Por Víctor Manuel Barceló R.
Si el fin de la tarea educativa es avanzar hacia una
educación de excelencia -que no es otra cosa que poner a niños, adolescentes y
adultos en sintonía con el cambio, hacia una situación de bienestar colectivo-
es pertinente alejarla de las tendencias “modernizadoras” que le colocan solo
como factor de éxito en el mercado que mueve la economía planetaria, a lo que
no somos ajenos en la Región.
De aquí surgen los continuos conflictos de docentes y
estudiantes con la autoridad, por lo general alineada al apoyo de la economía
de mercado –impuesta desde los 80s por los organismos financieros
internacionales- en una visión corto placera que cubre lo efímero de un período
de gobierno que, puede alargarse 8 a 10 años, cuyas políticas públicas se dejan
sentir en la pobreza y la enorme distancia, entre los servicios a los pocos,
pero poderosos y sus familias, frente al trato a la inmensa mayoría del pueblo,
que sufre de atenciones mínimas en materia de salud y educación.
De allí que urjan políticas públicas para formar en el niño
y el joven, las competencias para ser el adulto ciudadano capaz de entender la
geopolítica actual y actuar en consecuencia. Solo con esa formación libre, el
ser humano logrará gobiernos que
“gobiernen obedeciendo” los mandatos sociales y sean capaces de coadyuvar,
unificadamente con sus pueblos y otras naciones, en el rescate de las regiones
–como la nuestra- hoy sometidas a la dependencia más brutal que se conozca.
En las condiciones
actuales, dada la poca importancia que se otorga a la educación –no más allá de
formar amanuenses para la gran empresa transnacional- las dirigencias
gubernamentales impuestas a los sectores educativos de nuestros países, por lo
general no tienen ni idea de que la educación es el pivote para el crecimiento y
desarrollo autónomo de los pueblos y comunidades. Por otro lado, no les
interesa porque ello iría en detrimento del sistema económico-social vigente,
de entreguismo total a los designios de los grandes países para controlar toda
la vida de nuestras naciones.
Estamos tan gravemente afectados en materia educativa, que
hay naciones –dos de las más importantes por su dimensión económica- en que sus
jefes de estado y de gobierno utilizan vocablos fuera de lugar y sus
secretarios o ministros de educación, mantienen un discurso plagado de palabras
incompletas o mal usadas, dando un pésimo ejemplo de cómo manejan áreas de
gobierno que estuvieron en manos de personalidades como: Andrés Bello, Gabino
Barreda, Domingo F. Sarmiento, Justo Sierra, Eugenio María de Hostos, Félix
Varela, José Vasconcelos, Alfredo Aguayo y hasta el español universal José
Ortega y Gasset. Ver: http://web.cortland.edu/matres
v_barcelo@hotmail.com
0 comentarios:
Publicar un comentario