Por Norma Estela Ferreyra:
Lamentablemente, eso está sucediendo. La orden es: “Tomar el
poder a como dé lugar” O sea, abrirse
camino a los golpes y el que quede… que aprenda..
Mano dura y represión de la peor, contra niños y mujeres,
publicitada en la TV, en las redes sociales, en los noticieros, hasta que
entiendan muy bien, que el gobierno puede ser duro y se cansen de las protestas y de las luchas.
Que sepan todos que eso es peligroso y estéril.
¿Quién es el pueblo frente al poder?- dicen- No deben
protestar o es que no entienden quien
manda aquí. Que sepan que no
claudicaremos, ni aflojaremos y que vengan nomás las elecciones, que aquí nos quedaremos. ¿Les suena este
pensamiento? ¿Lo encuentran familiar? ¿Cuándo van a aprender, que el mundo
tiene sus dueños? Olvídense de los sueños, los pobres nunca son dueños de nada. Y quien diga lo contrario, miente mi amigo, miente.
El pensador, Carlos Caco Fernández, lo entiende muy bien. Y
lo explica, así: “La división internacional del trabajo consiste en que unos
países se especializan en ganar y otros en perder. En ese aspecto, lo que hoy
conocemos como América Latina fue precoz y consecuente: desde que los europeos
del Renacimiento cruzaron el Atlántico y le hundieron los dientes en la
garganta, la patria grande se especializó en perder y, aunque en los últimos
sesenta años hubo atisbos de algunos cambios de actitud, desde aquel entonces
hasta hoy perfeccionó sus funciones” o como yo digo, perfeccionó los métodos de dominio.
Es cierto, que esta comarca del mundo ya no es el reino de
las maravillas donde el oro y la plata parecían inacabables y la cruz y la
espada eran los instrumentos de la dominación, pero la región continúa al
servicio de las necesidades ajenas como son las fuentes y reservas del
petróleo, de hierro, de cobre y caucho,
de las carnes, los cereales, de las frutas, el café… Las materias primas y los
alimentos que aquí abundad en medio de la pobreza, van a parar casi en su
totalidad a los países ricos que ganan, consumiéndolos, mucho más de lo que los
países pobres ganan produciéndolos, y son mucho más altos los impuestos que
cobran los compradores que los precios que reciben los vendedores. Al fin y al
cabo, como declaró Covey T. Oliver, coordinador de la Alianza Para el Progreso,
“…hablar de precios justos es un concepto medieval. Estamos en plena época del
libre comercio…”
Pero hay cosas que los ciudadanos argentinos no sabemos y
creemos que el presidente Macri comete errores infantiles o que no sabe muy
bien explicar ciertos temas. Pero esa apariencia falsa, con la que él pretende
engañar al pueblo aconsejada por Durán Barba
como si fuera el director de una obra teatral, es descubierta por los
grandes periodistas honestos y estudiosos que tenemos en el país como Lázaro
Llorens, que es cordobés y un gran investigador, capaz de sacar a la luz lo que
se nos quiere ocultar, como también otros, que se juegan por el país.
Por él nos enteramos que lo ocurrido en Argentina con el
desalojo de La Salada y de Pepsico, se produjo por orden de Donald Trump,
atendiendo sus intereses Norteamericanos
por la CEO de Pepsi-Co y asesora de Trump Indra Nooyi. En el consejo, también aparece ella, a
finales del año pasado. De los 19
ejecutivos que integran este consejo, Nooyi es la tercera mujer del equipo,
junto con las titulares de IBM -Ginni Rom.
Esta es la clave, para entender el rol que tuvo el Gobierno
de Estados Unidos en la violenta represión contra los obreros, basta con ver la
conformación del particular gabinete que creó el propio Donald Trump. Se trata
del “Consejo Asesor de Comercio de Estados Unidos”, conformado por CEO’s y
jefes empresariales, con el fin de asesorar al mandatario norteamericano a la
hora de planificar y ejecutar sus políticas públicas de índole económicas.
Recientemente, la actriz argentina que triunfo en Francia y
está radicada en ese país, Marilú Marini, en un reportaje del diario Clarín,
dijo una gran verdad, quizás, sin proponérselo, el ser consultada sobre la
situación en Argentina. Y expresó: “ me parece que tenemos que crecer. El
tercer mundo a veces es una posición de cierto infantilismo, como esperar que
alguien te venga a darte la cucharada de sopa. Y a veces hay que prepararla y
comerla uno”. Y ese infantilismo es el que, evidentemente, aqueja al presidente
Macri, que para justificar el desalojo violento de la planta de Pepsi-Co, por
orden de Trump, dijo: “Lo que estamos haciendo es lo que va a generar que cada
uno pueda conseguirse el mejor trabajo posible: invitando a invertir en un país
donde se respeta la ley”.
Y así, una semana después, en la mañana del jueves 13 de
julio, un cuerpo de Infantería dotado de 300 efectivos de la Policía Bonaerense
y 190 de Gendarmería, armados con escudos, cascos, armas de fuego y gases
lacrimógenos, procedieron al desalojo manu militari de los manifestantes que
estaban de vigilia en la entrada del inmueble. El operativo incluyó disparos
con perdigones y balas de goma.
A las nueve y media de la noche de ese mismo día, cuando la
represión en PepsiCo fue el gran tema
central de la jornada, con todos los canales de televisión transmitiendo los
momentos más álgidos de los incidentes, y testimonios y entrevistas tanto en
estudios como en el lugar de los hechos, el portal de Clarín publicó un
artículo donde aseguró que el presidente Macri no solo se involucró en el
desalojo, sino que insistió en que se debía llevar a cabo, con “firmeza.”
Y por eso, para Macri gobernar no es poblar, como decía Juan
Bautista Alberdi. Ni educar, como decía Domingo Sarmiento, dado que más allá de
las apariencias, hay destrato y desprecio por los maestros, a los que trata de
mafiosos. Ni pensar en movilizar los cuantiosos recursos humanos y materiales
internos que existen en Argentina, inmovilizados por las altas rentas que se
obtienen en las finanzas, ejerciendo el
poder de policía para crear confianza en los inversores externos, y que estos
se avengan a venir a darnos la cucharada de sopa.
¡América Latina, despierta! ¡Y lucha!
normaef10@hotmail.com
Nunca nadie le regaló nada a los pueblos y, si el poder los convence de que no pueden cambiar la realidad, o por miedo o por lo que sea, están refritos.
ResponderEliminarLa frase: “La división internacional del trabajo consiste en que unos países se especializan en ganar y otros en perder. En ese aspecto, lo que hoy conocemos como América Latina fue precoz y consecuente: desde que los europeos del Renacimiento cruzaron el Atlántico y le hundieron los dientes en la garganta, la patria grande se especializó en perder y, aunque en los últimos sesenta años hubo atisbos de algunos cambios de actitud, desde aquel entonces hasta hoy perfeccionó sus funciones”, no es de Carlos Caco Fernández, sino de Eduardo Galeano, está en la introducción a su libro Las venas abiertas de América Latina.
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