Por Eduardo Contreras:
Chile
Los resultados del Panel de Peritos internacionales que
entre los días 16 al 20 de este mes contrastaron acá en Santiago sus
conclusiones en materias genómicas y proteómicas respecto de las causas de
muerte de nuestro Premio Nobel Pablo Neruda, son, en nuestra opinión, más
importantes y profundos que lo que hasta ahora se ha comentado.
Es tal vez la razón por la que mientras la prensa
internacional y buena parte de la nacional han difundido dichas conclusiones
científicas, el diario golpista El Mercurio y otros de su tipo hayan silenciado
el Informe o le hayan dedicado 7 u 8 líneas en su última página de modo que
nadie sepa nada o, a lo más, decir que
“falta un año para saber la verdad”
Saben que mienten, les preocupa que se asuma la verdad de lo
ocurrido, que es trascendental. Al fin de cuentas no olvidemos que el diario de
los Edwards, parte operativa de la CIA en el golpe del 73, publicó al día
siguiente de la muerte de Neruda que el gran chileno había muerto “a
consecuencias de un paro cardíaco producido por una inyección que se le
aplicó”, versión que contrastaba con los informes médicos pero que nos ha sido
útil para avanzar en la prueba de este crimen de la dictadura. Queda claro que
algo sabían los de El Mercurio de una inyección en el abdomen al poeta
¿Y por qué decimos que el avance es mayor todavía que el
comentado por estos días?
Por la simple razón de que aunque la objetividad científica
de los expertos les lleva con toda razón a continuar investigando la naturaleza
del nuevo elemento extraño que han
detectado ahora en el cuerpo de Neruda, lo objetivo es que las
conclusiones ya consensuadas dan cuenta cabal de la acción de la dictadura.
Porque veamos lo que se señala en el documento de consenso
tras años de investigar en distintos laboratorios y de confrontar durante una
semana los resultados de cada cual. El Informe científico final sobre los temas
específicos de carácter genómico y proteómico, concluye categóricamente en la
absoluta falsedad del certificado de defunción extendido en esas fechas al
demostrar que la tal "caquexcia " de que habría padecido Neruda y que
el certificado consignaba como “causa de la muerte”, era absolutamente falsa.
Es decir que nunca existió tal caquexia
y la prueba en ese sentido es abundantísima en el expediente judicial.
En consecuencias, el certificado de defunción hasta hoy
conocido es enteramente falso. Así de concluyente.
Pero hay más. Los científicos concuerdan también en que, si
bien está fuera de dudas que el poeta padecía efectivamente de cáncer, no hay
prueba alguna que su estado fuera terminal y, al contrario, sí las hay que pudo
vivir más tiempo.
Más todavía, se concluye que está acreditado el hecho
gravísimo de que, precisamente dado su estado, en la clínica Santa María nunca
se le proporcionó el tratamiento adecuado, sólo calmantes. Por tanto, en la
improbable hipótesis de que hubiera muerto efectivamente de cáncer, ello habría
ocurrido porque lo dejaron morir, porque no se le suministró tratamiento
alguno.
Como si todo lo dicho no fuera suficiente, finalmente señalan
las conclusiones del Panel que el hallazgo de otro elemento tóxico, descubierto
en los recientes análisis de laboratorios y que habrá de ser más investigado,
no descarta la posibilidad de que su muerte se debió a la acción de terceras
personas. Es decir el Informe que acabamos de conocer constituye ni más ni
menos que un dictamen que echa por tierra las hipótesis hasta ahora aceptadas.
Por eso es que afirmamos que aunque quedan todavía algunas
interrogantes y otro trecho de camino por recorrer, ya está definitivamente
establecida la falsedad absoluta del certificado de defunción emitido en
septiembre de 1973.
Y por eso mismo es que para todas y todos los que en cada
lugar del mundo apreciamos la verdad y la justicia como derechos fundamentales
del ser humano, las conclusiones del día viernes 20 de esta semana del Panel
Internacional de Expertos designados por el tribunal en la causa rol n° 1038 –
2011 abierta para investigar las causas reales de la muerte de nuestro Premio
Nóbel Pablo Neruda, resultan no sólo importantísimas, definitorias, certeras,
fundadas, sino que además emocionan.
Sepamos quién es quién
Es importante conocer a los 16 profesionales, extranjeros y
chilenos, que conformaron este Panel y que, por unanimidad, concluyeron del
modo dicho.
Ellos son nuestro
compatriota Cristian Orrego y los norteamericanos George Sensabaugh, Charles Brenner y John
Swartzberg, de la Universidad de California, Berkeley, EEUU ; Hendrik
Poinar y su esposa Debi Poinar, de la Universidad de Hamilton, Ontario, Canadá;
Gloria Ramírez del Ministerio de Salud
de Chile, Niels Morling de la Universidad de Copenhagen, Dinamarca, Jean
Olivier Cathelineau, del Instituto Montsouris de París, Francia, Aurelio Luna
de la Universidad de Murcia, España, Francisco Etxeberría de la Universidad del
País Vasco, España, Javier Domínguez de la Universidad Católica de Chile,
Cecila Abdala del INTA, Chile, Andrei
Tchernitchin y Leonardo Gaete de la Universidad de Chile.
Diez expertos internacionales y seis expertos chilenos. Todos
ellos profesionales de la más alta
calificación académica, cuya capacitación teórica y experticia concreta se
sitúan en los más altos niveles internacionales y que, desde el punto de vista
médico forense están escribiendo una página de notable importancia
internacional.
En el curso de esa discusión científica estuvimos presentes
varios asesores jurídicos cuyo objetivo central era, de ser necesario, dar la seguridad de que todos los elementos
considerados que fueren más allá de lo estrictamente médico constituyeran en
todo caso, efectivamente, parte del expediente judicial ; es decir que no
hubiera elemento alguno ajeno al estricto mérito del proceso.
Haciendo historia
Debe tenerse presente además cuál era el contexto histórico
del tiempo en que ocurrió la muerte del poeta. Y éste no era otro que el de una
recién implantada dictadura brutal, un clima de terror e inseguridades.
Tampoco ha de olvidarse que la clínica Santa María fue
intervenida militarmente el mismo día 11 de septiembre del 73 y que los médicos
que trataron a Neruda eran a la vez médicos del Hospital militar. Y menos olvidar que mientras en la calle los
soldados quemaban libros y perseguían las manifestaciones culturales, la
víctima indefensa, Neruda, era un intelectual de gran altura, un personaje
políticamente ubicado en las antípodas de la dictadura, demócrata,
antifascista, un hombre influyente internacionalmente.
Un alto dirigente comunista que registraba a lo largo de su
vida persecuciones tanto de gobiernos de derecha en Chile como de maniobras de
la CIA norteamericana. Está demostrado, por ejemplo, el papel de esta última
entidad en su operativo de 1964 para impedir en esas fechas el otorgamiento del
Nobel a nuestro compatriota.
Neruda además denunció las andanzas de la ITT y escribió su
“Incitación al Nixonicidio”
El resultado de las pericias sin duda cambia el rumbo de la
historia. Este acontecimiento se produce a más de 44 años de la muerte de
Neruda y a más de 6 años desde que el 31 de mayo de 2011 ingresáramos a
tribunales esta querella presentada por el Partido Comunista de Chile.
Finalmente, corresponde destacar el papel de la prensa y de
los periodistas en los sucesos que dan forma y vida al “caso Neruda”. Porque
todo comienza cuando meses antes de presentarse la acción judicial, la revista
mexicana “Proceso” en nota del periodista chileno Francisco Marín publicó
declaraciones de don Manuel Araya. Este había sido el último chofer de Neruda y
le acompañó en Isla Negra.
Hasta su entrevista, en la que denunció los hechos que
abrieron paso a la realidad actual, lo que se sabía era que el poeta había
muerto a consecuencias del cáncer que
padecía. Eran los primeros días del golpe lo que hacía especialmente difícil
contar con elementos, antecedentes o testigos que mostraran una causa de muerte
distinta que debiera investigarse.
Pero, aunque las hubiera habido, ¿quién podía denunciar a la
dictadura ante tribunales? ¿Y que cabía esperar de los tribunales si la propia
Corte Suprema de la época era cómplice activo del criminal golpe de Estado?
Sobran razones para que la verdad no asomara en esos tiempos.
Luego de conocer esa publicación iniciamos con el colega
Pedro Piña y el apoyo de otros compañeros el estudio de los hechos, incluyendo
largas conversaciones con el propio Araya, con el periodista Marín y con el
médico tratante del poeta en la región costera y con otras personas creíbles
del lugar. También contactamos con el ingeniero don Gonzalo Martínez Corbalá
que era el embajador de México que llevaría a Neruda al país azteca el domingo
24 de septiembre y a quien conocí
durante mi exilio en México y con diversas otras personas cercanas al
caso.
Buscando en la prensa y con el concurso de grandes personas
en diversos países nos encontramos con sorpresas tales como que el mismísimo
Pinochet había declarado a una radio extranjera
el día 15 de septiembre del 73,
es decir cuando Neruda ni siquiera había sido llevado a la fatídica clínica,
que “Neruda está bien y si muere, será de muerte natural”. ¿Por qué tocaba
anticipadamente este tema?
Una vez que nos convencimos de la seriedad de la denuncia de
Manuel Araya, fue presentada la querella del Partido Comunista, la que
correspondió tramitar al juez don Mario Carroza. Poco tiempo después se sumaron
a esta acción judicial los abogados Rodolfo Reyes, sobrino de Neruda y
Elizabeth Flores, ambos en representación de los familiares de nuestro Premio
Nobel. Más adelante el caso fue
patrocinado además por el Programa de Derechos Humanos del Ministerio del
Interior lo que permitió el concurso de destacados profesionales del Derecho
cuyo aporte ha sido sustancial.
Al reconocer todas estas contribuciones y, en especial lo que ha sido la ayuda del
gobierno de nuestro país, es también de justicia señalar el aporte de personas
como el Doctor Cristian Orrego, hijo del gran músico chileno Juan Orrego Salas,
o de otros destacados médicos nacionales como la Dra. Gloria Ramírez, Luis
Fornazzari o el Dr. Luis Soto, ya fallecido, quienes nos fueron mostrando la
posibilidad de que el desarrollo progresivo de la ciencia médica forense
pudiera al fin ayudarnos a descubrir toda la verdad que buscábamos.
Mención especial debo
hacer de don Eugenio Ortega, también fallecido, que fue el esposo de doña
Carmen Frei y quien se acercó espontánea y generosamente para proporcionarnos
antecedentes que brotaban de los
expedientes judiciales referidos al asesinato de su suegro, el ex Presidente
Eduardo Frei Montalva.
Con diferencia de años, se trataba de la misma clínica y de algunos de los mismos médicos y, como
todo parece indicar, usando los mismos métodos.
¿Qué viene ahora?
En lo que respecta al trabajo jurídico y a la luz de lo ya
establecido deberá procederse al estudio de un eventual procesamiento de
quienes participaron en la manipulación de Pablo Neruda durante sus días en esa
clínica.
En cuanto a los expertos científicos, se trata de
profundizar sus estudios e investigaciones acerca del nuevo hallazgo de elementos
nocivos tal como ya se hiciera antes con el estafilococos áureo. Sólo que ahora
puede ser más rápido puesto que en relación a la bacteria detectada en el
cuerpo del poeta - lo que sucedió en los laboratorios del Departamento de
Antropología de la Universidad Mc Master de Hamilton, Ontario, Canadá - hoy tenemos el conocimiento claro y
establecido judicialmente de otros episodios de envenenamiento por agentes de
la dictadura de Pinochet.
Precisamente por esos procesos judiciales a los que me
refiero es que sabemos también de la existencia de laboratorios secretos del
ejército, confesados por propios uniformados ante tribunales. Lo que conduce a
estimar que no se trataba sólo de acciones del químico Berríos, o de Oyarzún o
de Michael Townley o de ese extrañísimo “doctor Price” inventado por uno de los
principales inculpados en el caso Neruda, como es el doctor. Sergio Draper.
La investigación continuará, pero el paso adelante que ha
dado la verdad histórica en nuestro país con el Informe pericial en el caso
Neruda, ha sido inmenso. Constituye además un aliciente para la continuidad de la heroica lucha de
los familiares de las miles y miles de víctimas de la dictadura que desde hace
tantos años buscan verdad y justicia.
A pocos días de la muerte de nuestro ilustre compatriota y
camarada, el 4 de octubre de 1973, en la
Sala Pleyel de París, Francia, otro gran poeta, el premio Nobel y gran amigo de
Pablo Neruda, el guatemalteco Miguel Ángel Asturias leyó su texto “Neruda Vivo”
en que habla de “el diástole y el sístole de un solo corazón, el diástole,
Allende, el sístole, Neruda”. Y finaliza…. “.Que no hablen de tu muerte, yo
te proclamo vivo, yo te proclamo vivo, y al reclamo de Chile, tú respondes
¡presente! ”
Fue lo que sentimos la tarde del viernes cuando concluyó el
encuentro de científicos. Neruda sigue combatiendo, Neruda vive. Está más allá
y por encima del crimen de los fascistas del 73, buena parte de los cuales
continúa también activa.
econtreras@uarcis.cl
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