martes, 11 de octubre de 2016

Colombia La paz archidura

Por Félix Roque Rivero

Los colombianos desaprovecharon, por ahora, firmar una paz positiva que dé al traste con la guerra que tantos muertos y desplazados ha producido. En el análisis de lo ocurrido, es dado permitirse ciertas suspicacias

 Una parte importante del pueblo colombiano se expresó en las urnas y una lánguida mayoría, pero mayoría al fin y, en democracia eso debe ser respetado, le dijo no a los Acuerdos de Paz que el presidente Santos y el Comandante de las Farc-Ep, habían concluido en La Habana y refrendados en Cartagena de Indias ante un grupo importante de Jefes de Estado y el Secretario General de la ONU. Una ola de desencanto y de frustración se observó en la parte que propiciaba la victoria del SÍ mientras que en el bando de los partidarios del NO reinaba la alegría como si hubiesen obtenido una victoria. Ilusos los que así piensen.

Como dijo Lenin al propiciar una salida pacífica al conflicto que la naciente revolución soviética mantenía con Alemania por la pretensión de ésta de anexarse una parte de la URSS, “La guerra ha sumido en el hambre a los países más civilizados, más desarrollados en el aspecto cultural. Más, de otra parte, la guerra, como un ingente proceso histórico, ha acelerado de modo inaudito el desarrollo social”. La guerra ha exacerbado en grado extremo las reivindicaciones sociales más sentidas de los pueblos. Lenin tildó a la tan anhelada paz de “paz desdichada, de paz archidura”. La paz en su acepción más general significa ausencia, cese, solución de un conflicto. Los colombianos tienen un conflicto interno con connotaciones externas que dura ya más de 70 años.

Se trata de un conflicto donde los actores se conjugan entre los valores incompatibles –al decir de Norberto Bobbio- del deber y el placer, entre razón y pasión, entre interés propio e interés ajeno. La paz responde a diversos tipos. El Raymond Aron habla de la paz de potencia, de impotencia y de satisfacción. Interesa destacar la llamada paz de potencia la cual se subdivide en paz de equilibrio, de hegemonía y de compromiso, dependiendo esto de que los grupos políticos estén en relación de igualdad o de desigualdad basada en el predominio de uno sobre los otros, tal como sucede con los Estados Unidos respecto de los demás Estados del Continente Americano.

Los colombianos desaprovecharon, por ahora, firmar una paz positiva que dé al traste con la guerra que tantos muertos y desplazados ha producido. En el análisis de lo ocurrido, es dado permitirse ciertas suspicacias. Si bien la paz es justa y necesaria para el pueblo de Colombia y, en particular para los que viven en las periferias, zonas montañosas, para los más vulnerables; ¿lo será también para los que han fomentado el conflicto, para los que venden armas y trafican drogas para abastecer al principal mercado del mundo, el de los Estados Unidos, para los que hacen de las noticias sensacionalistas un negocio, para los que gustan mantener el terror y el miedo para controlar el poder, los que hacen de la guerra una justificación para reprimir y obedecer a sus amos?.

Por ahora, los enemigos de la paz para Colombia se han anotado una victoria pírrica, escuálida. Una victoria que más temprano que tarde el pueblo colombiano sabrá revertir para satisfacción de sí mismo y de toda la Región. Desde Venezuela pregonamos que estamos en contra de la violencia en el Planeta y decimos con toda certeza que queremos y practicamos la paz en la Región y a nivel internacional. Es archiduro lograrla, pero la paz es la victoria de los pueblos.

canaimaprofundo@hotmail.com


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