Recursos, espacios y territorialidad,
continuidad de la guerra por otros medios
El Sistema Internacional experimenta acontecimientos de gran
atención, por ende coloca en
funcionamiento toda su estructura de control supranacional a través de sus
instituciones y organizaciones. En casi dos décadas, desde 1999, nuevos
actores, acontecimientos, mecanismos y nuevas corrientes que permiten asumir retos dificultosos como
sumarse al reordenamiento; es cuando en el campo de las Relaciones
Internacionales, la diplomacia y la estrategia son elementos fundamentales para
dar continuidad a la contienda, pero también a la existencia y permanencia del
Estado-Nación por la magnitud del riesgo asumido “oponerse”.
En este terreno aunque parezca aislado, guarda relación lo
siguiente “la arquitectura política del mundo está estructurada en buena medida
sobre la base de los hidrocarburos” (Sohr R. 2009), esta contienda no escapa de
este marco, añadiendo que estos recursos al ser el factor de desarrollo
civilizatorio del mundo, obliga a Venezuela a dar las respectivas batallas
allí, en la arena internacional, donde se coloca en juego el petróleo, la
territorialidad, la soberanía y la
autodeterminación. De esto no caben dudas y así debe interpretarse el episodio
que transcurre.
Un episodio donde el accionar de estas organizaciones
supranacionales obliga y requiere de una
política exterior sabias y estratégica como instrumentos de guerra, en el caso particular de
Venezuela, defenderse de la Organización de Estados Americanos. La totalidad y
finalidad de la disputa a que obedece?
Reseñemos lo siguiente:
La Organización de Naciones
Unidas es creada el 24 de octubre 1945 (California, EE.UU.) por 51 países;
pilar fundamental del Sistema Internacional,
que para la fecha debía dar continuidad al proceso de crear un orden
mundial pos Segunda Guerra, una configuración que por su dimensión obligaba crear otras organizaciones
supeditadas a esta; cada una para su dominio especifico, para controlar la
fluidez de capitales a nivel global, Banco Mundial (1944), para generar pasivos
y deudas, el Fondo Monetario
Internacional (1945), así para la
densidad poblacional, la Organización Mundial de la Salud (1948), en esa misma
dinámica, para controlar políticamente
al “Continente Americano”, la
Organización de Estados Americanos, 30 de abril de 1948, en el
llamado “Pacto de Bogotá”, lugar
cuna de la oligarquía suramericana.
Posterior a la creación de estas estructuras de control, la
naturaleza del Sistema Internacional se enfoca en la “Guerra Fría” (1947-1991)
y luego de la caída de la Unión Soviética, se aparenta una pausa a la guerra al
cierre del siglo XX, surgiendo fenómenos geopolíticos y mecanismos de
resistencia en mano de nuevos actores, donde el petróleo pasa a ser un factor
fundamental. Es cuando los eventos del 11 de septiembre del 2001 (World Trade
Center, New York, EE.UU.), justifica dar un giro al mundo en rebelión con una
serie de medidas de peso en los cuales debemos citar los siguientes puntos de
atención.
Un día antes de este evento, la resolución 1367 del Consejo
de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas, dictaba un cese a 78
días de bombardeos por parte de la OTAN sobre
Yugoslavia, la cual desapareció como Estado-Nación, ahora Croacia y Eslovenia. Tres días luego
del 11-S, la resolución 1369 autoriza la
invasión a Eritrea y Etiopia por parte de la OTAN, esto por el control del
estrecho de “Bab el-Mandeb” en el Golfo de Adén por donde ingresa el petróleo
al Mar Rojo y sale por el Canal de Suez rumbo al Mar Mediterráneo para cumplir
el abastecimiento de petróleo a Europa.
El 19 de octubre del mismo año, en menos de un mes, la resolución número 1374 del Consejo de
Seguridad de Naciones Unidas, autorizo
la invasión a Angola, país miembro de la Organización de países Exportadores de
Petróleo (OPEP) y en noviembre de ese
mismo año se modifica con la finalidad de controlar el tránsito marítimo
mundial de mercancías el convenio
“SOLAS” de la Organización Marítima
Internacional y surge el código para la “Protección de Buques e Instalaciones
Portuarias” generando el control pleno sobre el fletamento de Embarcaciones
petroleras.
Lo de más atención, el mismo 11 de septiembre del 2001 es aprobado en sesión especial de la Asamblea
de la Organización de las Estados Americanos, en Lima, Perú “La carta
Democrática Interamericana” como
instrumento que proclama como objetivo principal el “fortalecimiento y
preservación de la institucionalidad democrática” como tipifica su estatuto,
resultando ser que la llegada de
“Chávez” a Venezuela prometía
perturbaciones al “estatu quo” patentado por los Estados Unidos de Norteamérica
en la región, la finalidad real de esta carta fue y sigue siendo, refrenar
actores y países que pretendan excluirse del proceso de configuración al
control político, en este caso para
América. Una vez controlado políticamente estos y otros espacios en el
mundo, se emprendió el plan en las regiones que albergan a países con la mayor
capacidad de producción de petróleo “los países OPEP”, siendo importante citar
eventos que permiten discernir la intención de estos mecanismos.
El proceso de dominación a través de la fuerza debía
continuar, de septiembre a diciembre del 2001, en solo dos meses,
tres resoluciones más del Consejo de Seguridad de la ONU 1378, 1383 y 1386, en fechas 14/11, 6/12 y
20/12 respectivamente, obligaron la invasión a
Afganistán y luego en el 2003 Irak
y Kuwait, dos países OPEP. Bajo este planteamiento debe ser inadmisible dudar
de que dichas pretensiones guarden relación con los recursos energéticos. En el
2018, la “Carta Democrática” se pretende aplicar contra Venezuela y al ritmo de la misma tonalidad se encuentran
Argelia, Angola y Nigeria en conflictos internos al borde de la guerra para la
posterior ayuda humanitaria; cuatro
países OPEP. Debemos preguntarnos.
Sera el petróleo el factor de guerra en las arenas donde
debe prevalecer la diplomacia? La Exxon
Mobil (Rex Tillerson), está explorando en aguas del Esequibo buscando un nuevo
frente de batalla diplomática, el petróleo pasa la barrera de los 70 dólares el
barril, las refinerías del Golfo de
México están amenazadas por el inicio de la
temporada de ciclones y se impone con gran importancia para el mercado de hidrocarburos
el conflicto Irán-Israel.
El 5 de junio del año en curso, luego de varios intentos por perpetrar
acciones en contra de la República Bolivariana de Venezuela, el Secretario de
la Organización de Estados Americanos (OEA)
Luis Almagro, da inicio a una
nueva fase de disputa y controversias políticas donde se pretende dar
aprobación del mencionado instrumento para suspender a Venezuela del organismo,
el no reconocimiento de las elecciones del 20 de mayo y la aceptación de la
ayuda humanitaria, motivos por el cual
el Estado venezolano acciona en el campo de la diplomacia, generando los debates necesarios que argumenten la
existencia de una práctica que viola el
Derecho Internacional que confiere la
potestad a la autodeterminación.
Tomando en cuenta los mecanismos de acciones ejecutados por
esta organización, concatenado con los
eventos ocurridos y fundamentando en la Seguridad y Defensa de la Nación
venezolana, dicho evento debe ser
considerado como la avanzada más contundente en
contra del Gobierno de Venezuela. Podríamos considerar de suma importancia que, el consecutivo triunfo de Venezuela en esta
contienda obedece al apoyo de los países de la Comunidad del Caribe (CARICOM)
donde “Petro Caribe” ha jugado un rol
fundamental, la “petro diplomacia”. Se debe prestar atención a que los resultados
de la votación reflejan la voluntad del
54,2% de los países del continente. No obstante, esta medida requiere de
una Asamblea General Extraordinaria donde se debe obtener 24 votos para dar
cumplimiento a sus objetivos; la territorialidad, los espacios y nuestros
recursos energéticos. Sin lugar a dudas, es el petróleo el factor del conflicto
en el marco de la dinámica internacional, donde Venezuela está obligada a
debatir con altura en el campo de la diplomacia.
Analista internacional
carlosellis1@gmail.com
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