Nils Castro
Reconocer la enorme obra moral, intelectual y política de
Fidel es al propio tiempo asumir un proyecto encaminado a rebasar los
siguientes horizontes. No es aceptar una muerte sino asumir la vigencia y
desarrollar las conquistas que ese proyecto ya ha logrado, sus experiencias,
sus enseñanzas y la proyección de sus ideas para vencer los próximos retos.
Como dijo Juan Miguel González el papá
de Elián lo que hoy el pueblo cubano
emprende es la renovación de un compromiso. Eso también vale para los demás latinoamericanos
y caribeños.
Fidel sigue en la sabiduría, el coraje y la creatividad que
él, durante más de medio siglo, sembró en el corazón y en la inteligencia de
cada patriota, y en su capacidad para trazar y construir el futuro al que su
pueblo aspira y merece. Suena poético y consolador decirse que tras el deceso
físico él surcó el viaje del Granma a la inmortalidad, pero esto no es así.
Aunque él no vivió
para obtenerla, hace mucho que alcanzó la inmortalidad, y no por ello se ha
marchado. No hemos participado en una despedida porque Fidel no se ha ido. Como
bien sabemos, él está aquí, en cada cubano y cada latinoamericano.
Hace un tiempo alguien dijo: “Hay personas que, para uno, no
murieron; poseen una presencia tan fuerte, tan poderosa, tan intensa, que no se
consigue concebir su muerte, su desaparición. Principalmente por su continua
presencia en los sentimientos y en los recuerdos. Nosotros, no solo yo, sino el
pueblo cubano, sufrimos de manera extraordinaria con la noticia de su muerte,
aunque no fue inesperada”. Esas palabras las dijo Fidel respecto al Che.
Hemos presenciado la despedida física de otros gigantes de
la cultura política latinoamericana, pero nunca cabrá pensar que el torrijismo
dejó de vivir o que el chavismo deje de luchar. El fidelismo no es solo un
sentimiento del alma: es conocimiento, método y brújula, como también es
versatilidad realista, creativa y obstinada para seguir avanzando entre los
obstáculos, los riesgos y las oportunidades de un mundo cambiante. Es guía para
la acción, y mientras sus discípulos y compañeros sigan sobre su ruta, su
creador está vivo.
Todavía falta mucho por hacer, muchos problemas por
resolver, mucho futuro por construir en
Cuba, en Latinoamérica y en el mundo y
con él unos y otros seguiremos haciéndolo. Mientras prosigamos este esfuerzo,
Fidel vive.
"Fidel vive" Asi es compañera.
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