Por Carlos Maldonado:
Guatemala
Se espera que Jimmy (perdiera el respeto para que se le
llame Presidente), renuncie por fin el mes que viene. Se le está acabando el
piso que el mismo socavó con sus transas y aliados mafiosos provenientes del
oligarquía-ejército-narcotráfico.
La corrupción ha llegado a niveles que nunca los había
logrado. Sin embargo, que nadie crea que hemos tocado fondo. A las intenciones
de los dueños de los medios de producción del país, que son los mismos que se
han enriquecido con los negocios fraudulentos que se hacen con el Estado para
poder saquear sus recursos; los mismos embarrados en negocios ilícitos como
trasiego de drogas, armas, personas son los mismos que no quieren que se toquen
las estructuras y que queden tal cual están. Si la población no les hubiera
puesto un freno a sus operadores políticos (diputados) a estos no les hubiera
importado llevarnos a niveles de sobrevivencia como Haití, en nuestro
continente o, de países africanos. Y, la represión, para hacer cumplir esos
mandatos, hubiera llegado a escenarios muy parecidos a los de la época que vino
después de derrocado el gobierno de Jacobo Arbenz Guzmán. Prácticamente, en
este aspecto, los que ya sufrimos contrainsurgencia y genocidio, vemos hoy que
la inseguridad y violencia que vive el país sigue reproduciéndose a similares
escalas de aquellos tiempos.
La calle, llamada hoy La Plaza, obtuvo un pequeño triunfo
cuando los diputados tuvieron que retractarse de las aberrantes leyes que
habían aprobado con respecto al blindaje de sus secretarios generales por
financiamiento anónimo. Empero, no puede confiárseles la reforma a la ley
Electoral y de partidos políticos, ni mucho menos otras que pueden asegurar la
disminución de beneficios para los trabajadores, como se ha intuido, sería su
actuar con base a los mandatos fijados por sus financistas que son esas mafias
conformadas por los oligarcas-ejército que nos han gobernado por más de 500
años.
La Plaza, que está conformada por variopintos movimientos,
tiene que recurrir de nuevo a la fuerza de la calle y del grueso de su
participación para lograr desaforar al corrupto Jimmy y los diputados que lo
arropan por conveniencia. Empero, se sabe que, precisamente en la variedad de
posturas, también está su debilidad. Por ello, es fundamental que una fuerza
granítica y bien organizada como está conformado el campesinado hoy en día, sea
la que logre el protagonismo en el interior haciendo presión desde el campo
donde realmente se ubican los verdaderos intereses oligárquicos. Porque si de
fuerza se trata se tienen que ganar posiciones en esta guerra clasista que se
ha revestido de civismo, pero que a la larga ayudaría a dar un gran paso de
toda la población hacia la ciudadanía y la construcción de identidad de todas y
todos los guatemaltecos. De allí, la
importancia de que todos apoyemos ese ariete.
Guillermo101262@hotmail.com
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