho humano al trabajo, como un
asunto de derechos colectivos, está llamado a reconstruir un sentido de
dignidad y de potencia política de la clase trabajadora, con capacidad, para
convertirse en el núcleo de sublevación, protesta, resistencia y construcción
de poder alternativo organizado, que supere la indignación momentánea y la
espontaneidad de las protesta y que con compromiso de liderazgos incorruptibles
e insobornables, promueva la unidad de grupos y movimientos sociales en busca
de condiciones para vivir como merecen vivir los seres humanos de este siglo,
con bienes materiales para satisfacer sus necesidades y demandas y con respeto
y reconocimiento por su diversidad, diferencia y solidaridad, y para dejar de
ser el país de la muerte adentro de sus fronteras y que sus gobernantes
anuncian afuera como ejemplo de democracia.
La clase trabajadora tiene en común, producir la riqueza
colectiva y su obligación es defenderla como parte del bien público que sirve
para realizar los derechos humanos conquistados, para que el menosprecio que ha
generado los aterradores hechos de barbarie ultrajantes para la conciencia del
país y de la humanidad no se repitan, para nadie y en particular para la clase
trabajadora aunque unos trabajadores vayan de traje (pilotos, funcionarios de
oficina), otros de overol (obreros) de sombrero (campesinos) o de toga o
chaqueta (judiciales, maestros) y miles padezcan las arbitrariedades de la
tercerización, el rebusque, la ocasionalista o la humillante esclavitud
moderna. La lucha colectiva de la clase trabajadora tiene como gran reto
juntarse en unidad y enfrentar al poder y al capital en todas sus técnicas y en
todos sus espacios, recuperar la democracia real y la sociedad de derechos y
convivencia y eliminar de la cotidianidad los miedos que inmovilizan y matan
lentamente.
mrestrepo33@hotmail.com
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