sábado, 28 de octubre de 2017

Neruda Sigue luchando

Por Eduardo Contreras:
Chile

Los resultados del Panel de Peritos internacionales que entre los días 16 al 20 de este mes contrastaron acá en Santiago sus conclusiones en materias genómicas y proteómicas respecto de las causas de muerte de nuestro Premio Nobel Pablo Neruda, son, en nuestra opinión, más importantes y profundos que lo que hasta ahora se ha comentado.



Es tal vez la razón por la que mientras la prensa internacional y buena parte de la nacional han difundido dichas conclusiones científicas, el diario golpista El Mercurio y otros de su tipo hayan silenciado el Informe o le hayan dedicado 7 u 8 líneas en su última página de modo que nadie sepa nada o, a lo más, decir  que “falta un año para saber la verdad”

Saben que mienten, les preocupa que se asuma la verdad de lo ocurrido, que es trascendental. Al fin de cuentas no olvidemos que el diario de los Edwards, parte operativa de la CIA en el golpe del 73, publicó al día siguiente de la muerte de Neruda que el gran chileno había muerto “a consecuencias de un paro cardíaco producido por una inyección que se le aplicó”, versión que contrastaba con los informes médicos pero que nos ha sido útil para avanzar en la prueba de este crimen de la dictadura. Queda claro que algo sabían los de El Mercurio de una inyección en el abdomen al poeta

¿Y por qué decimos que el avance es mayor todavía que el comentado por estos días?
Por la simple razón de que aunque la objetividad científica de los expertos les lleva con toda razón a continuar investigando la naturaleza del nuevo elemento extraño que han  detectado ahora en el cuerpo de Neruda, lo objetivo es que las conclusiones ya consensuadas dan cuenta cabal de la acción de la dictadura.

Porque veamos lo que se señala en el documento de consenso tras años de investigar en distintos laboratorios y de confrontar durante una semana los resultados de cada cual. El Informe científico final sobre los temas específicos de carácter genómico y proteómico, concluye categóricamente en la absoluta falsedad del certificado de defunción extendido en esas fechas al demostrar que la tal "caquexcia " de que habría padecido Neruda y que el certificado consignaba como “causa de la muerte”, era absolutamente falsa. Es decir que nunca existió tal  caquexia y la prueba en ese sentido es abundantísima en el expediente judicial.

En consecuencias, el certificado de defunción hasta hoy conocido es enteramente falso. Así de concluyente.
Pero hay más. Los científicos concuerdan también en que, si bien está fuera de dudas que el poeta padecía efectivamente de cáncer, no hay prueba alguna que su estado fuera terminal y, al contrario, sí las hay que pudo vivir más tiempo.

Más todavía, se concluye que está acreditado el hecho gravísimo de que, precisamente dado su estado, en la clínica Santa María nunca se le proporcionó el tratamiento adecuado, sólo calmantes. Por tanto, en la improbable hipótesis de que hubiera muerto efectivamente de cáncer, ello habría ocurrido porque lo dejaron morir, porque no se le suministró tratamiento alguno.

Como si todo lo dicho no fuera suficiente, finalmente señalan las conclusiones del Panel que el hallazgo de otro elemento tóxico, descubierto en los recientes análisis de laboratorios y que habrá de ser más investigado, no descarta la posibilidad de que su muerte se debió a la acción de terceras personas. Es decir el Informe que acabamos de conocer constituye ni más ni menos que un dictamen que echa por tierra las hipótesis hasta ahora aceptadas.
Por eso es que afirmamos que aunque quedan todavía algunas interrogantes y otro trecho de camino por recorrer, ya está definitivamente establecida la falsedad absoluta del certificado de defunción emitido en septiembre de 1973.

Y por eso mismo es que para todas y todos los que en cada lugar del mundo apreciamos la verdad y la justicia como derechos fundamentales del ser humano, las conclusiones del día viernes 20 de esta semana del Panel Internacional de Expertos designados por el tribunal en la causa rol n° 1038 – 2011 abierta para investigar las causas reales de la muerte de nuestro Premio Nóbel Pablo Neruda, resultan no sólo importantísimas, definitorias, certeras, fundadas, sino que además emocionan.
Sepamos quién es quién

Es importante conocer a los 16 profesionales, extranjeros y chilenos, que conformaron este Panel y que, por unanimidad, concluyeron del modo dicho.

Ellos  son nuestro compatriota Cristian Orrego y los norteamericanos  George Sensabaugh, Charles Brenner y John Swartzberg, de la Universidad de California, Berkeley, EEUU ; Hendrik Poinar  y su esposa Debi Poinar,  de la Universidad de Hamilton, Ontario, Canadá; Gloria Ramírez  del Ministerio de Salud de Chile, Niels Morling de la Universidad de Copenhagen, Dinamarca, Jean Olivier Cathelineau, del Instituto Montsouris de París, Francia, Aurelio Luna de la Universidad de Murcia, España, Francisco Etxeberría de la Universidad del País Vasco, España, Javier Domínguez de la Universidad Católica de Chile, Cecila Abdala del INTA,  Chile, Andrei Tchernitchin y Leonardo Gaete de la Universidad de Chile.

Diez expertos internacionales y seis expertos chilenos. Todos ellos  profesionales de la más alta calificación académica, cuya capacitación teórica y experticia concreta se sitúan en los más altos niveles internacionales y que, desde el punto de vista médico forense están escribiendo una página de notable importancia internacional.

En el curso de esa discusión científica estuvimos presentes varios asesores jurídicos cuyo objetivo central era, de ser necesario,  dar la seguridad de que todos los elementos considerados que fueren más allá de lo estrictamente médico constituyeran en todo caso, efectivamente, parte del expediente judicial ; es decir que no hubiera elemento alguno ajeno al estricto mérito del proceso.

Haciendo historia

Debe tenerse presente además cuál era el contexto histórico del tiempo en que ocurrió la muerte del poeta. Y éste no era otro que el de una recién implantada dictadura brutal, un clima de terror e inseguridades.

Tampoco ha de olvidarse que la clínica Santa María fue intervenida militarmente el mismo día 11 de septiembre del 73 y que los médicos que trataron a Neruda eran a la vez médicos del Hospital militar.  Y menos olvidar que mientras en la calle los soldados quemaban libros y perseguían las manifestaciones culturales, la víctima indefensa, Neruda, era un intelectual de gran altura, un personaje políticamente ubicado en las antípodas de la dictadura, demócrata, antifascista, un hombre influyente internacionalmente.

Un alto dirigente comunista que registraba a lo largo de su vida persecuciones tanto de gobiernos de derecha en Chile como de maniobras de la CIA norteamericana. Está demostrado, por ejemplo, el papel de esta última entidad en su operativo de 1964 para impedir en esas fechas el otorgamiento del Nobel a nuestro compatriota.

Neruda además denunció las andanzas de la ITT y escribió su “Incitación al Nixonicidio”

El resultado de las pericias sin duda cambia el rumbo de la historia. Este acontecimiento se produce a más de 44 años de la muerte de Neruda y a más de 6 años desde que el 31 de mayo de 2011 ingresáramos a tribunales esta querella presentada por el Partido Comunista de Chile.

Finalmente, corresponde destacar el papel de la prensa y de los periodistas en los sucesos que dan forma y vida al “caso Neruda”. Porque todo comienza cuando meses antes de presentarse la acción judicial, la revista mexicana “Proceso” en nota del periodista chileno Francisco Marín publicó declaraciones de don Manuel Araya. Este había sido el último chofer de Neruda y le acompañó en Isla Negra.

Hasta su entrevista, en la que denunció los hechos que abrieron paso a la realidad actual, lo que se sabía era que el poeta había muerto  a consecuencias del cáncer que padecía. Eran los primeros días del golpe lo que hacía especialmente difícil contar con elementos, antecedentes o testigos que mostraran una causa de muerte distinta que debiera investigarse.

Pero, aunque las hubiera habido, ¿quién podía denunciar a la dictadura ante tribunales? ¿Y que cabía esperar de los tribunales si la propia Corte Suprema de la época era cómplice activo del criminal golpe de Estado? Sobran razones para que la verdad no asomara en esos tiempos.

Luego de conocer esa publicación iniciamos con el colega Pedro Piña y el apoyo de otros compañeros el estudio de los hechos, incluyendo largas conversaciones con el propio Araya, con el periodista Marín y con el médico tratante del poeta en la región costera y con otras personas creíbles del lugar. También contactamos con el ingeniero don Gonzalo Martínez Corbalá que era el embajador de México que llevaría a Neruda al país azteca el domingo 24 de septiembre y a quien conocí  durante mi exilio en México y con diversas otras personas cercanas al caso.

Buscando en la prensa y con el concurso de grandes personas en diversos países nos encontramos con sorpresas tales como que el mismísimo Pinochet había declarado a una radio extranjera  el día  15 de septiembre del 73, es decir cuando Neruda ni siquiera había sido llevado a la fatídica clínica, que “Neruda está bien y si muere, será de muerte natural”. ¿Por qué tocaba anticipadamente este tema?

Una vez que nos convencimos de la seriedad de la denuncia de Manuel Araya, fue presentada la querella del Partido Comunista, la que correspondió tramitar al juez don Mario Carroza. Poco tiempo después se sumaron a esta acción judicial los abogados Rodolfo Reyes, sobrino de Neruda y Elizabeth Flores, ambos en representación de los familiares de nuestro Premio Nobel.  Más adelante el caso fue patrocinado además por el Programa de Derechos Humanos del Ministerio del Interior lo que permitió el concurso de destacados profesionales del Derecho cuyo aporte ha sido sustancial.

Al reconocer todas estas contribuciones  y, en especial lo que ha sido la ayuda del gobierno de nuestro país, es también de justicia señalar el aporte de personas como el Doctor Cristian Orrego, hijo del gran músico chileno Juan Orrego Salas, o de otros destacados médicos nacionales como la Dra. Gloria Ramírez, Luis Fornazzari o el Dr. Luis Soto, ya fallecido, quienes nos fueron mostrando la posibilidad de que el desarrollo progresivo de la ciencia médica forense pudiera al fin ayudarnos a descubrir toda la verdad que buscábamos.

Mención  especial debo hacer de don Eugenio Ortega, también fallecido, que fue el esposo de doña Carmen Frei y quien se acercó espontánea y generosamente para proporcionarnos antecedentes que  brotaban de los expedientes judiciales referidos al asesinato de su suegro, el ex Presidente Eduardo Frei Montalva.
Con diferencia de años, se trataba de la misma clínica  y de algunos de los mismos médicos y, como todo parece indicar, usando los mismos métodos.

¿Qué viene ahora?
En lo que respecta al trabajo jurídico y a la luz de lo ya establecido deberá procederse al estudio de un eventual procesamiento de quienes participaron en la manipulación de Pablo Neruda durante sus días en esa clínica.

En cuanto a los expertos científicos, se trata de profundizar sus estudios e investigaciones acerca del nuevo hallazgo de elementos nocivos tal como ya se hiciera antes con el estafilococos áureo. Sólo que ahora puede ser más rápido puesto que en relación a la bacteria detectada en el cuerpo del poeta - lo que sucedió en los laboratorios del Departamento de Antropología de la Universidad Mc Master de Hamilton, Ontario, Canadá -  hoy tenemos el conocimiento claro y establecido judicialmente de otros episodios de envenenamiento por agentes de la dictadura de Pinochet.

Precisamente por esos procesos judiciales a los que me refiero es que sabemos también de la existencia de laboratorios secretos del ejército, confesados por propios uniformados ante tribunales. Lo que conduce a estimar que no se trataba sólo de acciones del químico Berríos, o de Oyarzún o de Michael Townley o de ese extrañísimo “doctor Price” inventado por uno de los principales inculpados en el caso Neruda, como es el doctor. Sergio Draper.

La investigación continuará, pero el paso adelante que ha dado la verdad histórica en nuestro país con el Informe pericial en el caso Neruda, ha sido inmenso. Constituye además un aliciente  para la continuidad de la heroica lucha de los familiares de las miles y miles de víctimas de la dictadura que desde hace tantos años buscan verdad y justicia.

A pocos días de la muerte de nuestro ilustre compatriota y camarada, el 4 de octubre  de 1973, en la Sala Pleyel de París, Francia, otro gran poeta, el premio Nobel y gran amigo de Pablo Neruda, el guatemalteco Miguel Ángel Asturias leyó su texto “Neruda Vivo” en que habla de “el diástole y el sístole de un solo corazón, el diástole, Allende, el sístole, Neruda”. Y finaliza…. “.Que no hablen de tu muerte, yo te proclamo vivo, yo te proclamo vivo, y al reclamo de Chile, tú respondes ¡presente! ”

Fue lo que sentimos la tarde del viernes cuando concluyó el encuentro de científicos. Neruda sigue combatiendo, Neruda vive. Está más allá y por encima del crimen de los fascistas del 73, buena parte de los cuales continúa también activa.
econtreras@uarcis.cl 

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