sábado, 21 de octubre de 2017

Un imperio de remedios que se niega a morir

Por Jesús Arenas Hernández:

Cuesta demasiado sostener a los verdugos. A través de los siglos los países con inmensos recursos, pero ocultos en la alienación, les ha costado sangre, sudor y rabia, soportar y mantener imperios que se han dedicado a desaparecerlos y a expoliarlos. Los telares más grandes del universo serían incapaces de soportar  inmensas toneladas de hilo para reparar las gigantescas roturas físicas, morales y espirituales que el imperio norteamericano ha ocasionado al mundo.



La misión de esas cofradías que han usufructuado esa nación consiste en vivir de los demás, de los que verdaderamente luchan por sobrevivir con dignidad. Incluyendo inmisericordemente a sus propios ciudadanos. Amparados en una falsa propaganda diseminada por todos los rincones del país, han inyectado partículas de adormecimiento a su gente inmolándolos en guerras contra sus semejantes de otras naciones, solo para satisfacer los intereses obesos de sus gobernantes de turno. Los hijos de los generales y senadores no van al cementerio bélico.

Hasta sus propios pueblos lucen hastiados y asqueados de ser testigos del maltrato que aplican a los habitantes de otras naciones con invasiones planificadas para esclavizar el pensamiento libre de los pueblos invadidos irracionalmente. Ya una inmensa mayoría del pueblo norteamericano no está plenamente convencido de esa creencia insuflada acerca de que todo lo bueno del mundo es para ellos y la basura para los demás.

Todas las calles, avenidas, edificios, inventos y demás bienes insertos en gran parte de su territorio llevan gotas de sangre de pueblos saqueados a punta de misiles y bombas envenenadas, ellos entienden que muchas de esas riquezas son esquilmadas y existen  gracias a la rapiña desatada después de las guerras por la “democracia”. Ahora sus cofradías de banqueros se han dado cuenta que subsisten otras naciones con poderío suficiente para evitar su histórica humillación y ese negocio constitucionalizado ex profeso, de venta de armas y de reconstrucciones  que ya ha disminuido su rentabilidad usurera y las reservas federales. Ha crecido en los pueblos una actitud valiente de arriesgar su propia vida, si es preciso,  para enfrentar el saqueo de sus suelos y bienes patrimoniales. Si nos ametrallan, parecen decir, sin luchar mejor es morir por la defensa de la familia y nuestros vecinos. Esa es la demostración gallarda de los pueblos árabes, africanos y asiáticos.

Venezuela està amenazada. Solo por desear cauces alternativos en su forma de pensar y actuar. Ni un céntimo de dólar le ha quitado al imperio. Pero las agresiones imperiales son constantes y arrecian. Sin plena autoridad moral, el imperio, ha comprado personas de la oposición para que claven su puñal traidor en las espaldas de la patria. Y por un concepto desfasado y mal interpretado denominado “democracia a lo yanqui” los adláteres se han entregado a la traición. Los ha envenenado el imperio con la creencia que la patria debe ser para ellos nada más y que el bienestar les pertenece. Que las humildes familias venezolanas deben continuar lavando sus miasmas sin levantar la vista ni su voz.

 Y esos falsos venezolanos se lo creen a pie juntillas. Por esa ambición personal están dispuestos a asesinar a sus vecinos de cuadra y propiciar la destrucción de una patria que solo ha dado libertades históricas. Dispuestos a reincidir en aquellas prácticas de desaparecidos, sometidos y encarcelados. Su excusa es la carencia de rubros y productos necesarios, provocados por ellos mismos para generar desconfianza y repudio. El imperio recoge sus colchas para abrigar la inconsciencia.

Un dislocado dijo que “la patria no existe, que en tal caso es aquella que nos concede a ser dueños absolutos de la comodidad” Individualismo puro muy lejano del humanismo socialista. Por eso en estas elecciones se juega la patria. Usted, compatriota será el único responsable de regresar a la trágica historia de esa democracia secuestrada y tiránica.

El comandante Chávez lo vaticinó. Puede ser que falten muchas cosas pero la libertad de un pueblo no está cimentada en una tortilla. “Quien no espera vencer, ya està vencido” Simón Bolívar. Lo recomendable al imperio es que vaya haciendo sus maletas porque el tiempo bajo el sol es perfecto. Y el mal que ha durado tanto tiene el cuerpo cansado. Los pueblos se agotaron de hablar, ahora  gritan exigiendo libertad, justicia y paz. El Imperio està buscando planetas para esclavizar porque estas naciones no le perdonan más impertinencias. Lo mejor es ir preparando el equipaje, aunque estos se vayan repletos de dólares. Venezuela no està en la encrucijada, ya sabemos para dónde vamos.

La lucha y el sacrificio están disponibles para aquellos que conservan respeto por sí mismos y para sus descendientes. Revisemos las situaciones mundiales y escucharemos los estertores finales de aquellos gigantes de pasos pesados y dolorosos cuyas zancadas  se oyen trastabillar directas al precipicio. Unidos venceremos

fundapoder@hotmail.com.

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