miércoles, 7 de diciembre de 2016

Fidel, su tiempo y el actual

 Por Julio A. Louis 

Tres reflexiones sobre la praxis de Fidel

Es un creador. En América Latina, las fuerzas socialistas no se apartaban en su teoría y acción de los límites de la democracia liberal. Pero, cuando ésta era rota por fuerzas retrógradas en defensa de sus intereses de clase, parecían inviables otras formas de resistencia, las que una y otra vez habían sido vencidas, como la gesta sandinista (1927-1934) o la “república socialista” de Chile (1932). Fidel, con audacia visionaria, acaudilla acciones como el asalto del Cuartel Moncada (1953) o la expedición del Granma (1956) que ubica a doce combatientes en la Sierra Maestra, actos tipificados de “aventurerismo pequeño burgués” por los teóricos estalinistas. Con Fidel y su guerra de guerrillas se abre una nueva etapa de resistencia anti imperialista, de construcción socialista. Que se hayan intentado reproducir en escenarios que no ofrecían condiciones similares, no es responsabilidad de los cubanos.



El derrocamiento de una tiranía pro imperialista –la de Batista- se realiza por la única vía posible: la violencia revolucionaria, presente como partera de la nueva sociedad a lo largo de los siglos, en revoluciones de signo liberal, la de la independencia de Estados Unidos o la Revolución Francesa, por ejemplo, o de signo socialista como la Revolución Rusa, o la China. Una vez obtenido el poder, la acción contrarrevolucionaria, obliga a mantener la violencia revolucionaria. La cubana no es excepción a todas esas otras revoluciones y pretender la democracia liberal cuando la contrarrevolución aplicaba su violencia, significaba la restauración pro imperialista. El ejercicio del poder revolucionario y la obtención de la hegemonía ideológica no están exentos de errores y pretender que la cubana –como cualquier otra- esté exenta de ellos es desconocer el abc de lo que son las revoluciones.

La creatividad de los revolucionarios cubanos incita a la creatividad de los socialistas del siglo XXI para derrotar al sistema capitalista. Fidel atisba el futuro: “¿Qué tipo de globalización tenemos hoy? Una globalización neoliberal […] ¿es sostenible? No.¿Podría subsistir mucho tiempo? Absolutamente no. ¿Cuestión de siglos? Categóricamente no. ¿Durará décadas? Sí, sólo décadas. Pero más temprano que tarde tendrá que dejar de existir […] ¿cómo se va a producir la transición? No lo sabemos. ¿Mediante amplias revoluciones violentas o grandes guerras? Parece improbable, irracional y suicida. ¿Mediante profundas y catastróficas crisis? Desgraciadamente es lo más probable, casi casi inevitable, y transcurrirá por muy diversas vías y formas de lucha. ¿Qué tipo de globalización será? No podrá ser otra que solidaria, socialista, comunista, o como ustedes quieran llamarla.”      

   Corresponde a las nuevas generaciones dar respuestas a estas interrogantes. Para eso hay que ser consciente que, si el capitalismo no extingue a la humanidad, el modo de producción comunista –tras la transición socialista- ha de triunfar pese a las derrotas habidas y los proto-socialismos degenerados en regímenes opresores, teniendo presente que el modo capitalista se impuso después de siglos de experiencias frustradas, y en un escenario muy diferente de aquel donde surgiera inicialmente en el siglo XVI.
       
 jlui@vera.com.uy 

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