Por Jorge Aniceto Molinari
Hace un tiempo cuando la Presidente de Brasil nombró al
frente del Ministerio de Economía a un economista considerado neoliberal, hubo
desde la izquierda una especie de llamado de atención a que el gobierno estaba
cediendo a la presión de las fuerzas empresariales.
Nosotros señalamos, entonces, desde la humildad de nuestros
conocimientos que Brasil, nunca había salido y no podía salir solo como país de
esa presión.-
El problema es saber en qué marco y de qué manera se ejerce
esa presión.
El mundo empresarial no cambia sus prácticas porque haya un
gobierno u otro, si las cambia en función de cómo conquistar mercados, espacio,
para su actividad.-
El problema, en nuestro conocimiento, es que no tenemos un
dominio claro de cuál es la dimensión y vinculación de ese sistema empresarial,
con el gobierno que en dura pugna ejercen del mundo los complejos empresariales
multinacionales, pero nos consta que ese sistema en menor o mayor grado en cada
país tiene una vinculación predominante, a todas las otras incluida la
política.
Aquí una primera precisión: el sistema político brasileño,
tal vez y sin tal vez, de los más corruptos de los aparatos políticos de nuestra
América, no tuvo la iniciativa política de la destitución de Dilma, sino que
este respondió directamente a la presión de los agentes económicos que se
sienten cada vez más ahogados por la crisis mundial. Eso explica porque antes
ese sistema le respondió Lula y a Dilma y ahora no. No cambió el sistema
político, era corrupto antes y es corrupto ahora, es el resultado de lo que el
sistema capitalista real ha ido creando en el mundo.
¿Pudieron haberlo cambiado Dilma, Lula, pero también Mujica,
Astori, ahora Vázquez, como antes Cristina, Muduro…..etc…..? Nuestra respuesta
es no y no porque no se puedan hacer cosas importantes para la gente como ha
ocurrido con los llamados gobiernos progresistas.
Mujica lo dijo en la ONU –¿se habrá olvidado de sus propias
palabras de setiembre del 2013?- salvo que ahora en lugar de la respuesta a la
crisis mundial abordando un programa universal, nos maneja un mundo de buenos y
malos y de la capacidad para maniobrar, cuando los sistemas políticos de
derecha, de izquierda, de centro siguen a la espera de que la crisis
irreversible que vive la predominancia del modo de producción capitalista pase.
En el caso de Argentina y Venezuela, se ve con mayor
claridad cómo le manejan el valor de la moneda para crear condiciones para imponer
gobiernos que respondan más directamente
a las necesidades del sistema. En estos países se ve más claramente la
contradicción entre el manejo de la moneda y su vinculación con los sectores
empresariales ligados más directamente a estos gobiernos.
En el Uruguay por ejemplo, actores políticos, politólogos,
empresarios vieron en el cambio de gobierno en la Argentina como un respiro
para que se retomara el crecimiento económico, ahora esto mismo lo toman con
mucha más precaución en el caso de Brasil, porque los datos de la realidad en
la persistencia de la crisis mundial son cada vez más alarmantes, empiezan a
sentir que los datos de la realidad no
se pueden revertir atacando el nivel de vida de la gente, que fue en su momento
el motor del triunfo de todas estas corrientes calificadas despectivamente por
nuestros burguesitos como “populistas”, aunque lo van a seguir intentando, como
ocurre hoy con Macri.-
En otra etapa de la historia, la intervención de la
corrientes militares adoctrinadas en la Escuela de las Américas, completaba el
circuito con la represión, ahora esto por lo que vemos a simple vista ya no es
posible (*). Con lo que se pueden hacer acciones como la que lleva adelante el
aparato político en Brasil, pero a la larga no tienen porvenir democrático,
solo puede ser la mayoría necesaria en el senado actual, algo parecido
ocurriría en Argentina ante un proceso electoral que ocurriera hoy.
La derecha empresarial puede como en el caso de Venezuela,
manejar la moneda y los grandes errores y horrores en la conducción económica
para desestabilizar gobiernos, pero su incapacidad para gobernar deviene de la
propia crisis como está ocurriendo ahora en la Argentina.
El problema es que para salir de la crisis se necesitan acciones políticas; la
derecha solo atina a extender la guerra, con el riesgo que ello significa para
la humanidad; la izquierda se reseca en los estatismos –siempre necesarios
coyunturalmente- o en la espera de su turno para administrar la crisis sin
atinar a medidas que realmente la afronten.
Hay una izquierda que nos propone resistir –y está bien-,
pero no alcanza, es necesario unir a lo mejor de la humanidad en un programa
que hoy pasa por dos herramientas centrales: la moneda única universal y un
sistema impositivo basado en la circulación del dinero, dando muerte a los
paraísos fiscales y a los sistema impositivos basados en los impuestos al
trabajo y a las pensiones.
(*) EE.UU. tiene
bases militares por todos lados y es utilizado como el gendarme universal del
modo de producción capitalista, pero tiene en su estructura estadual un
terrible endeudamiento que hace que ya no sea un Estado soberano, esto confunde
a una izquierda que sigue hablando de Imperialismo si entender lo que Lenin
analizaba en su momento.
sipagola@adinet.com.uy
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