Por: Tony López R. (*)
El próximo 13 y 14 de abril tendrá lugar en Perú la VIII
Cumbre de las Américas, reunión que debe reunir a 35 jefes de Estado que
compone nuestra región. El nacimiento de
ésta se originó a propuesta del entonces presidente William Clinton y tuvo
lugar en la ciudad de Miami en 1994, con el objetivo de fortalecer
favorablemente la política estadounidense en el campo económico y comercial,
conocida como el Área de Libre Comercio o ALCA.
Unos años más tarde, ese engendro colonizador, fue sepultado
en la IV Cumbre celebrada en el 2005 en Mar del Plata, Argentina, durante el
gobierno de Néstor Kirchner, cuyo discurso fue demoledor contra ese flagelo y
contó con el apoyo de los presidentes Hugo Chávez, Evo Morales y Luis Ignacio
Lula Da Silva, y otros mandatarios asistentes a la Cumbre que rechazaron la
propuesta del presidente George W Busch de fortalecer el ALCA. El presidente
Chávez hizo famosa y popular aquella frase: “ALCA, ALCA, ALCARAJO”
Desde su fundación la Cumbre de las Américas es más una
fuente de discordia y muy poco de integración y unidad, es en esencia volver al
panamericanismo o como muy claramente lo declaró Rex Tillerson, quien antes de
emprender su última gira por América Latina en febrero de este año, declaró
públicamente que para Estados Unidos tiene plena vigencia la Doctrina Monroe, o
sea “América para los americanos” (Léase América para los estadounidense). De
nada le valió a Tillerson esa execrable posición hacia Latinoamérica y el
Caribe que tanto gusta a Trump, pues acaba de ser vergonzosamente sustituido
como Secretario de Estado, para colocar en su lugar al ultra derechista Mike
Pompeo, unido en pensamiento y acción del presidente Donald Trump.
Pero el convite de Perú como anfitrión de una Cumbre
cuyo tema principal es el combate a la corrupción, a celebrarse en Lima
en apenas tres semanas, irónicamente se
llevará a cabo en medio de una de las crisis políticas más serias que se
presenta en el Gobierno y Estado peruano, al ser sustituido por corrupción el
presidente Pedro Pablo Kuczynski
(PPK), en la madrugada del pasado
23 de marzo, no solo por los sobornos
que aceptaron sus empresas de la brasileña Odelbrech, tan grave como ello lo
fue el intento de comprar votos de legisladores
peruanos para evitar su salida de la presidencia, en el juicio político al que
fue convocado por el Congreso.
Los “Kenyivideos” que involucran seriamente a la familia
Fujimori, mostrados la tarde del martes 20,
eran “la prueba” de una corrupción asentada en la más alta esfera del Gobierno, también en sectores corruptos
del poder legislativo y judicial, por lo
que debe esperarse que la grave crisis política no termine con la salida de
PPK, al menos es lo que sugirió el investido nuevo presidente Martin Vizcarra, en su discurso la
tarde del pasado viernes 23 de marzo, al tomar posición de su cargo, en presencia de los miembros de los tres poderes del Estado y dado a conocer a la
opinión pública nacional e internacional, al afirmar que “combatirá la corrupción caiga quien caiga y
sea quien sea”.
Se conoce que el presidente Vizcarra, de modesto origen y de
educada cultura ancestral, haga honor a esos orígenes y combata realmente las
prácticas corruptas que carcomen a la
abyecta burguesía peruana y por ello su
agenda para las próximas semanas es
lograr el éxito de la VIII Cumbre de las
Américas, y para ello tendrá un requisito muy importante, invitar y negarse a
excluir a Venezuela de esta Cumbre, así como respetar las posiciones y sistema
político que cada país se dá, alejándose de las influencias o presiones de
Washington y de la derecha latinoamericana agrupada en el llamado Grupo de
Lima, integrado por 15 países incluyendo a Estados Unidos.
El Grupo de Lima fue creado por el empleado del Departamento
de Estado con funciones como Secretario General de la OEA Luis Almagro
integrados por los 12 países de los 34 que componen la OEA, países derrotados en la reunión Consultiva
de Cancilleres de la OEA, en Cancún, México, cuando se intentaba aplicar la mal llamada Carta Democrática, con el
objetivo de crear el ambiente político y diplomático con vista a respaldar una
intervención “militar humanitaria” en Venezuela. Es así que a propósito de la VIII Cumbre de
América cobra nueva vida ese plan impulsado por Estados Unidos, a través de la
OEA, usando al impresentable Almagro quien hizo la propuesta y aceptada por el
mandatario peruano, quien con absoluta disposición puso manos a la obra y
encargó a su canciller Cayetana Aljovín, de ejecutar la tenebrosa maniobra, la
que frenéticamente se enfrascó en cabildear a colegas y medios de prensa, pero
antes viajó a Washington a recibir las orientaciones.
El gobernante peruano,
además, contó con el apoyo de la opositora Keyko Fujimore como parte
del favor que esa familia deben a PPK
de dejar libre a su padre el
dictador Alberto Fujimore. PPK se sintió tranquilo y arremetió
públicamente contra el presidente Nicolás Maduro, retirándole la invitación a
la Cumbre, lo cual concitó no solo la condena de muchos sectores políticos y
sociales peruanos, también en toda nuestra América Latina y Caribeña,
incluyendo a Gobiernos que se expresaron individualmente y a los países
integrantes del ALBA y Petrocaribe, que suman unas 20 Naciones.
La VIII Cumbre de las Américas no se desarrollará en las
mismas condiciones políticas cuando se convocó en el año 1994 en Miami, ni
cuando se celebró en Chile, hoy el
escenario no es el mismo y la política injerencista de Estados Unidos no tendrá
posibilidades de imponerse, por más que tengan títeres y corruptos en algunos
Gobiernos de la región. Los objetivos
monroistas que Estados Unidos quiere darle a su política en la región será
seriamente confrontada en está VIII Cumbre de las Américas.
Sobre el Grupo de Lima hay mucha tela por donde cortar, en
primer lugar hay varios mandatarios sospechados de corruptos, entre ellos Michel Temer de Brasil quien ocupa la
presidencia favorecido por un golpe de Estado Parlamentario cuyo ejecutor y ex presidente del Congreso cumple prisión
por corrupto; Mauricio Macri, cuyo nombre aparece en los Paper de Panamá; En
Honduras, Orlando Hernández, cuyo fraude electoral estuvo signado por el
soborno y la extorsión al Consejo Nacional Electoral como ha sido denunciado
por diversos sectores de la sociedad civil, la prensa hondureña y observadores de la propia OEA; Juan Manuel Santos, acusado por recibir apoyo
financiero de la empresa Odelbrech, para su campaña electoral del 2014. La grave crisis política del gobierno de Enrique
Peña Nieto, por las desapariciones de estudiantes, asesinatos de periodistas y
corrupción en altas esferas de gobiernos estaduales y federales y del
presidente de Guatemala Jimmy Morales severamente cuestionado por corrupción. Sobre el propio Donald Trump, existe hoy,
según la prensa estadounidense, serias acusaciones que lo involucran en actos
corruptos.
La caída del ex-presidente Pedro Pablo Kuczynski, y la
severa crisis política interna en Perú, ponen en dudas si se realiza o no la
VIII Cumbre, o el nuevo gobierno propone un cambio de sede o una postergación
de la misma, amanecerá y veremos, porque como dice el dicho “el palo no está
para cuchara”.
Como dijera nuestro José Martí “De la tiranía de España supo salvarse la
América española; y ahora, después de ver con ojos judiciales los antecedentes,
causas y factores del convite, urge decir, porque es la verdad, que ha llegado
para la América española la hora de su segunda independencia” .
(*) Periodista, politólogo y analista internacional.
jorgarcia726@gmail.com
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