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miércoles, 20 de junio de 2018

Venezuela y la Organización de Estados Americano (OEA)


 Por Carlos Ellis:
 Recursos, espacios y territorialidad,  continuidad de la guerra por otros medios

El Sistema Internacional experimenta acontecimientos de gran atención, por ende coloca  en funcionamiento toda su estructura de control supranacional a través de  sus  instituciones y organizaciones. En casi dos décadas, desde 1999, nuevos actores, acontecimientos,  mecanismos y  nuevas corrientes que  permiten asumir retos dificultosos como sumarse al reordenamiento; es cuando en el campo de las Relaciones Internacionales, la diplomacia y la estrategia son elementos fundamentales para dar continuidad a la contienda, pero también a la existencia y permanencia del Estado-Nación por la magnitud del riesgo asumido “oponerse”.

En este terreno aunque parezca aislado, guarda relación lo siguiente “la arquitectura política del mundo está estructurada en buena medida sobre la base de los hidrocarburos” (Sohr R. 2009), esta contienda no escapa de este marco, añadiendo que estos recursos al ser el factor de desarrollo civilizatorio del mundo, obliga a Venezuela a dar las respectivas batallas allí,  en la arena internacional,  donde se coloca en juego el petróleo, la territorialidad, la soberanía y  la autodeterminación. De esto no caben dudas y así debe interpretarse el episodio que transcurre.

Un episodio donde el accionar de estas organizaciones supranacionales obliga  y requiere de una política exterior sabias y estratégica como instrumentos  de guerra, en el caso particular de Venezuela, defenderse de la Organización de Estados Americanos. La totalidad y finalidad de la disputa a que obedece?  Reseñemos lo siguiente:

 La Organización de Naciones Unidas es creada el 24 de octubre 1945 (California, EE.UU.) por 51 países; pilar fundamental del Sistema Internacional,  que para la fecha debía dar continuidad al proceso de crear un orden mundial pos Segunda Guerra, una configuración que por su dimensión  obligaba crear otras organizaciones supeditadas a esta; cada una para su dominio especifico, para controlar la fluidez de capitales a nivel global, Banco Mundial (1944), para generar pasivos y deudas,  el Fondo Monetario Internacional (1945), así para  la densidad poblacional, la Organización Mundial de la Salud (1948), en esa misma dinámica,  para controlar políticamente al “Continente Americano”,  la Organización de Estados Americanos, 30 de abril de 1948,  en el  llamado  “Pacto de Bogotá”, lugar cuna de la oligarquía suramericana.

Posterior a la creación de estas estructuras de control, la naturaleza del Sistema Internacional se enfoca en la “Guerra Fría” (1947-1991) y luego de la caída de la Unión Soviética, se aparenta una pausa a la guerra al cierre del siglo XX, surgiendo fenómenos geopolíticos y mecanismos de resistencia en mano de nuevos actores, donde el petróleo pasa a ser un factor fundamental. Es cuando los eventos del 11 de septiembre del 2001 (World Trade Center, New York, EE.UU.), justifica dar un giro al mundo en rebelión con una serie de medidas de peso en los cuales debemos citar los siguientes puntos de atención.

Un día antes de este evento, la resolución 1367 del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas, dictaba un cese a 78 días de bombardeos por parte de la OTAN sobre  Yugoslavia, la cual desapareció como Estado-Nación,  ahora Croacia y Eslovenia. Tres días luego del 11-S,  la resolución 1369 autoriza la invasión a Eritrea y Etiopia por parte de la OTAN, esto por el control del estrecho de “Bab el-Mandeb” en el Golfo de Adén por donde ingresa el petróleo al Mar Rojo y sale por el Canal de Suez rumbo al Mar Mediterráneo para cumplir el abastecimiento de petróleo a  Europa.

El 19 de octubre del mismo año, en menos de un mes,  la resolución número 1374 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas,  autorizo la invasión a Angola, país miembro de la Organización de países Exportadores de Petróleo (OPEP)  y en noviembre de ese mismo año se modifica con la finalidad de controlar el tránsito marítimo mundial de mercancías  el convenio “SOLAS”  de la Organización Marítima Internacional y surge el código para la “Protección de Buques e Instalaciones Portuarias” generando el control pleno sobre el fletamento de Embarcaciones petroleras.

Lo de más atención, el mismo 11 de septiembre del 2001 es aprobado en sesión especial de la Asamblea de la Organización de las Estados Americanos, en Lima, Perú “La carta Democrática Interamericana”  como instrumento que proclama como objetivo principal el “fortalecimiento y preservación de la institucionalidad democrática” como tipifica su estatuto, resultando ser  que la llegada de “Chávez” a Venezuela  prometía perturbaciones al “estatu quo” patentado por los Estados Unidos de Norteamérica en la región, la finalidad real de esta carta fue y sigue siendo, refrenar actores y países que pretendan excluirse del proceso de configuración al control político, en este caso para  América. Una vez controlado políticamente estos y otros espacios en el mundo, se emprendió el plan en las regiones que albergan a países con la mayor capacidad de producción de petróleo “los países OPEP”, siendo importante citar eventos que permiten discernir la intención de estos mecanismos.

El proceso de dominación a través de la fuerza debía continuar, de septiembre a diciembre del 2001, en solo  dos meses,  tres resoluciones más del Consejo de Seguridad de la ONU  1378, 1383 y 1386, en fechas 14/11, 6/12 y 20/12 respectivamente, obligaron la invasión a  Afganistán y luego en  el 2003 Irak y Kuwait, dos países OPEP. Bajo este planteamiento debe ser inadmisible dudar de que dichas pretensiones guarden relación con los recursos energéticos. En el 2018, la “Carta Democrática” se pretende aplicar contra Venezuela y  al ritmo de la misma tonalidad se encuentran Argelia, Angola y Nigeria en conflictos internos al borde de la guerra para la posterior  ayuda humanitaria; cuatro países OPEP. Debemos preguntarnos.

Sera el petróleo el factor de guerra en las arenas donde debe prevalecer la diplomacia?  La Exxon Mobil (Rex Tillerson), está explorando en aguas del Esequibo buscando un nuevo frente de batalla diplomática, el petróleo pasa la barrera de los 70 dólares el barril,  las refinerías del Golfo de México están amenazadas por el inicio de la  temporada de ciclones y se impone con gran  importancia para el mercado de hidrocarburos el conflicto Irán-Israel.

El 5 de junio del año en curso, luego de varios intentos por perpetrar acciones en contra de la República Bolivariana de Venezuela, el Secretario de la Organización de Estados Americanos (OEA)  Luis Almagro,  da inicio a una nueva fase de disputa y controversias políticas donde se pretende dar aprobación del mencionado instrumento para suspender a Venezuela del organismo, el no reconocimiento de las elecciones del 20 de mayo y la aceptación de la ayuda humanitaria,  motivos por el cual el Estado venezolano acciona en el campo de la diplomacia, generando los debates necesarios que argumenten la existencia de una   práctica que viola el Derecho Internacional que confiere  la potestad a la autodeterminación.

Tomando en cuenta los mecanismos de acciones ejecutados por esta organización, concatenado con los eventos ocurridos y fundamentando en la Seguridad y Defensa de la Nación venezolana, dicho evento debe ser considerado como la avanzada más contundente en  contra del Gobierno de Venezuela. Podríamos  considerar de suma importancia que, el consecutivo triunfo de Venezuela en esta contienda obedece al apoyo de los países de la Comunidad del Caribe (CARICOM) donde “Petro Caribe” ha jugado un rol fundamental,  la “petro diplomacia”. Se debe prestar atención a que los resultados de la votación  reflejan la voluntad  del  54,2% de los países del continente. No obstante, esta medida requiere de una Asamblea General Extraordinaria donde se debe obtener 24 votos para dar cumplimiento a sus objetivos; la territorialidad, los espacios y nuestros recursos energéticos. Sin lugar a dudas, es el petróleo el factor del conflicto en el marco de la dinámica internacional, donde Venezuela está obligada a debatir con altura en el campo de la diplomacia.

Analista internacional
carlosellis1@gmail.com

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