Misión Verdad:
Más bases y ejercicios
La "opción militar" aludida por el presidente
estadounidense contra Venezuela ha estado en marcha desde antes de sus
declaraciones. En un escenario de guerra no convencional no son de esperarse
acciones militares convencionales. El caldo de cultivo es la "crisis
humanitaria" promovida por agentes nacionales e internacionales del
antichavismo.
Ejercicios inusuales y extraordinarios
La cantidad de ejercicios militares comandados por EEUU es
cada vez más creciente y aborda varios aspectos de la acción bélica, sin
embargo llama la atención que el elemento "humanitario" está siempre
presente, aun cuando se desconoce el aporte sustantivo de las fuerzas militares
estadounidenses ante eventos naturales con consecuencias trágicas. Lo ocurrido
en Houston (Texas, EEUU) es una evidencia.
En junio pasado se realizó en Barbados un ejercicio
combinado "para mejorar las capacidades colectivas de las fuerzas de
defensa y policía, contrarrestar la delincuencia organizada transnacional y
llevar a cabo operaciones de ayuda humanitaria / de desastre". El
ejercicio multinacional de seguridad marítima y respuesta a desastres en el
Caribe Tradewinds 2017 acogió a 20 países, entre ellos México, en Bridgetown,
capital de Barbados.
En julio concluía el ejercicio marítimo multinacional anual
más largo del mundo, UNITAS 2017, en el que fuerzas navales de 19 países se
reunieron en Lima, Perú, entre ellos Brasil, Paraguay, Argentina, Chile,
Colombia, Guatemala, Honduras, Panama, México, España y Estados Unidos.
Las fuerzas estadounidenses estuvieron bajo el control
operacional del Comandante de la Fuerza de Tarea (CTF) 138 / Comando Sur de las
Fuerzas Navales de los Estados Unidos / 4ta Flota de los Estados Unidos
(USNAVSO / FOURTHFLT), Sean Buck, al mando de 30 buques y 28 aviones, así como
varios submarinos y vehículos anfibios para completar seis ejercicios de fuego
vivo y 37 eventos marítimos combinados.
Los cuerpos militares actuaron en dos fases: UNITAS Pacific
(operaciones de guerra naval) y UNITAS Amphibious (operaciones de asistencia
humanitaria y socorro), que ocurren simultáneamente para "mantener el
acceso, mejorar la interoperabilidad y construir asociaciones duraderas para
mejorar la seguridad regional y promover la paz, la estabilidad y la
prosperidad en el Caribe, Centro y Sudamérica".
También en julio pasado, 42 pilotos, tripulantes,
paracaidistas y personal de logística de la Fuerza Aérea Colombiana
participaron en el Mobility Guardian del Comando de Movilidad Aérea (CMA),
primer ejercicio internacional de operaciones humanitarias en la simulación de
la guerra y entornos de desastres naturales.
Más de 650 militares de 30 países, incluyendo Brasil, y 3
mil miembros del servicio militar estadounidense se concentraron en las cuatro
competencias básicas del CMA: transporte aéreo, reabastecimiento aéreo,
evacuación Aero médica y apoyo a la movilidad aérea. Dice la nota del
Departamento de Defensa que "Estados Unidos no va a la guerra sin aliados,
por lo que es importante que Mobility Guardian desarrolle la capacidad de
proyección de poder".
AMAZONLOG17 es el cuarto ejercicio militar que se realiza en
el continente, se trata de una operación de logística que está en marcha en la
triple frontera entre Brasil, Colombia y Perú, específicamente en Tabatinga,
estado de Amazonas, Brasil.
En la web del ejército brasilero se informa que estas
acciones combinadas de tropas y agencias de los tres países se enfocarán en
acciones humanitarias y de preservación ambiental. Asimismo, un componente
comercial que consistirá en una exposición tecnológica de empresas del sector
de Seguridad y de Defensa y de otros segmentos tanto de la industria brasileña
como de otros países. Las fuerzas armadas de 16 países participarán con
observadores, así como Estados Unidos con apoyo logístico, aclaran.
Las fases del AMAZONLOG17 inician entre el 28 de agosto y el
1º de septiembre (esta semana) con un ejercicio de planificación en Manaos, del
26 al 28 de septiembre habrá un Simposio de Logística Humanitaria y una
Exposición de Material Militar. El ejercicio propiamente dicho será entre el 6
y el 13 de noviembre con la instalación de una Base Logística Multinacional
Integrada en Tabatinga, hacia donde han movilizado equipamiento desde Río de
Janeiro, a 3 mil 545 kilómetros.
Hacia una diplomacia desde las bases… militares
El eje liderado por Colombia, México, Brasil y Argentina
estableció una estrategia no diplomática de agresión contra el Gobierno
venezolano que se develó en la llamada Declaración de Lima.
Esa fachada diplomática terminó de tejer un entramado de
acciones que se comenzaron a intentar desde la OEA, que al no lograr una
mayoría para una intervención mediante la Carta Democrática Interamericana.
Dicho acto de asedio se realizó una semana luego de las
elecciones a la Asamblea Nacional Constituyente (ANC). Los cancilleres de
Argentina, Brasil, Canadá, Colombia, Costa Rica, Chile, Guatemala, Honduras,
Panamá, Paraguay y México suscribieron un documento que afirma que Venezuela
"ya no es una democracia" pero declaran un "enérgico rechazo a
la violencia y cualquier opción que involucre el uso de la fuerza".
Aun cuando existen mecanismos regionales como la Celac y
Unasur, dichos países realizaron un documento informal en el que acordaron
medidas como la de no apoyar ninguna candidatura venezolana a mecanismos y
organizaciones regionales e internacionales. Además, llamaron a detener la
transferencia de armas hacia Venezuela, sobre la base de los artículos 6 y 7
del Tratado sobre el Comercio de Armas, por lo que los ejercicios ya descritos
parecieran estar preparando a este grupo de países para una fase no diplomática
en la que el supuesto debilitamiento de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana
(FANB) es importante.
No es casualidad que dentro de cada ejercicio militar
comandado por EEUU estén los mismos países que impulsaron la Declaración de
Lima; la presencia militar de EEUU en México, Colombia, Perú, Honduras y Brasil
es de larga data. En el caso de México, se habla de una escalada de la
intervención militar de EEUU desde la firma de la Alianza para la Seguridad y
la Prosperidad de América del Norte y de la Iniciativa Mérida, con el pretexto
de la colaboración en la "guerra contra el crimen". Su subordinación
e integración a los planes militares de EEUU está combinado con el tráfico de
armas que fluyen hacia el narcotráfico y generan ganancias en el Complejo
Industrial-Militar estadounidense.
En Perú el Comando Sur de EEUU (U.S. Southern Command) y la
empresa Partenon Contratistas E.I.R.L. firmaron en 2016 el proyecto de
instalación del Centro de Operaciones de Emergencia Regional (COER) de
Amazonas.
El COER es un caso que analistas califican de intervención
disfrazada de ayuda humanitaria. También se conoce que fuerzas peruanas
aumentan la cantidad de ejercicios militares conjuntos con EEUU para
"fortalecer sus estrategias de defensa frente a agresiones externas".
Uno de ellos es el Ejercicio de Fuerzas Silentes (Siforex, por sus siglas en
inglés), que se realiza cada dos años en el Mar de Grau.
Por su parte las bases militares estadounidenses en Colombia
son parte de la estrategia de "aseguramiento estratégico" de esa
potencia en el hemisferio suramericano. También en 2015 amplió su presencia
militar en la base aérea de Soto Cano en Honduras donde ya organizaba
ejercicios multilaterales y otras operaciones junto a la Joint Task Force
Guantánamo, con sede en la base estadounidense de Guantánamo (Cuba), a cargo de
"operaciones de detención e interrogatorios en el marco de la guerra
contra el terrorismo"; y la Joint Interagency Task Force South, con sede
en Key West (Florida, EEUU), para coordinar las "operaciones
antidrogas" en toda la región.
El riesgo que significa ese modo de intervención para la
existencia de los Estados-nación, así como para la soberanía y la estabilidad
latinoamericana es evidente.
En el caso de Colombia, los escritores Diane Lefer y Héctor
Aristizábal analizaron que las intervenciones militares están enfocadas en
desestabilizar la región. "Sí, países sudamericanos han tenido sus
escaramuzas en la frontera y breves conflictos armados, pero una presencia importante
de los EEUU en las bases colombianas crea un escenario para lo que
potencialmente podría ser una guerra de importancia en el continente",
opinaron.
La excusa humanitaria como combustible
Mientras autoridades y medios colombianos fabrican
incursiones por parte de cuerpos de seguridad venezolanos en territorio vecino,
el pasado 27 de agosto hubo un enfrentamiento en el fronterizo estado Táchira
con paramilitares del grupo Los Rastrojos, dejando un saldo de seis irregulares
muertos y una detenida con municiones y uniformes del ejército colombiano con
grado y jerarquía. Este y otros grupos ejercen concomitantemente el control
político y económico en la zona fronteriza. Misión Verdad ha descrito cómo se
enmarcan dentro de la intensificación de provocaciones dirigidas por EEUU.
Los medios internacionales junto a los gobiernos que se han
declarado contra Venezuela retoman el relato de "crisis humanitaria"
en Venezuela para profundizar la intervención como ejercicio de salvación más
que como agresión. Está claro que detrás de cada "ayuda humanitaria"
de las potencias occidentales está una toma y ordenamiento del territorio para
sus intereses geopolíticos: así pasó en la cercana Haití tras el terremoto de
principios de 2010.
La fachada del "campo de refugiados" es
conveniente para el establecimiento de "zonas seguras" con protección
y apoyo militar extranjero que "resguarde a la población asediada por la
dictadura de Maduro", como ocurrió en las lejanas Libia y Siria. Analistas
como Manlio Dinucci afirman que la amenaza de Trump sobre la "opción
militar" pudiera concretarse mediante la infiltración de "fuerzas
especiales y de mercenarios que echan leña al fuego de las tensiones internas
provocando enfrentamientos armados; acusaciones de que el gobierno está
masacrando a su propio pueblo y una 'intervención humanitaria' que lleve a la
creación de una coalición armada liderada por Estados Unidos".
El escenario que permitiría re oxigenar a la MUD es el colapso
socioeconómico total que apuntale la crisis humanitaria, es uno de los ejes del
plan de intervención del Comando Sur: así lo expresó el almirante Kurt Tidd,
comandante del Comando Sur el pasado 6 de abril durante una audiencia en el
Senado. "La creciente crisis humanitaria en Venezuela podría hacer
necesaria una respuesta regional", dijo.
La nueva ronda de sanciones financieras de la administración
Trump contra Venezuela y el reconocimiento de su liderazgo por parte de la MUD
ofrecen elementos reales y concretos para entender la estrategia real. Las
medidas contra Pdvsa son la continuación al asedio económico que se dirige
desde Panamá, Bogotá, Madrid y Miami a través de las mafias cambiarias
fronterizas, calificadoras y oligopolios que financian el caos social.
coordinadora@solidaridadvenezuela.org
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