Por Ilka Oliva Corado:
Jimmy “el ungido” (con vaselina) demostró para quién trabaja
y qué intereses representa. Era algo que estaba muy claro y que era imposible
no percibirlo. ¿Qué fue lo que movió el voto hacia el Moralejo? Recapitulemos:
la doble moral y el pensamiento de ultraderecha que habita en los racistas,
clasistas y cachurecos que se vieron representados en el oportunista. “El
majeador” Morales vio el río revuelto y con estaca en mano dijo: aquí me los
clavo, ¡y se los clavó! ¡En nombre de Dios! No solo a ellos, a todo el país.
Llegó al poder cuando el pueblo andaba bateando y le contó una de vaqueros.
Sigamos retroalimentando: es alguien que representa al
centavo, el patriarcado, el machismo, la misoginia, la homofobia y la
desmemoria. Con una carencia absoluta de identidad que escuda en un patriotismo
rancio, se echó a la bolsa a los que lloran de fanatismo por el fútbol español
y que creen que la Guatemorfosis es el ADN del pueblo guatemalteco. Pero no
solo eso, es el rostro, la mano peluda y la voz de las clicas criminales que
han infestado el Estado de Guatemala. En nombre de un Dios que le impusieron a
la América Latina de Pueblos Originarios, el atracador tomó posesión de la
poltrona, utilizando la fe y la doble moral de los cachurecos, para darle
seguimiento a la industria del desfalco y la corrupción.
Atrás de Jimmy Morales, está la impunidad que mancilla todos
los días no solo a Guatemala, a los pueblos del mundo. Estas clicas criminales,
-que nada tienen que ver con la dignidad de las maras, que son pueblo- entretejen
los hilos con los que mueven las marionetas los medios de comunicación
corporativos, que convierten la información en un bacanal, según sea la agenda
de los países injerencistas en cada región.
Explicando con manzanas: en nombre de la fe, Jimmy Morales,
logró sentarse en la poltrona para seguir firmando acuerdos internacionales y
contratos con empresas transnacionales que siguen cometiendo ecocidios, en
nombre de la explotación minera y la industria del “desarrollo”. Con todo esto
al pueblo de Guatemala le dejan los bagazos, los desaparecidos, y la
contaminación de una tierra en agonía. Para mantener distraído al pueblo, lo
vapulean día a día con la violencia intitucionalizada que disfrazan de común,
no se requiere gran ciencia, con una sociedad racista, cachureca y clasista,
cualquier truco y cortina de humo, de carácter neoliberal, funciona al
pedalazo.
Jimmy Morales, ya demostró que al pueblo de Guatemala se lo
pasa por el arco del triunfo todos los días, y lo grita con arrogancia a los
cuatro vientos. ¿El pueblo de Guatemala aceptará tener un presidente corrupto,
marca Acme como Otto Pérez Molina y su banda? No es pregunta capciosa, se
supone que su indignación por un presidente corrupto los llevó a manifestar en
el 2015, ¿qué esperan para exigir la renuncia inmediata de Jimmy “el ungido”
–con vaselina- Morales?
Son excelentes las manifestaciones que se han llevado a cabo
en los últimos días en defensa de Iván Velásquez, pero si queremos realmente un
cambio, y no andar con patadas de ahogados, o yéndonos por la sombra, o por las
ramas; si queremos realmente a Guatemala, toda manifestación de apoyo a la
CICIG y a Iván Velásquez, debe estar en absoluto acompañada de la indignidad
que siente el pueblo de Guatemala por un presidente corrupto e insolente, es
decir; la médula espinal de las manifestaciones debe ser, exigir la renuncia
inmediata de Jimmy Morales, y llamar a una Asamblea Nacional Constituyente. Y
no moverse de las plazas hasta lograrlo. Eso o seguimos siendo el papel
higiénico de quienes nos ven como estiércol.
ilka@cronicasdeunainquilina.com
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