Por Homar Garcés:
Las sanciones y amenazas proferidas por Donald Trump en
contra de Nicolás Maduro y su gobierno no representan novedad alguna. El máximo
funcionario militar de Estados Unidos para América Latina, el Almirante Kurt W.
Tidd, Jefe del Comando Sur de Estados Unidos, ya había presentado previamente
un informe al Comité de Servicios Militares del Senado de su país el pasado 6
de abril, advirtiendo que Venezuela podría ser un factor «desestabilizador» en
la región.
Según él, «Venezuela atraviesa un período de inestabilidad
significativa el año en curso debido a la escasez generalizada de medicamentos
y comida, una constante incertidumbre política y el empeoramiento de la
situación económica». Con tales
palabras, confirmó lo que ha sido señalado previamente por el gobierno
venezolano y por analistas internacionales respecto al plan imperialista
concebido décadas atrás para desestabilizar y neutralizar por completo al
régimen de Nicolás Maduro, teniendo como base jurídica el decreto ejecutivo de
Barack Obama que tilda a Venezuela de ser una «amenaza inusual y extraordinaria
a la Seguridad Nacional de los Estados Unidos».
Al mismo tiempo, Todd refirió que las relaciones promovidas
por Rusia, China e Irán con los países de la región constituyen una amenaza
para los intereses estadounidenses. De todo el informe presentado por este alto
jefe militar gringo puede extraerse también la pretensión imperial, en lo que
podría denominarse neo imperialismo, de montar el escenario requerido para
recuperar y asegurar la hegemonía que, desde comienzos del siglo pasado, ha
ejercido tradicionalmente sobre todas las naciones al sur de sus fronteras.
En su artículo «La exportación del Plan Colombia al
Triángulo Norte y la Triple Frontera», Álvaro Verzi Rangel, sociólogo
venezolano, resalta que se adelanta la conformación de una fuerza militar
multinacional latinoamericana con el propósito fundamental de asegurar esta
hegemonía imperial estadounidense en nuestra América. «Sería -explica- la
unificación de Plan Colombia, la Iniciativa Mérida y la Iniciativa para la
Seguridad Regional de Centroamérica, ya mostrado en los documentos del Comando
Sur de EEUU "Plan 2018", y el "Operation Freedom II". No
hay quiebres entre las administraciones de Obama y Trump: por encima de ellos,
el poder fáctico lo comparten el Pentágono y el complejo industrial militar,
que pueden garantizar a las corporaciones trasnacionales el acceso a los
recursos de la región».
Por su parte, el periodista francés Thierry Meyssan también
hace referencia a esta estrategia de control geopolítico, la cual estaría
basada en los postulados del influyente estratega norteamericano-israelí y
asesor del Departamento de Defensa, Thomas P. M. Barnett, autor del best-seller
«The Pentagon´s New Map», que contempla la reconstrucción, ampliación y
consolidación del espacio de seguridad de Estados Unidos. Resalta Meyssan:
«Para el imperialismo se trata de dividir el mundo en dos: una zona estable que
goza de los beneficios del sistema y otra zona donde el caos alcanza
proporciones tan espantosas que nadie piensa ya en resistir sino sólo en
sobrevivir, zona donde las transnacionales pueden extraer las materias primas
que necesitan sin rendir cuentas a nadie».
Sería bastante necio, por tanto, ignorar que se busca sin
disimulo alguno una agresión militar directa al territorio soberano de la
Patria de Bolívar. Aún más al pensar que ello no tendrá ninguna consecuencia
negativa para el país y para el resto de las demás naciones de nuestra Abya Yala,
particularmente en aquellas cuyos gobiernos se esforzarían (con apoyo de sus
pueblos) en mantener una posición de dignidad e independencia en relación con
la clase gobernante estadounidense.
Esto es lo que se ha divulgado extensamente, sin embargo, la
realidad va más allá de lo que se discierne o percibe a simple vista,
suponiendo que el interés imperialista por Venezuela tiene que ver
exclusivamente con el control de los yacimientos petrolíferos. El objetivo
central de Estados Unidos no es sólo derrocar los gobiernos considerados
progresistas y/o izquierdistas, lo que ya es algo recurrente y tradicional por
parte del imperialismo yanqui, o apoderarse por la fuerza del petróleo.
Con ello, el neo imperialismo -de la mano de Trump- apunta a
hacer realidad la recomposición de los Estados-nación diseñada durante el
gobierno de George W. Bush en el caso de Oriente Medio, lo que comenzó a
concretarse con las invasiones a Irak, Libia y, ahora, Siria.
mandingarebelde@gmail.com
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