Por Norma Estela Ferreyra:
Nadie puede negar, ni ocultar, que Argentina, México y
España fueron elegidos como laboratorios experimentales de la multinacional Monsanto,
exponiendo a los pueblos a sus fertilizantes y herbicidas muy tóxicos, como el
glifosato, que se abrió paso en el mundo, a fuerza de engordar la billetera de
quienes podían ponerle frenos. Y no
hubieron científicos ni médicos, que pudieran evitar las consecuencias, o tal
vez, hubo algunos, que no fueron escuchados y que, inmediatamente, eran
refutados por semejante pulpo empresario que pisaba fuerte en todos los países
del mundo. Así, los organismos estatales, que debían analizar los tóxicos e informar
a quienes les correspondía prohibirle a Monsanto que vendiera químicos que
resultaban nocivos a largo y a corto plazo, para quienes trabajaban con ellos y
los fumigaban, incluso, para la misma naturaleza, su tierra, su fauna, su flora
y sus habitantes, que consumían esos productos transgénicos, varias veces
fumigados y envenenados de tóxicos.
Incluso, los médicos que comenzaron a hablar de las
enfermedades que iban apareciendo con el correr del tiempo, fueron silenciados.
Gran cantidad de ganado aparecía muerto y el silencio se imponía. Imagino que los presidentes, recibían
informes falsos y no fueron debidamente asesorados, porque el dinero que ofrece
la Multinacional es siempre muy tentador, tanto para los entes como para las
personas que debían analizar y aprobar esos productos. Estamos, sin dudas,
frente a un delito contra la humanidad, por someter a los ciudadanos a una
experiencia como ésta, que deriva en cánceres, en enfermedades
desconocidas y en permitir que la
ciudadanía consuma, como actualmente lo hace, productos con químicos que
envenenan su cuerpo y que deterioran su salud, especialmente, la de los niños y
ancianos.
Es tan poderoso Monsanto, que ningún país lo puede sacar,
una vez que se instala. Pero ahí no termina todo, porque tanto los fertilizantes,
como todos los productos que vende la empresa, tienen uso intensivo y sin
límites. Y eso es responsabilidad del gobernante, o sea, del presidente. ¿Por qué?
Porque más allá de lo mal
que le que estén informando, siempre está la duda, frente a los
resultados que trascienden en el mundo, ya que los productos de dicha Multinacional y de otros laboratorios, que
surgieron para terminar con el hambre de los países pobres, hoy sabemos que
están dispuestos a exterminarlos, simplemente, porque hay gente que está de más, que se exilia de los países con
hambre, miseria y que cruza fronteras para buscar trabajo o bienestar y por
eso, resultan molestos a las personas que pertenecen al mal llamado primer
mundo. Qué yo llamaría mundo criminal y
genocida de la superpoblación planetaria, donde todo parece estar permitido.
Y hablando de los laboratorios en general, bueno es recordar
que los farmacéuticos, han elaborado cerca de una veintena de vacunas que deben
colocarse a un bebé, al poco tiempo de nacer y que ponen en peligro su vida, ya
que en su mayoría, son vacunas sintéticas. Así como antidepresivos, antidiabéticos, anti
colesterol, etc. que se destinan para lo mismo o sea para disminuir la
superpoblación. Y muy especialmente, en los dos extremos de la vida (niños y
ancianos) que resultan poco convenientes para el liberalismo salvaje,
despiadado y criminal, que necesita esclavos que trabajen muchas horas y que
les den ganancias. Y existe una labor coordinada que genera mucha ganancia.
Hacen muy buen equipo, por un lado, Monsanto que con sus tóxicos enferma a la
población y por el otro, la mafia de la Industria farmacéutica que produce
remedios para apaliar los efectos, porque curar, lo pongo en duda.
Pero volviendo al agro de mi país, cuyos terratenientes
viven llenos de lujos en las grandes ciudades y explotan sus campos a través de
serviles lacayos, que no se dan cuenta de que arriesgan la vida, por unos pocos
pesos, para que sus patrones estancieros, ganen mucho dinero y disfruten de
viajes placenteros por el mundo, porque son ricos y especulativos, que guardan el grano para
cuando valga la pena venderlo y lo acumula en silos metálicos o en bolsas,
donde deberá fumigarlos tantas veces como sea necesario, para no perder nada de
la producción.
Poco cuidan de la salud de quienes trabajan, que por lo
general ignoran las consecuencias futuras de ese trabajo insalubre que, además,
extermina la fauna, la flora, malogra la tierra por los monocultivos, la
deforestación y mata a la población aledaña a corto plazo o a largo plazo a los
consumidores de esos productos tratados con fertilizantes y pesticidas de alto
poder contaminante y con las consecuencias ya conocidas aunque no admitidas, ni
por la Multinacional ni por quienes las dejan operar en el territorio.
Y no sólo los dejan operar, sino que no ponen límites
ante las consecuencias de las
fumigaciones. Porque debemos tener claro que esos productos no pueden estar en
manos de los terratenientes ni productores. Las fumigaciones las debería
realizar un ente estatal responsable y por única vez, con los cuidados necesarios (Cobrando ese servicio al
productor) Eso evitaría el descontrol
abusivo que ellos hacen de esos tóxicos, con
muchas aplicaciones innecesarias y muy nocivas. Repito, no se deberían
vender esos productos fertilizantes y
plaguicidas en forma directa sino, en todo caso, ser aplicados por organismos
responsables. Lo digo para evitar el abuso indiscriminado, pero sin
intentar justificar el uso de esos
productos tóxicos, que deberían prohibirse directamente.
La responsabilidad de que se permita el ingreso de estos
contaminantes peligrosos y de que se apliquen libremente es, sin dudas, del
Estado Nacional, que permite también a las mineras, a las potabilizadoras de
agua y a muchas otras empresas, ganar dinero a costa de la salud de su
pueblo. A quien le quepa el
sayo, que se lo ponga, dicen los criollos argentinos y desde hace años, estamos
esperando que alguien tome la iniciativa de reconocer el terrible error de
haber permitido tal situación. Por otra parte, se inunda la tierra por su impermeabilidad
debido al monocultivo que no se controla, la desforestación y el abuso de estos
químicos tóxicos, lo que se extiende a las grandes ciudades. Ignoro lo que
sucede en México o en España; pero no creo que sea distinto a lo que pasa en mi
país. Niños enfermos de cáncer, otros con manchas en toda la piel y tantas
enfermedades graves y deformaciones que nunca antes se vieron y que son fruto
de todo este experimento neoliberal, capitalista, impiadoso, que nuestros
gobiernos lacayos permiten. La reciente decisión de la OMS de clasificar el
glifosato como “probablemente cancerígeno” reactivó la polémica sobre las
fumigaciones para erradicar cultivos ilícitos. Un riesgo adicional a los daños,
que el uso intensivo del herbicida puede causar en la salud humana y que han sido ampliamente documentados, aunque
sin dudas, no han sido tenidos en cuenta a la hora de las decisiones
presidenciales de los países que lo sufren.
VER: https://www.facebook.com/AnnurTV/videos/1650595931648824/
normaef10@hotmail.com
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